Un ganador implacable y un campeonato que ya tiene dueño, el saldo del Gran Premio de Singapur. George Russell se tomó desquite de la frustración de dos temporadas atrás en el circuito de Marina Bay y firmó su segundo triunfo en el calendario, el quinto en la Fórmula 1. McLaren selló el primer objetivo del año al conquistar el trofeo entre los Constructores con seis grandes premios para el desenlace del curso: el décimo en la historia del equipo con sede en Woking, que quedó a seis de Ferrari y que no firmaba un doblete desde 1991, con la alineación que conformaron Ayrton Senna y el austríaco Gerard Berger.
El festejo en el podio del conjunto, con Zak Brown y el ingeniero Andrea Stella como ejes del logro y artífices de este extraordinario presente, contrastó con la tensión que se presentó en el comienzo de la carrera, con el roce entre Lando Norris y Oscar Piastri que desató varios intercambios en la comunicación de las radios entre los pilotos y el muro. “¿Está bien que Lando me haya sacado o haremos algo?”, el comentario de Piastri, el punto álgido de la charla con 61 vueltas por delante.
Increíble: se tocaron NORRIS y PIASTRI en la largada…
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— SportsCenter (@SC_ESPN) October 5, 2025
El 18vo episodio del año descubrió a Russell en modo imperial a partir de la prueba de clasificación, con dos vueltas estratosféricas en la Q3, con la que derrumbó las intenciones del resto de pulsear por la pole. El británico, apenas concluyó la fantástica tarea, apuntó a Max Verstappen (Red Bull Racing) como el rival a controlar, por encima de las dos espadas de McLaren.
La alarma se encendió con los autos en la grilla, con el tetracampeón calzado con neumáticos de compuesto blando –más veloces, aunque se degradan con más rapidez-, frente a los medios que eligió Mercedes para iniciar la batalla. Rivales que confrontan en la pista y también en la exposición de sus ideas, la adversidad no tuvo espacio para componer un nuevo capítulo: Russell marcó un ritmo frenético, con una ventaja de medio segundo por vuelta y le quitó interés al espectáculo, que invitó a mirar con atención lo que se desarrolló a su espalda.
“Esta pista no fue mi mejor amiga en el pasado, en particular después de lo que pasó hace un par de años, que fue una oportunidad perdida. Creo que hoy lo compensamos. No sabemos de dónde viene este rendimiento, pero estoy contentísimo”, apuró Russell, que hizo referencia al accidente que protagonizó en 2023, a tres giros del final, cuando perseguía a Norris, y al funcionamiento de Mercedes, un auto que no se nivela, pero que en Singapur no enseñó fisuras.
El segundo éxito del británico en el calendario –ganó también con contundencia en el GP de Canadá- reafirma que se trata de su mejor performance desde que se incorporó a la estructura de Brackley, en 2022. La estadística lo avala: top five en el clasificador en 15 de los 18 grandes premios. La victoria es un plus a favor en las negociaciones que mantiene con la escudería para extender el vínculo.
Con 13 puntos, McLaren se aseguraba el título entre los Constructores en Marina Bay. Una aventura opuesta a la que desarrolló el año pasado, con una remontada de ensueño para imponerse por 14 unidades sobre Ferrari. Este año, el modelo MCL39 marcó el pulso –ganó 12 de los 18 grandes premios- y ponerle fecha a la conquista era la incógnita que se develó en Singapur. Pero antes de la celebración, el manual de las Papayas Rules entró en crisis con el incidente entre Norris y Piastri en la Curva 3, apenas se apagaron los cinco semáforos rojos.
Los 25 puntos de ventaja con los que el australiano arribó a la cita, por sobre su compañero de garaje, empujaron a Norris a desatar un ataque desde el principio: el británico largó quinto, justo por detrás del puntero del Mundial de Pilotos. De modo agresivo cumplió con la promesa de acortar la brecha y para eso tomó cada centímetro de la pista: se filtró por el interior, llevó a Piastri contra el muro y llegó a rozar el auto de Verstappen, lo que provocó que el endplate izquierdo se dañara, aunque no le quitó rendimiento aerodinámico al coche N°4.
“Estaba un poco deslizante la pista, había agua… Creo que fue una buena maniobra, así son las carreras”, explicó Norris, que en la qualy recibió quejas de Verstappen por interferir en una vuelta rápida.
Puntero del campeonato, Piastri se quejó ante su ingeniero Thomas Stallard por la maniobra, aunque desde el muro pretendían que se focalizara en la carrera, mientras resolvían cómo actuar. La dirección de carrera anotó el incidente, pero inmediatamente anunció que no sería investigado y así cerró el caso. McLaren le explicó al piloto que “se investigaría internamente”, palabras que no convencieron al australiano.
Desdibujado, fuera de ritmo, el cuarto puesto era un limbo: Norris estaba lejos de su alcance y el puesto no corría riesgo. El desánimo se replicó cuando fue consultado sobre la posibilidad de calzar gomas blandas en el caso de un ingreso del Auto de Seguridad –Singapur es una carrera con altísimo porcentaje de Safety Car, debido a accidentes, aunque esta vez no ocurrió-, y una lacónica respuesta en la que dejó todo en manos del equipo expuso la frustración que envolvía a Piastri.
El resumen del Gran Premio de Singapur
Los desajustes no terminarían ahí, porque el pit stop resultó excesivamente lento y hundió un poco más a un piloto que no necesitaba nuevos contratiempos. La parada en boxes demandó 5,2 segundos y la dificultad se presentó en el neumático trasero izquierdo. Piastri sufrió lo que venía siendo una constante para Norris, al que los desastrosos pit stop del equipo provocaron que en el GP de Italia saliera la orden para que Piastri cediera el puesto para enmendar lo que fue un error del conjunto.
“Orgulloso por todo el equipo por conseguir el objetivo. La largada la quiero ver en detalle”, el breve comentario que ensayó el puntero del campeonato, que ahora lidera con 23 puntos por encima de Norris, mientras que Verstappen recortó a 63 la desventaja, con seis grandes premios y dos Sprint Race hasta el final del calendario.