“Convertirnos en padres es uno de los desafíos más grandes que podemos abordar de forma consciente, y uno de los más importantes es navegar el complejo mundo de las emociones: las nuestras como adultos y las de ellos, que todavía no saben cómo manejarlas”, dice a Clarín Melina González Paulos, especialista en desarrollo infantil y vínculo materno-infantil.
La serie australiana Bluey (disponible en Disney+) se convirtió en un fenómeno y atrae la atención de chicos y grandes. Con humor y ternura, muestra que la infancia es un terreno donde se cruzan aprendizajes y frustraciones, alegrías y despedidas.
Los personajes no son unidimensionales: Bandit y Chilli -el papá y la mamá de Bluey y Bingo, las cachorritas protagonistas- son padres súper presentes y alegres; se ocupan de convertir la vida en un juego para sus hijas pero, a la vez, hay capítulos donde se los muestra cansados, sobrepasados de las tareas diarias y sin ganas de jugar. Igual que nos pasa en la vida real…
La serie australiana Bluey atrae la atención de chicos y grandes.
Las niñas, a su vez, son simpáticas, divertidas y disfrutan mucho de jugar y, a la vez, hay situaciones en las que se encaprichan, se enojan y no hacen caso a los pedidos de los padres. De nuevo, similar a lo que suele ocurrir en cualquier hogar con niños…
Esta identificación que logra la serie puede funcionar como puntapié inicial como para poner las emociones de manifiesto, y hablar con los chicos de temas más difíciles. Varios capítulos de Bluey pueden ayudar.
3 capítulos para explicar que las mamás también necesitan tiempo
Con humor y ternura, muestra que la infancia es un terreno donde se cruzan aprendizajes y frustraciones.
Un capítulo muestra a la mamá rogando por “20 minutos” para estar sola y le explica a Bluey que criar hijos no es un trabajo fácil (“Perro oveja”, Temporada 3, Episodio 11), mientras en otro, pide tiempo para leer un rato tranquila en la playa, pero aparece la contradicción de que, cuando logra, ¡no sabe qué hacer con su tiempo “libre”! (“Descanso”, de la Temporada 3, Episodio 40) Cualquier similitud con la realidad no es pura coincidencia…
En otro episodio, permanece en la puerta de calle pidiéndoles una y otra vez a sus hijas que se preparen para salir de casa para ir al parque, pero ellas encuentran continuamente nuevas distracciones para no cumplir con el pedido. Su frustración se hace sentir del otro lado de la pantalla («Geco pegajoso«, Temporada 2, Episodio 12).
Para González Paulos, estas escenas son valiosas porque muestran que los adultos también tienen límites. “Es importante que los chicos vean que sus padres sienten cansancio, frustración o enojo. No los debilita, al contrario: les enseña que todas las emociones son válidas y que se pueden expresar de manera respetuosa”, sostiene.
Bluey puede funcionar como una herramienta útil en la crianza.
Enseñanzas valiosas para la vida
La serie -cuyo primer largometraje, Bluey, la película, fue anunciado para agosto de 2027- busca ser un reflejo de la realidad diaria de los hogares desde la perspectiva de la crianza respetuosa y consciente. Por ejemplo, las dificultades al enseñarles a las hijas la importancia de no acumular cosas en casa y ayudar a quien más lo necesite donando por ejemplo juguetes (“El Sr. Monkeyjocks”, Temporada 2, Episodio 48).
En esa línea, la pediatra Evangelina Cueto resalta que hablar de emociones no es un detalle secundario: “Cuando un adulto se sienta a conversar, no solo habilita la expresión emocional, también refuerza la idea de que los sentimientos de los chicos valen, que no son un problema a ocultar. Y, sin darnos cuenta, les enseñamos algo fundamental: que la vulnerabilidad no es sinónimo de debilidad, que mostrar lo que nos pasa puede ser una forma de fortaleza”.
Es útil pensar la forma en que la familia Heeler aborda la frustración infantil.
Para hablar de límites
Otro de los episodios logra poner de manifiesto las contradicciones de Bandit al pedirles a las chicas que se bañen, y su frustración cuando no le hacen caso, preguntándole por qué les da “órdenes”. El papá lo resuelve con la ayuda del GPS: no sigue las “órdenes” del GPS en forma deliberada, por lo que no llega a destino y se pierde en la ciudad (“Muestra y cuenta”, Temporada 3, Episodio 42). Una forma práctica y concreta de enseñar la importancia de los límites.
Para González Paulos, estas escenas también son un recordatorio para los adultos: “Muchas veces pretendemos que los chicos nos escuchen de inmediato, pero no pensamos en el modelo que damos. Bluey refleja con ternura esas incoherencias y nos invita a revisarnos como padres”.
Aquí, los mapadres rara vez desestiman o ignoran la frustración de sus hijas.
Las emociones, en el centro de la escena
En el capítulo «Copiando» (Temporada 1, Episodio 38) se aborda el tema de la muerte y la pérdida. Allí, Bluey y Bandit encuentran un pájaro herido. A través del juego, Bluey imita a su padre llevándolo al veterinario, pero el pájaro no sobrevive. “El capítulo no evade la tristeza, sino que la aborda con compasión. Nos enseña a los adultos la importancia de validar el dolor de los niños, y cómo pueden procesar la pérdida a través de la imitación y el juego, una forma natural de entender y asimilar emociones difíciles”, dice Melina a Clarín.
Para ella, “la clave está en convertir la conversación sobre las emociones en una parte natural de la vida diaria, no en una lección formal. Esto se logra con la validación y el nombramiento. Cuando tu hijo se sienta feliz, enojado, triste o frustrado, ayúdalo a ponerle un nombre a ese sentimiento. Puedes decir cosas como: ‘Veo que estás muy contento porque vamos al parque’ o ‘Parece que estás enojado porque tu juguete se rompió’. Al hacer esto, te estás enseñando a reconocer lo que siente y le transmites que todas las emociones son válidas”.
Además Gonzalez Paulos rescata que, aunque no aprobemos su comportamiento, podamos estar disponibles física y emocionalmente para ellos es clave: “Entiendo que estés enojado, pero ésta no es la forma, lo que sí podés hacer es… descargar tu enojo en el almohadón, llorar a upa mío, respirar”.
“Ofrezco mi contención y afecto, aún cuando su conducta no sea la apropiada. Esto les habla que el amor de papá y mamá es incondicional y, a su vez, es un amor que pone límites mientras educa”.