Editorial: lamisiondigital.com
La política, tal como la conocimos, ha muerto. El ciudadano de hoy ha clausurado la era de la fe ciega y ha enterrado, los «viejos relatos” que durante décadas sirvieron de andamiaje para algunos. La sociedad ya no se contenta con promesas vacías ni con la retórica gastada de quienes se aferran a un poder que perciben como un derecho adquirido. Estamos asistiendo a una implosión de la credibilidad, una crisis terminal de la narrativa tradicional.
La vieja fórmula de hacer política, basada en estructuras partidarias arcaicas, (choris, punteros y votos) lealtades incondicionales y una narrativa armada “ha dejado de convencer”. El desencanto es general, hay una fractura entre la vieja clase dirigencial y la realidad social. Los votantes, hiperconectados y con acceso ilimitado a la información, han desarrollado un radar infalible para detectar la impostura y la ineficacia.
Esta nueva realidad exige una «nueva forma de hacer política”. No se trata de un simple cambio de caras. El poder ya no está en el sillón, sino en la capacidad de solucionar los problemas de la gente, de ser transparentes y, sobre todo, de ser creíbles. La política se volvió un laburo de resultados: si no servís, te vas. El poder ya no reside en los despachos cerrados, sino en la capacidad de generar soluciones concretas, transparentes y, sobre todo, creíbles. La política se ha convertido en una disciplina de resultados, donde la gestión supera al eslogan.
Es hora de que emerjan “nuevos dirigentes con creatividad y capacidad”. Líderes que entiendan que el capital político se construye con honestidad brutal y competencia técnica, no con carisma artificial o herencia. La sociedad demanda estadistas que se atrevan a innovar, a desmantelar los privilegios y a tender puentes reales con la ciudadanía. Quien no comprenda que la paciencia social se ha agotado y que el contrato de confianza debe reescribirse desde cero, será barrido por la marea de una ciudadanía que ya decidió tomar las riendas de su propio destino. El tiempo de la simulación ha terminado.




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