El jengibre es un alimento milenario que desde la antigüedad fue utilizado como planta medicinal en distintas culturas por sus múltiples propiedades curativas. A pesar del paso del tiempo, esta raíz conserva intactos muchos de sus beneficios y hoy se consume en todo el mundo, especialmente en forma de infusión. En la actualidad, son muchos los que se preguntan cuáles son los beneficios del té de jengibre y qué dice la ciencia al respecto.
El jengibre (Zingiber officinale) es una planta originaria del sudeste asiático que pertenece a la familia de las zingiberáceas, la misma que agrupa al cardamomo y a la cúrcuma. Se caracteriza por crecer en forma de rizoma horizontal, de donde se extrae la raíz que se consume como especia o infusión.
Nueve beneficios del té de jengibre
De acuerdo con el sitio especializado Johns Hopkins Medicine, el primer gran beneficio del té de jengibre es su capacidad para favorecer la digestión. El gingerol, uno de los compuestos bioactivos más importantes de esta raíz, estimula la motilidad gastrointestinal y acelera el vaciado gástrico. Esto permite que los alimentos pasen más rápido al intestino, evita la sensación de pesadez y mejora la absorción de nutrientes.
Otro de sus usos más populares es el alivio de las náuseas. El té de jengibre se emplea tanto en pacientes que atraviesan quimioterapia como en mujeres embarazadas, ya que reduce los malestares sin necesidad de recurrir a fármacos. De hecho, la Academia Estadounidense de Obstetricia y Ginecología lo reconoce como un remedio natural seguro y efectivo frente a las náuseas matutinas.
Además, esta infusión ayuda a combatir la hinchazón y los gases. Al mejorar la digestión, reduce la fermentación intestinal y alivia molestias como la distensión abdominal y el estreñimiento, lo que aporta una sensación de ligereza después de las comidas.
El jengibre también protege frente al desgaste celular gracias a su aporte de antioxidantes. Estas moléculas neutralizan los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro y de diversas enfermedades crónicas, lo que fortalece la salud a largo plazo.
Entre sus múltiples propiedades se encuentra su potencial efecto antiinflamatorio. El jengibre contiene más de 400 compuestos naturales, algunos de ellos con acción directa sobre la inflamación. Por eso, se estudia su impacto en afecciones como la artritis reumatoide o ciertos problemas respiratorios, donde podría funcionar como complemento de los tratamientos médicos.
En cuanto a la salud cardiovascular, el té de jengibre también ofrece beneficios relevantes. Consumido con regularidad, puede contribuir a controlar la presión arterial, mejorar la circulación sanguínea y reducir el colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”, favoreciendo así el cuidado del corazón.
El sistema inmunológico también se ve fortalecido con esta infusión. Sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias actúan como defensa natural frente a resfriados, gripes e infecciones menores, lo que convierte al té de jengibre en un aliado de primera línea en temporadas frías.
Otro punto a destacar es su aporte al control de la glucosa en sangre. Estudios recientes señalan que el jengibre mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a estabilizar los niveles de azúcar, lo que lo hace útil en la prevención y manejo de la diabetes tipo 2. Un estudio publicado en la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos sugiere que el jengibre puede ayudar a prevenir algunos de los desórdenes metabólicos asociados con dietas altas en grasas: ganancia de peso, resistencia a la insulina, hígado graso e inflamación.
Por último, el jengibre puede aliviar dolores menstruales y musculares gracias a su efecto analgésico y antiinflamatorio. Muchas mujeres lo utilizan como un remedio natural para reducir los cólicos menstruales, y también puede ser beneficioso para quienes sufren molestias tras la actividad física.