Brilla por su ausencia Miguel Angel Russo en el banco y también, el juego de un equipo que empieza a flaquear, justo cuando parecía haber despegado después de la peor racha sin victorias en 120 años de historia. Y puede que no esté relacionada la licencia médica de su entrenador con el resultado, una derrota que pega duro internamente. Sin embargo, es una muestra gratis del momento que se vive en Boca.
Hay un líder que responde dentro de la cancha -de Leandro Paredes se trata- pero afuera no hay buenas señales. Ni de la cabeza del club, Juan Román Riquelme, ni del técnico que no puede estar de cuerpo presente, ni del alterno Claudio Ubeda, que hizo cambios que parecieron más pensados en rescatar del ostracismo a algunos jugadores que en la necesidad del partido.
Entonces, el gol que encuentra Abiel Osorio en el final, justo frente a esa tribuna cargada de hinchas xeneizes, es un cachetazo a la realidad. Boca no era la reencarnación de su versión de los 2000 cuando venció a Independiente Rivadavia, Banfield y Aldosivi. Y ahora que empató con Rosario Central en Arroyito, con Central Córdoba en la Bombonera -después de ir ganando 2 a 0- y que perdió con Defensa y Justicia, ¿qué es?
En principio, lo que se vio en Florencio Varela fue un equipo que depende demasiado de la inspiración de Paredes, que acumula demasiados pases y que está frágil atrás, sobre todo en la pelota detenida. Sin ir más lejos, el gol de la victoria del Halcón llegó gracias a un tiro libre notablemente ejecutado por Alexis Soto y un anticipo de Osorio, de cabeza, que aprovechó un error de Agustín Marchesín. El arquero fue responsable, claro, en los dos gritos locales. Primero, por el penal que le cometió al propio “7”. Después, porque no salió a cortar el centro.
Milton Giménez tuvo un par de chances pero le faltó pólvora. Foto: Fernando de la Orden.
Lo mejor se vio en el complemento, cuando se produjeron las mejores situaciones. A pesar de tener muy poco tiempo la pelota, Defensa tuvo tres claritas en el arranque. Un bombazo cruzado de Ezequiel Cannavo que reventó el travesaño y dos tapadas de Marchesín, casi de inmediato. Primero, con un tiro de media distancia de Saltita González que mandó al córner. Y de ese tiro de esquina, un cabezazo ante Osorio, casi abajo de su arco.
Boca fue previsible, lento y con muy pocas variantes ofensivas. Le costó mucho profundizar. Manejaba la pelota Paredes a bordo de su elegancia, tocaba corto para intentar apoyarse en sus compañeros y obligar la salida del rival, y buscaba filtrar para Juan Barinaga -casi siempre- o Lautaro Blanco. Los laterales desbordaron, pero sin centros precisos.
Mariano Soso, técnico de Defensa. Su equipo fue ordenado y paciente, y se llevó un premio grande. Foto: Fernando de la Orden.
Y tampoco se probó demasiado de media distancia, apenas en el comienzo del partido, cuando Miguel Merentiel sacudió desde 20 metros y Enrique Bologna bloqueó el tiro con agilidad y firmeza. El uruguayo se sintió incómodo, demasiado forzado a la izquierda. Milton Giménez tampoco rindió. Tuvo una chance que definió mal, a partir de un error forzado de Rafael Delgado. No hubo rebeldía de los extremos, que volantearon demasiado y no fueron punzantes. Ni Brian Aguirre ni Alan Velasco se destacaron. Ni por derecha ni por izquierda, porque ambos rotaron posiciones.
Defensa y Justicia prescindió de la pelota, del protagonismo y solo propuso orden y concentración. La línea de cinco no se desarmó porque Cannavo y Soto pasaron muy poco al ataque en el primer tiempo. Los volantes recuperaron en cuentagotas y los dos atacantes estuvieron más ocupados en presionar a Paredes y Rodrigo Battaglia que en enfocarse en el arco de Marchesín. Los locales solo inquietaron con un par de pelotas paradas, pero no pararon al arco en esos descartables cuarenta y cinco minutos.
Velasco fue titular pero no pudo cambiar su flojo presente. Foto: Fernando de la Orden.
En el complemento, Velasco lo perdió abajo del arco de Bologna y Ubeda empezó a meter mano en el banco. Ingresaron Kevin Zenón, Ander Herrera y Lucas Janson, futbolistas que parecían extraviados. William Alarcón no hizo la diferencia, pero sí la salida de Merentiel. ¿Por qué el técnico alterno decidió sacar un delantero?
Todo se encaminaba a un cero a cero hasta que Marchesín cometió su primer error. El VAR convocó a Jorge Baliño, pero se mantuvo firme y llegó el gol de Osorio de penal. Enseguida, Kevin Gutiérrez quiso rechazar y se llevó puesto a Herrera. El árbitro no dudó, pero debió amonestar por segunda vez al volante. Paredes canjeó por gol.
La salida de Boca tras la derrota. Foto: Fernando de la Orden.
Pero quedaba una bola más en la noche de Florencio Varela. Volvió a fallar Marchesín y Osorio cabeceó en soledad. Fue el golpe definitivo para Boca, que sumó 2 puntos de los últimos 9 y fue superado en la tabla anual, la única vía para llegar a la Libertadores, esquiva los últimos dos años.