El 21 de junio de 1962 nació una leyenda. Si bien en Occidente se conoce poco o nada de él, movió el espíritu de millones de jóvenes a través de la música, específicamente con el rock.
Víktor Tsoi, una de las últimas celebridades de la Unión Soviética, se crio en Leningrado, actualmente San Petersburgo. Quien fuera hijo de una profesora de educación física rusa y un ingeniero de ascendencia coreana, se convirtió en uno de los compositores más populares de la década de 1980.
Por supuesto, su popularidad estuvo en buena parte dentro del territorio de la URSS. Aunque ello no le impidió tocar con su banda Kinó (“Cine”, traducido del ruso) en Dinamarca, Francia, Italia, y hasta en los Estados Unidos, país en el que el gigante discográfico Capitol Records lanzó el quintó álbum.
Antes de la fama, algunas de sus influencias ya provenían de ese lado de la cortina de hierro, entre ellas David Bowie, The CureBlack Sabbath. Sin embargo, Tsoi remarcó que sus canciones no tenían intenciones políticas. Él solo quería paz y música, según contó en una entrevista que se puede ver en Youtube.
Este tipo de artistas estaban prohibidos en la superpotencia de las 15 repúblicas. Dentro de sus fronteras se los llegó a conocer por un movimiento clandestino característico del momento, que introducía de contrabando las obras extranjeras de manera bastante ingeniosa, como las copias en radiografías.
Así es como se alimentó la rebeldía del cantante de post punk, también inspirado en artistas nacionales como Vladímir Vysotski.
Por otra parte, nada menos que la imagen de Bruce Lee lo motivó a practicar artes marciales, utilizando aquella habilidad en “Игла” (Aguja), una de las películas que protagonizó en 1988. Allí se lo ve luchando contra una mafia de drogas ilegales para ayudar a una vieja amiga.
El compositor en «Aguja», donde mostró sus habilidades marciales. Foto: Archivo
Un año antes actuó en Assa, un largometraje que literalmente gritó el pedido de cambios en plena transición cultural iniciada por Mijail Gorbachov. Por fuera de la pantalla el bloque vivía un tiempo de apertura y reestructuración económica, la Glasnost y la Perestroika.
Y ahí estaba Tsoi, en la pantalla cantando «¡Quiero cambios!» («Хочу перемен!»), una canción que se convertiría en un himno.
Su participación en aquel film provocó el ascenso de su conjunto musical a partir de 1987. Estar en la cima le duró poco al joven, que falleció trágicamente en un accidente. Tenía tan sólo 28 años.
Pero para sus seguidores, la estrella aun resplandece, recordada, entre tantos lugares, en el famoso mural de la calle Arbat de Moscú.
Los primeros pasos en el under de San Petersburgo
Las habilidades de Víktor para el arte eran notables, incluido el dibujo. Pero no se destacó en la escuela, y tampoco llegó a tener un título superior. De hecho su educación formal fue algo inestable, al igual que la relación de sus padres, quienes se divorciaron y volvieron a casarse -al menos- dos veces.
Durante la secundaria,primera banda, llamada “Палата № 6”, que puede traducirse como “Sala N°6”. Posteriormente, ingresó a la escuela de arte de Leningrado V. A. Serov, pero no alcanzó el rendimiento esperado por la institución.
Terminó haciendo un curso de tallador de madera, especializándose en “netsuke”, una tradición japonesa que forma esculturas con ese material.
Contrario a los prejuicios sobre el disruptivo mundo en el que estaba sumergido, trabajó en una sala de calderas de San Petersburgo, donde se lo filmó para el cortometraje «Yya-Khkha», del director kazajo Rashid Nugmanovq. Hoy día en el lugar funciona el club «Kamchatka», visitado por los fanáticos.
Kinó fue una de las bandas más populares en el público soviético durante la década del 80. Foto: Archivo
Considerado también un poeta, empezó a escribir canciones a los 17 años. Y escribió bastante, considerando que fue autor de casi todos los temas de los ocho álbumes de Kinó.
La intervención médica que le permitió seguir haciendo música
Su primer conjunto musical serio lo formó con el guitarrista Alexéi Ribin y el baterista Oleg Valinski. Inspirados en el folk y la new wave, eligieron como nombre Garin y los hiperboloides, en honor a una novela de Tolstoi.
Por ese entonces transcurría la Guerra de Afganistán, y el Ejército Rojo enlistaba jóvenes al servicio militar, habiendo sido uno de ellos Oleg.
Para 1982 el músico ya había creado “45”, el primer álbum de Kinó, junto al único integrante oficial que le quedaba. Pero no estaban tan solos. El famoso conjunto de la época, Aquarium, los ayudó en la grabación y dirección del proyecto.
Poco tiempo después, Rybin dejó el grupo por desacuerdos con Tsoi, dando inicio a una nueva etapa.
En el otoño de 1983, Tsoi ideó un plan para no tener que ir al ejército: fingir un estado depresivo.
«Tenían que cortarle las venas. Maryana (su esposa) había hecho un trato con un conocido para que se lo llevara, pero necesitaban mostrarle algo a la ambulancia… Y Tsoi odiaba la sangre; para él, un corte en el dedo era una tragedia», contó Yuri Kasparyan, integrante de la segunda formación de Kinó.
Finalmente fue ingresado en el hospital psiquiátrico de Pryazhka, en su ciudad natal. De esta manera pasó un mes y medio en la institución, de la que salió «diferente», según su esposa Maryana Kovaleva, con quien tuvo su único hijo, Alexander.
De allí nacieron las canciones Tranquilizador y Ciudad.
La calle Arbat, en Moscú, tiene un mural que es parada obligatoria. Foto: Archivo
Finalmente, los miembros de la banda terminarían siendo Yuri Kasparyanen en la guitarra principal y segunda voz, Georgy Guryanov en la batería, y Aleksandr Titov en el bajo.
Esta segunda formación empezó a hacerse conocida en la primavera de 1985 con un importante reconocimiento. Fueron premiados en el tercer festival del Club de Rock de Leningrado, que gozaba de la legalidad en un contexto prohibitivo para este tipo de movidas artísticas.
La muerte y el legado del creador de Kinó
Víktor Tsoi murió el 15 de agosto de 1990, un año antes de que se desintegrara la Unión Soviética, y en el mejor momento de su carrera. La causa que apagó sus ojos fue un accidente automovilístico en las afueras de Riga, Letonia.
El joven de 28 años tuvo una muerte instantánea luego de chocar contra un autobús, episodio del que no faltaron especulaciones sobre un posible asesinato.
El soviético del Paquete de cigarrillos –una de sus canciones más populares junto a Kukushka– se convirtió a partir de entonces en un “ídolo vivo”.
«Tsoi significa para la juventud de nuestra nación más que cualquier político, escritor o celebridad. Porque nunca mintió ni se vendió (…) es el único artista de rock que no ha disociado su imagen de su vida real, vivió como cantó«, publicó el fatídico día el diario Komsomólskaya Pravda.
El recuerdo más emblemático en toda Rusia quizá sea el mencionado mural ubicado en Arbat, una de las calles más turísticas de Moscú. Pero el país está repleto de sitios que conmemoran su figura.
Un monumento se levantó en el lugar donde murió; se instalaron sitios conmemorativos en varios puntos del país, además de Kazajistán; y en el año 2023 el Banco de Rusia creó una moneda conmemorativa de tres rublos con una imagen del guitarrista.
Formas de recordar al «último héroe» soviético -nombrado así por su canción homónima-, quien entre noches cortas y metas largas hizo palpitar el alma, ofreciendo a los sedientos de rebeldía algo de agua.