En Fort Lauderdale, Florida, como en el resto de Estados Unidos, los relojes volverán a moverse y con ellos también las rutinas. El esperado ajuste horario marcará el final de las largas tardes de verano y el inicio de jornadas más cortas, cuando casi todo el país norteamericano abra paso al horario estándar.
Cambio de hora en EE.UU.: fecha exacta del fin del horario de verano 2025
En 2025, el fin del esquema de verano está fijado para el domingo 2 de noviembre a las 2 hs. Ese día todos los dispositivos que marcan el tiempo se deben atrasar, para dar comienzo el sistema estándar, que se extiende durante los meses más fríos, según explican en el sitio oficial del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés).
De esa forma, acaba el régimen de verano, conocido como daylight saving time (DST, por sus siglas en inglés), que consiste en adelantar los relojes una hora entre marzo y noviembre. Según el Departamento de Transporte de EE.UU. (DOT, por sus siglas en inglés), la medida busca aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo de energía.
¿Cómo impacta esta modificación en la rutina y los dispositivos?
La transición genera ajustes en vuelos, transporte y las jornadas laborales. También influye en el descanso: al volver a la modalidad estándar, se ganan 60 minutos adicionales de sueño.
Los dispositivos sincronizados con el NIST, corrigen los marcadores de tiempo en forma automática. Los relojes controlados por radio reciben la señal oficial del instituto y se actualizan solos. Sin embargo, algunos modelos fabricados antes de 2007 pueden presentar fallas, ya que conservan las reglas anteriores. En esos casos es necesario ajustarlos manualmente o consultar al fabricante para una actualización.
Los riesgos de modificar el reloj dos veces al año
Un análisis de Stanford Medicine, publicado en el sitio de la institución el 15 de septiembre de 2025, advirtió que la práctica de adelantar y atrasar los relojes dos veces al año no solo resulta incómoda, sino también dañina para la salud.
La investigación, dirigida por el profesor Jamie Zeitzer junto a la bioingeniera Lara Weed, evaluó cómo diferentes políticas de tiempo afectan al ritmo circadiano, el ciclo biológico de aproximadamente 24 horas que regula procesos vitales como el sueño, la energía y el sistema inmunológico.
Los expertos compararon tres escenarios: mantener los cambios de estación, establecer de manera permanente el horario estándar o sostener el de verano durante todo el año. Los resultados mostraron que el estándar es el que genera menor “carga circadiana”, es decir, menos desajuste entre el reloj biológico y la exposición real a la luz.
Bajo este esquema, el modelo estima que podrían evitarse 300 mil accidentes cerebrovasculares y 2,6 millones de casos de obesidad cada año en Estados Unidos.
El huso de verano permanente, en cambio, alcanzaría cerca de dos tercios de esos beneficios, con la prevención de unos 220 mil casos de ACV y 1,7 millones de personas con obesidad. Mantener los ajustes estacionales —la práctica vigente— resultó ser la opción menos saludable.
Zeitzer señaló: “Encontramos que quedarse en horario estándar o en horario de verano es mucho mejor que cambiar dos veces al año”. Además, recordó que las organizaciones médicas más influyentes, como la American Academy of Sleep Medicine y la American Medical Association, respaldan la adopción de un esquema fijo durante todo el año, en especial el estándar, que prioriza la luz en las mañanas.
La investigación utilizó datos de exposición solar y prevalencia de enfermedades provistos por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).