Rodrigo Castillo aprovecha una desatención de la línea de fondo de la Universidad de Chile luego de una habilitación de Marcelino Moreno, engaña al arquero Gabriel Castellón emulando el enganche de Claudio Paul Caniggia en el Mundial de Italia 1990 y define con el arco vacío para marcar el 1-0 (y 3-2 en el global) que será definitivo por la segunda semifinal de la Copa Sudamericana. Es la imagen de la noche que ya cae en el Sur del Gran Buenos Aires, pero está repleta de polémicas. Porque en el inicio del contragolpe hubo una clara mano de Eduardo Salvio, pero el árbitro venezolano Alexis Herrera no la vio en campo y el VAR -increíblemente- tampoco en la revisión.
Iban 17 minutos de juego del segundo tiempo y en ese momento estalló el aliento de los 47 mil hinchas que llenaron en su totalidad el estadio Ciudad de Lanús tras la suspensión que pesa sobre el equipo chileno. Se gritó dos veces por esa indecisión de los encargados de impartir justicia. En ese momento, se sintieron un paso más cerca de gritar campeón a nivel internacional, a doce años de su última vez. Desde ese entonces, jugó cuatro finales internacionales y las perdió todas (Recopa Sudamericana 2014, Suruga Bank 2014, Copa Libertadores 2017 y Copa Sudamericana 2020). Ya levantó este mismo trofeo en 2013 y la Conmebol 1996.
No fue el único cuestionamiento al arbitraje. El gol anulado -vía VAR- a la U por interferencia de Lucas Di Yorio previo a la definición de Felipe Salomoni pudo haber modificado el trámite del partido e incluso el resultado final. Sin embargo, nada iba a poder modificar la personalidad, la autoridad y la entrega con la que Lanús afrontó el duelo. Y, a fin de cuentas, es un justo finalista.
Castillo tendrá merecida la etiqueta de “mejor jugador de la serie” por su doblete en Chile y el tanto de la clasificación frente a su público. Fue decisivo en el análisis de los 180 minutos. Sin embargo, hay que hablar primero de Marcelino Moreno, la indiscutida figura de la cancha. En tiempos de un fútbol cada vez más esquemático, este número 10 recuerda a los enganches de otros tiempos y es un deleite de ver.
Jugó suelto detrás de Castillo y se movió a espaldas de Israel Poblete y Charles Aránguiz, el doble 5 rival, y nunca fue referencia para los centrales. Asistió al 9 -que lleva el dorsal 19- luego de una gran maniobra individual por la derecha, pero más importante que eso fue cada una de sus intervenciones. La pide siempre, acelera cuando tiene que hacerlo, sabe poner un freno. Juega y hace jugar. Hasta se lució con un caño fantástico de taco en una jugada en que el experimentado Aránguiz lo quiso anticipar. Y convirtió un gol que fue anulado por un milimétrico fuera de juego, de esos que sólo ver el VAR.
Lanús manejó la pelota a partir de los pies de Moreno y salió decidido a buscar el gol de la clasificación, todavía con la bronca contenida por el penal que significó el empate agónico de la U en el partido de ida disputado en Santiago. Sin embargo, le faltó claridad durante el primer tiempo. Volcó su juego por la derecha, pero Eduardo Salvio no estuvo preciso para devolverle juego al 10 y el equipo del Mauricio Pellegrino se fue apagando a medida que se consumían los primeros 45 minutos. Las jugadas más claras fueron un cabezazo de Carlos Izquierdoz, junto a Lautaro Acosta uno de los sobrevivientes del campeón de la Sudamericana 2013 bajo la conducción de los mellizos Barros Schelotto, y un contraataque mal gestionado por Castillo.
Salió enchufado el Granate al complemento. En los primeros cincos minutos de juego, un tiro de media distancia de Salvio y una ocasión aún más clara de Castillo, ambas jugadas surgidas de las gambetas, el engaño y la visión de Marcelino Moreno. Se levantaba el público. Entendían que era el momento para dar el golpe. Pero por esas cosas del fútbol, en el mejor momento del local llegó el gol de la visita.
Se sintió el golpe en el ambiente, pero la revisión del árbitro en el monitor y la decisión de anular el tanto le devolvió el alma al cuerpo a aquellos hinchas que mascullaban bronca. La tecnología hizo justicia a un equipo que no merecía perder. Luego, llegó el gol de Castillo y un camino sin mayores sobresaltos hasta el final.
De esta manera, cuatro años después de su última final internacional, la de la Sudamericana 2020 (que se jugó en 2021) que perdió ante el Defensa y Justicia de Hernán Crespo, Lanús vuelve a un definición de este calibre. Tendrá revancha ante el Galo, el 22 de noviembre en Asunción.





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