Cuando en abril Scott Bessent estuvo por 12 horas en Buenos Aires, muchos de los empresarios que se reunieron con el poderoso secretario del Tesoro intuyeron, por sus preguntas, que algo se estaba incubando.
La determinación que mostró Bessent el último jueves en su ayuda a la Argentina les dio la razón. Definitivamente, trasciende ese paquete con un swap de US$20.000 millones e intervenciones directas en el mercado de cambios. Sería parte de una nueva arquitectura financiera para un mundo que cambió.
En la feroz disputa que mantienen Estados Unidos y China, Washington parece adoptar la religión del Banco Central Europeo cuando acude a la ayuda de sus amigos. Y esta vez con una medida de magnitud que no solo piensa en el mercado sino también en los votos para que continúe la política de su gran aliado en la región, Javier Milei.
Lo que asomó sorpresivamente el último jueves muestra un nuevo ejercicio por parte del Tesoro de Estados Unidos en medio de estos vientos huracanados.
En su tuit, el secretario del Tesoro lo dice claramente: “el único que puede actuar con rapidez en una crisis de liquidez es el Tesoro”. Y así lo hizo.
De sus tiempos como financista en fondos de alto riesgo, Bessent conoce como pocos al mercado. Tuvo ese trabajo de vértigo con Key Square Group, una firma de inversión luego de haber estado codo a codo con George Soros.
Fue en ese ámbito que conoció a Luis Caputo, que se desempeñaba en el JP Morgan, y especialmente a José Luis Daza, actual viceministro de Economía. Daza estaba al frente de QFR, otro fondo de cobertura, junto al físico Demian Reidel, actual asesor del Presidente, y el economista David Sekiguchi.
Pero con la intervención sorpresiva del último jueves con la venta de dólares a través del Santander, el Citi y el JP Morgan, el mensaje implícito del Tesoro fue: cuidado a los que apuesten contra Argentina, porque nosotros la vamos a sostener.
a qué nivel de tipo de cambio. Nadie cree que los actuales $1.450 por dólar sean el nivel de equilibrio. Tampoco se apuesta por un salto brusco.
Para los entendidos, lo que estamos viviendo es una puesta de escena importantísima, inédita en la historia argentina.
“Lo que tenemos es un nuevo triángulo, el Tesoro, el FMI y Argentina, con un vértice con un gran poder de fuego”, dice el economista Jorge Vasconcelos, quien advierte que estamos frente a un “programa que no anula al vigente con el FMI y un swap que no sustituye la necesidad de acumular reservas. En Argentina ya no alcanzaba el paraguas del Fondo, ni el ajuste fiscal del Gobierno”.
Jorge Vasconcelos
Pedro Lacoste, ex viceministro de Economía, sostiene que los fundamentals económicos de Argentina están muy sólidos. “Un equilibrio fiscal tallado en piedra, una restricción externa en camino a desaparecer por el dinamismo de energía, minería y agro, y una inflación en vías de extinción hacia el 2026, son elementos absolutamente novedosos en nuestra historia de las ultimas décadas”.
Luis Caputo y Pedro Lacoste en 2016
Pero llama la atención: “Hay dos piedras en el zapato que juegan en contra. En primer lugar, nuestro pasado económico lleno de fracasos recurrentes que hace que, al menor atisbo de dificultades, la desconfianza se extienda y los comportamientos defensivos se detonen inmediatamente, vendiendo moneda y activos locales. En segundo lugar, la burda intención de gran parte de la oposición”.
En su visión, ese es el contexto para entender el “apoyo inédito de Estados Unidos. Convencidos de que el camino recorrido hasta ahora en materia económica es muy ponderable y que el destino es el correcto, el apoyo financiero es como un seguro para transitar esas presiones que solo buscan hacernos retroceder. Inmunizando a la coyuntura económica de los embates sobre la estabilidad y permitiendo así un tránsito fluido para que el enorme potencial se convierta por fin en realidad”.
Por cierto y como destaca Eric Ritondale, economista jefe de Puente, durante el anuncio, Bessent subrayó la necesidad de que las políticas económicas del Gobierno se mantengan “ancladas en la disciplina fiscal”.
Ritondale subraya que el respaldo directo del Tesoro estadounidense no solo aporta liquidez, sino también validación política y credibilidad externa a las reformas. “La operación apunta a romper el círculo de volatilidad entre deuda, reservas y tipo de cambio, un patrón que históricamente ha condicionado los procesos de estabilización en Argentina. La señal que emite Washington es inequívoca: hay voluntad de sostener el proceso de estabilización argentino con recursos de magnitud y velocidad inusuales. En el camino al 26 de octubre, da la impresión que semejante apoyo cambia expectativas y modera las presiones cambiarias”.
Nos falta conocer la letra chica en cuanto a condiciones del respaldo. Y como se dice en el propio Estados Unidos, el diablo siempre está en los detalles.
Sobre la firma
Silvia Naishtat
Editora de la sección Economía [email protected]
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