En búsqueda de más secretos en el Atlántico sur, una nueva expedición en el Mar argentino está siendo transmitida en vivo. Sus protagonistas son un equipo científico compuesto por argentinos y extranjeros, a bordo del buque Falkor (too), perteneciente al instituto estadounidense Schmidt Ocean.
Esta resulta ser la misma embarcación que estuvo detrás de la travesía delCONICET) en un cañón submarino de Mar del Plata. Allí se recolectaron imágenes que se volvieron virales; entre ellas, increíbles arrecifes coralinos y una particular estrella de mar.
En aquella oportunidad, en julio de este año, se descubrieron 40 nuevas especies de la vida marina a 3900 metros de profundidad.
Esta vez, el laboratorio flotante -queChubut y Río Negro. Una oportunidad que se logró luego de que el proyecto argentino fuera uno de los seleccionados en noviembre de 2023 por el mismo instituto.
Las diferencias con la expedición anterior, conocida por la «estrella culona»
Pero esta misión -que hasta el momento fotografió anémonas, corales y ofiuras a más de 300 metros de profundidad- se diferencia de la anterior por varios motivos.
Recursos de última generación acompañan al equipo científico. Foto: Schmidt Ocean Institute
Para empezar, la encabezan el Servicio de Hidrografía Naval (SHN), que depende del Ministerio de Defensa, y el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA-UBA-CONICET), en colaboración con otros organismos nacionales e internacionales.
Además, al apoyo logístico del Schmidt Ocean Institute, se le suman el cofinanciamiento de la Fundación Williams y el Centre National d’Études Spatiales (CNES).
Una expedición inédita frente a las costas patagónicas
La campaña se llama “Ecos de dos Cañones” por los dos cañones submarinos que se explorarán en la Patagonia: el Bahía Blanca, ubicado a 500 kilómetros de la ciudad de Viedma, Río Negro, y el cañón Almirante Brown, frente a la ciudad de Rawson, en Chubut, situado a una distancia similar.
La misión, que será transmitida desde los canales oficiales de la organización sin fines de lucro estadounidense, realizará mapeos del fondo marino, muestreo biológico, medición de corrientes, y, por supuesto, registro de imágenes submarinas. Estás dejarán ver profundidades oceánicas que irán de entre 200 a 600 metros.
Su dirección está a cargo de la oceanógrafa Silvia Romero, investigadora del SHN, y docente en la UBA y la Universidad de la Defensa Nacional.
Liderando un equipo de más de 30 investigadores, técnicos y estudiantes, la jefa científica se encuentra acompañada por las tres co-investigadoras principales, las doctoras Graziella Bozzano, Ornella Silvestri, y Laura Ruiz Etcheverry.
La campaña planea alcanzar profundidades de 600 metros en el Mar Patagónico. Foto: Captura YT/Schmidt Ocean
El carácter inédito de esta expedición se da por ser la primera vez que un equipo de científicos argentinos se embarca para estudiar este ecosistema, uno de los más productivos del Atlántico Sur.
La expedición marina tiene como objetivo la circulación oceánica y la demostración de los efectos positivos de estos valles submarinos en la abundancia de recursos pesqueros. ¿Cómo lo harían? Facilitando el ingreso de aguas frías y ricas en nutrientes, provenientes de la Corriente de Malvinas, hacia la plataforma continental.
Equipos de última generación y un robot que vuelve a la escena marina
Sobre las aguas de la Patagonia, la campaña marítima está equipada con tecnología de punta. Lleva consigo dos vehículos submarinos de última generación, uno de ellos ya estrenado en el buque: el ROV SuBastian, que se usó en la anterior y famosa campaña del CONICET, la Talud Continental IV.
Este robot -que recolecta imágenes en alta definición y toma muestras de sedimento y agua sin perturbar los ecosistemas- será sumergido en cinco ocasiones, y su profundidad estará limitada a unos mil metros.
El otro vehículo autónomo es el AUV Glider SEAEXPLORER X2, desarrollado junto al Institut Méditerranéen d’Océanologie de Francia.
Instrumentos de muestreo como las botellas Niskin, y el despliegue de 50 boyas derivantes equipadas con sensores GPS, son algunos de los recursos con los que cuentan para analizar las propiedades físicas, químicas y biológicas del mar.