Del “movete, River, movete”, el Monumental pasó al “jugadores, la con… de su madre”. Ese pequeño cambio en el cantar evidencia que la paciencia de los hinchas se terminó porque River juega mal y porque empieza a complicar sus chances pensando en el año que viene. La crisis futbolística prolongada en el tiempo hace que las responsabilidades sean compartidas. Entonces, los focos de las críticas comienzan a iluminar cada vez más a Marcelo Gallardo, el entrenador ídolo que tiene una estatua gigante en una de las calles de Núñez. Sí, ya no alcanza con culpar simplemente a los jugadores.
“El momento es jodido, pero podemos atravesar esta adversidad”, explicó el DT. Y agregó: “No es reconocible el equipo y debemos seguir trabajando. No hay mucho más para decir. Al momento lo tengo que afrontar con dignidad y asumir la responsabilidad. No estamos bien, pero los objetivos siguen estando ahí. Tenemos dos partidos de Copa Argentina, en el torneo local estamos en la pelea y después el clásico con Boca”.
Hubo charlas en el vestuario después de la dura caída ante Sarmiento. Habló Gallardo del momento y también pidieron la palabra los referentes. Por eso el entrenador tardó más de una hora en asistir a la conferencia de prensa. “He vivido muchas como estas; yo no nací ganando siempre. Me crié a base de adversidades. Sé que el impacto que tiene perder partidos como este es muy fuerte. Al hincha lo entiendo; nací en este club. No hay forma de hacerle ningún reproche; es más, la otra vez les pedí disculpas. Está bien que exijan. Pero estamos en la mala y hay que bancar”, dijo el Muñeco.
Cuesta entender algunas determinaciones de Gallardo, que modifica nombres e ideas y se encapricha con futbolistas que están en bajo nivel; también renueva el plantel en cada uno de los mercados de pases gastando millones y millones de dólares. Así, Manuel Lanzini puede pasar de iniciar el año como enganche titular a borrado o Ignacio Fernández salta de suplente de los suplentes a titular indiscutido en los duelos más calientes del año. Más: la presencia de Facundo Colidio va y viene y Borja pasa de descartable a salvador. Otras cuestiones raras son las reiteradas oportunidades para Fabricio Bustos y Milton Casco cuando no están Montiel y Acuña. La sensación es que todas las determinaciones del Muñeco se podrían poner en duda y eso es todo un síntoma.
“Yo me pongo objetivos todo el tiempo. No vengo a vivir gratis, no vine a vivir del pasado. Podría haberme quedado en mi casa disfrutando de la vida. Muchos me habían advertido de lo que podía pasar, pero no me importó”, destacó Gallardo. Y amplió: “La única verdad está en el trabajo y en cómo responde el equipo. Después, los jugadores se sacan y se ponen. Hemos probado un poco de todo. Hicimos jugar a muchos y por alguna u otra razón nos costó afianzar un equipo”.
Continuó Gallardo: «Los goles que recibimos en estos últimos partidos eran evitables. Se siguen cometiendo errores que a veces pasan en el fútbol. Hay que tratar de aprender. No estamos ligando mucho tampoco. Nos patean al arco y nos hacen un gol». Y cerró: «No me va a hacer claudicar esta adversidad. A final de temporada veremos cómo seguimos».
Después de tanto buscar sin encontrar respuestas y antes de que su continuidad se empiece a poner en duda, ¿a Gallardo le llegó la hora de renovarse internamente?
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Maximiliano Uria
Redactor de la sección Deportes [email protected]
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