Es imposible hacer cualquier referencia a Durban y no remontarse a lo que ocurrió 10 años atrás. En el 50º aniversario del nacimiento de los Pumas, con los héroes del ’65 en las tribunas, la selección argentina conseguía su primer triunfo en la historia ante los Springboks. Recostada sobre el Océano Índico, la tercera ciudad de Sudáfrica en importancia es apreciada por sus extensas playas. Las del norte, particularmente, donde se alojan los Pumas, son las más exclusivas, elegidas por la clase alta sudafricana. Un enclave que, más allá de las derrotas en los dos partidos posteriores allí, les sienta bien a los argentinos.
El crecimiento de la selección albiceleste en los 50 años que pasaron desde la victoria sobre Junior Springboks en el Ellis Park de Johannesburgo, que marcó el bautismo de Pumas por parte de la prensa sudafricana, es similar al que se produjo en los siguientes 10. Primero, pasó de ser un equipo marginal a uno competitivo y empezó a jugar más asiduamente con las potencias. El ingreso al Rugby Championship fue el impulso que necesitaba para ser uno de los fuertes de este deporte y, después de 14 años, finalmente se posiciona como candidato relevante.
Este sábado a las 12.05 de Buenos Aires, los Pumas se enfrentarán con los vigentes bicampeones del mundo teniendo la chance de llegar a la última fecha en posición de jugar por el trofeo del Rugby Championship más parejo de la historia. Necesitan ganar y luego revalidar ese triunfo en la revancha, siete días más tarde, partido en que la Argentina cedió la localía para jugar en Twickenham. Misión más difícil no se consigue, pero lo que en 2015 habría parecido una utopía, hoy entra en el terreno de lo factible.
Los Springboks están en una posición similar y aspiran a defender la corona del hemisferio Sur. Cuentan con la ventaja de jugar en su casa, en un escenario, el Kings Park, que tiene algunas reminiscencias de la Bombonera: capacidad para 52.000 espectadores en tribunas muy altas dispuestas de forma casi vertical, aunque simétricas, con una acústica que amplifica el aliento de uno de los públicos más fervorosos del país. Sin embargo, su paso por el certamen viene siendo irregular, lejano a la solidez imperial que los sudafricanos habían adquirido en los dos años anteriores.
Acaso por esto el entrenador Rassie Erasmus, que venía cambiando el equipo de manera radical entre partido y partido, disponga casi la misma alineación inicial que consiguió una victoria histórica contra los All Blacks en Wellington (43-10). Las únicas dos modificaciones son por lesiones, y en todo caso potencian a la selección verde, ya que regresan Eben Etzebeth y Damian de Allende. Felipe Contepomi anunciará la formación de los Pumas a las 12 del mediodía del jueves. Se aguarda por el regreso del apertura Tomás Albornoz, ausente de los últimos dos partidos por una operación en una mano.
Durban es la ciudad cabecera de la provincia de Natal, noreste de Sudáfrica. Una región que guarda una estrecha relación con el rugby argentino. De allí era Izaak van Heerden, el entrenador que asistió a los Pumas en la gira del ’65. En el combinado provincial, hoy Sharks, jugaron Jorge Allen, Federico Méndez (campeón de la Currie Cup en 1996), Nicolás Fernández Miranda (actual entrenador de los Pumitas) y Juan Martín Hernández.
Esta es la penúltima escala de una larga gira de cinco semanas que comenzó hace 20 días en Queensland, continuó en Sydney y, el miércoles de la semana pasada, se trasladó a Durban. Un periplo desgastante, por los viajes y la intensidad de los partidos, pero también de esos que sirven para amalgamar al grupo y que, lejos de las distracciones, le dan al staff de entrenadores la posibilidad de trabajar con tiempo cuestiones técnicas y tácticas.
Todavía repiquetean en la memoria el hat-trick de Juan Imhoff, la actuación del Chelo Bosch (try, penal kilométrico y drop), la puntería de Juan Hernández y la entrega de todo el equipo para defender la victoria de 2015 hasta el final, así como la emoción de todos los sobrevivientes del plantel del ’65 en las tribunas, con Héctor ‘Pochola’ Silva a la cabeza.
En el seleccionado permanecen apenas tres jugadores de aquel equipo que se impuso por 37-25 en lo previo al Mundial Inglaterra 2015, en el que finalizarían cuartos: Julián Montoya, Pablo Matera y Guido Petti Pagadizábal. Desde entonces, los Pumas jugaron dos veces más en el Kings Park: la derrota de 2018 por 34-21, en el debut de Mario Ledesma como entrenador de los Pumas, y la caída de 2022 por 38-21, con Michael Cheika en la conducción. Dos partidos de resultado mentiroso, ya que se resolvieron sobre el final.
Antes, la selección argentina había jugado tres veces en Durban, aunque frente a conjuntos provinciales. La última había sido durante la gira de 1971, cuando Argentina XV derrotó a Natal por 11-6. La anterior, en el famoso tour del ’65, cuatro días después del célebre 11-6 en Ellis Park que marcó el nacimiento de los Pumas: fue victoria por 24-14 ante Natal Country District. Al mismo tiempo, los Springboks no tienen un gran registro en Durban: en los últimos 10 test matches en el Kings Park fueron derrotados por Irlanda, Nueva Zelanda (57-15), Australia y los Pumas.
Desde aquel éxito de 2015, no obstante, Argentina no volvió a derrotar a Sudáfrica como visitante. Las tres triunfos que se sucedieron fueron en casa: en 2016 en Salta, en 2018 en Mendoza y el año pasado en Santiago del Estero. El ascenso, hasta este momento idílico, no fue siempre progresivo. Hubo avances y retrocesos, momentos de éxtasis y otros de ostracismo.
El primer triunfo en Sudáfrica, hace una década
Diez años atrás, vencer a los Springboks era factible, pero no dejaba de ser inusual. Todavía con mucho por mejorar, los Pumas se ubican hoy cerca de las máximas potencias. En algunos aspectos del juego, como la dinámica del ataque, por encima. En otros, como la consistencia, con camino por recorrer. Enfrentarse con los bicampeones del mundo (Japón 2019, Francia 2023) implica que la derrota es una posibilidad concreta. Si, en cambio, los de celeste y blanco consiguen la victoria, ya no será una sorpresa. Y menos en Durban, una ciudad que les sienta bien.