Misiones
Cara de Ozempic”: los efectos estéticos tras la pérdida de peso y la importancia del control médico
En el último tiempo, medicamentos como la semaglutida comenzaron a ocupar un lugar central en los tratamientos para la pérdida de peso. Si bien fueron diseñados originalmente para personas con diabetes tipo 2, su uso se extendió a pacientes con obesidad por la capacidad de generar saciedad y facilitar una reducción significativa en la ingesta de alimentos. Sin embargo, junto con el entusiasmo por los resultados en la balanza surgió un nuevo fenómeno estético que se vuelve tendencia en redes sociales: la llamada “cara de Ozempic”.
Este término se utiliza para describir los cambios visibles en el rostro tras una pérdida de peso rápida. La disminución abrupta de grasa subcutánea y la reducción en la producción de colágeno pueden provocar flacidez, arrugas más pronunciadas, sequedad y una apariencia envejecida. Los especialistas advierten que no se trata de un efecto directo del medicamento, sino de las consecuencias fisiológicas de adelgazar de manera acelerada y sin un acompañamiento integral.
El cirujano especialista en obesidad, Eduardo Carrozzo explicó que los fármacos de este tipo “son efectivos, pero no mágicos: funcionan siempre y cuando estén indicados en la dosis correcta, acompañados de actividad física y bajo control médico”. Señaló además que su acción se basa en enlentecer el tránsito intestinal, lo que genera sensación de saciedad y, en consecuencia, un menor consumo de alimentos. Pero, aclaró, los resultados a largo plazo dependen de cambios de hábitos y de la incorporación sostenida de ejercicio físico.
A su vez, destacan que la principal preocupación es que muchas personas inician estos tratamientos sin supervisión adecuada. Al no trabajar en paralelo la tonificación muscular ni la salud de la piel, el descenso abrupto puede derivar en un rostro que aparenta más años de los que tiene. Según explican, la pérdida de volumen facial genera un envejecimiento prematuro que luego requiere intervenciones estéticas adicionales.
En este contexto, Carrozzo subrayó que “el paciente debe estar bien tratado y monitoreado, porque si no hace actividad física y no sigue controles, los resultados pueden ser insatisfactorios o incluso riesgosos para la salud”. La advertencia apunta tanto a la dimensión médica como a la estética: un plan mal implementado puede frustrar a quienes buscaban mejorar su calidad de vida y autoestima.
El fenómeno pone sobre la mesa un debate más amplio sobre las expectativas sociales en torno a la delgadez y los riesgos de buscar soluciones rápidas sin tener en cuenta el impacto integral en la salud. Lejos de una receta mágica, estos medicamentos deben ser una herramienta dentro de un abordaje médico multidisciplinario que combine nutrición, ejercicio, controles periódicos y, en algunos casos, apoyo psicológico.
0%
0%
0%
0%
0%