Hoy, como cada 29 de julio, se “celebra” una de esas efemérides extrañas que cada vez con mayor frecuencia aparecen en nuestro calendario. Se trata del Día Mundial del Mal de Amores, una fecha que surgió allá por 2010 impulsada por las redes sociales.
Allí surgió la idea de que, si existe el día del amor, debía existir también el del desamor, que muchas mas personas padecen y que puede llegar a ser una enfermedad o incluso una patología, además de haber inspirado infinidad de manifestaciones literarias, musicales, cinematográficas y artísticas en general.
Lo que no está tan claro es por qué conmemorar el “mal de amores” un 29 de julio y no en cualquier otra fecha.
En cualquier caso, ¿de qué estamos hablando?
Según el psicólogo Oscar Castillero Mimenza, se entiende por mal de amores o desamor a la situación de sufrimiento, malestar y disconfort que vive una persona ante la dificultad o ausencia de posibilidades de vivir una relación de pareja con la persona amada.
Generalmente se caracteriza por la aparición de tristeza, angustia, desesperanza, dudas y emociones como culpabilidad o incluso rabia ante la situación, que puede llevar a un aislamiento, deterioro de las relaciones sociales, falta de concentración y pérdida o disminución de la capacidad para sentir placer (síntomas depresivos). También es posible que se pase al extremo opuesto, con un aumento de la actividad social, búsqueda constante de actividad sexual, agitación y nerviosismo.
Dicho malestar puede partir de un rechazo amoroso en el que nunca haya habido una correspondencia sentimental por parte de la otra persona, que a pesar de que la otra persona sí que corresponda la relación no sea posible o que aunque ha habido una relación se ha malogrado y/o roto por alguna razón.
El mal de amores es una reacción habitual a la decepción que genera el no cumplimiento de expectativas y esperanzas. Para la persona que lo padece es en mayor o menor medida traumático, y de hecho podría llegar a conceptualizarse como un proceso de duelo.
¿Cómo superar el dolor?
Siempre según Castillero, no es fácil y además lleva su tiempo. Resulta importante no aislarse socialmente, y pasar tiempo de calidad con otras personas de nuestro entorno. Asimismo, es fundamental expresarse y desahogarse. Además de expresarlo verbalmente, es posible emplear procedimientos tales como escribir nuestros sentimientos y sensaciones, escribir una carta o un diario o acudir a elementos artísticos tales como la expresión a través de diversas artes, como por ejemplo la música, la pintura o la creación literaria o poética.
Se recomienda a las personas que eviten refugiarse en estímulos como la comida, la bebida, las compras o la búsqueda compulsiva de sexo, puesto que si se llevan a cabo con el único propósito de evitar el dolor, en realidad puede perpetuar el malestar (ya que la evitación impide que se procese la situación) y generar adicciones.
Es recomendable no mantener un contacto continuado con la persona amada, al menos al principio, de cara a poder procesar la información y las emociones de manera positiva y no perpetuar el malestar.
También la práctica de ejercicio físico puede ser una gran ventaja. Por último, en caso de necesitarlo, se puede recurrirse también a un profesional de la psicología para ayudar a combatir creencias disfuncionales.
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