Iguazú (LaVozDeCataratas) En una jornada cargada de simbolismo, Iguazú y Machupicchu firmaron este viernes el Acta de Hermanamiento en el corazón del Parque Nacional Iguazú, con la majestuosa Garganta del Diablo como escenario natural.
El acto unió a dos de los destinos más emblemáticos e importantes del mundo, ambos reconocidos como Patrimonios de la Humanidad por la UNESCO y Maravillas Naturales del Mundo, en una tarde que pareció bendecida por la naturaleza: tras una intensa lluvia, el sol se abrió paso entre las nubes, iluminando el momento en que las autoridades de ambos países sellaron el acuerdo.
Un compromiso histórico de cooperación
La firma fue encabezada por el intendente de Iguazú, Claudio Filippa, y el alcalde del distrito de Machupicchu, Elvis La Torre Uñaccori, quienes destacaron la trascendencia del hermanamiento como un paso hacia una cooperación solidaria, respetuosa y sostenible entre ambas comunidades.
«El convenio busca fortalecer los lazos institucionales, culturales y turísticos, consolidando una agenda de cooperación internacional que promueva la gestión turística sostenible, el intercambio de experiencias y la articulación de cadenas de valor entre Argentina y Perú», dijo el presidente del Iturem Leopoldo Lucas
Cultura, turismo y sostenibilidad como pilares
Entre los ejes principales del acuerdo se incluyen:
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Fortalecimiento del diálogo institucional y la gobernanza local mediante espacios permanentes de coordinación.
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Impulso al desarrollo económico y turístico sostenible, fomentando inversiones locales, ferias binacionales y misiones empresariales.
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Intercambios culturales, educativos y ciudadanos, con programas académicos y artísticos compartidos.
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Proyección internacional conjunta en foros globales vinculados al patrimonio, el turismo y la cooperación.
Dos maravillas, un mismo espíritu
“Este hermanamiento representa un compromiso de unión entre pueblos hermanos, guardianes de dos tesoros naturales del planeta”, coincidieron las autoridades durante el acto.
La firma, enmarcada por el rugido de las Cataratas y la energía única de la Garganta del Diablo, marcó un hecho histórico para la integración regional, donde Iguazú y Machupicchu se unen como símbolos de la naturaleza, la cultura y la esperanza compartida.