El policía detenido por el asesinato del chofer de Uber Jorge Daniel Acuña (48) se abstuvo de declarar hoy ante la Justicia y fue imputado provisoriamente como autor del delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por ser cometido por un funcionario público”, figura que prevé una pena de prisión perpetua.
Tal como estaba previsto, el hasta el viernes pasado agente con cumplimiento de funciones en la Comisaría Segunda de Posadas, Héctor Raúl A. C. (26), fue trasladado esta mañana bajo fuerte custodia al Juzgado de Instrucción Uno, para cumplir con la audiencia de declaración indagatoria, aunque al momento de comparecer ante el magistrado Marcelo Cardozo optó por guardar silencio.
En la misma audiencia el detenido fue notificado del hecho que se investiga, como así también del material probatorio que se registra en su contra hasta el momento. Las evidencias más importantes son cámaras de seguridad que lo captan abordando el auto de la víctima horas de su desaparición, además de huellas dactilares suyas que quedaron marcadas en elementos manipulados dentro del vehículo.
En la misma instancia se le notificaron los primeras conclusiones del examen forense practicado al cuerpo del fallecido, el cual confirmó la presencia de dos disparos, uno en la espalda y otro en el cráneo que no alcanzó a ser penetrante, además de golpes compatibles con culatazos.
Los médicos que participaron de la necropsia también establecieron que Acuña no murió de manera instantánea, sino que atravesó un proceso de larga agonía hasta fallecer.
El cuerpo de Acuña fue hallado el viernes a la noche entre las malezas a un costado del by pass.
El hombre fue visto por última vez el lunes 22 de julio a la tarde, cuando salió de su casa en Garupá para ir a ver un mecánico que reside sobre la avenida Lavalle, casi Carlos Pellegrini, pero nunca regresó. Su cadáver recién fue encontrado el viernes siguiente, tendido a un costado del by pass y tapado con ramas de diferentes características.
La investigación trazada por diversas dependencias especializadas de la Policía de Misiones estableció que ese lunes por la tarde Acuña efectivamente se encontró con el mencionado mecánico, pero se retiró de allí entre las 15 y las 16.
Su siguiente ubicación fue determinada a través de cámaras de seguridad que lo captaron cuando arribaba a bordo del Fiat Siena que usaba para trabajar al cementerio La Piedad de Posadas.
Las imágenes mostraron que allí subió a otra persona y que desde ese punto el vehículo avanzó hasta llegar al by pass y continuar recorrido en dirección hacia Garupá, aunque en determinado se perdió de vista.
Una hora después volvió a ser captado por los dispositivos de monitoreo emprendiendo el regreso por las mismas arterias hasta detenerse sobre la calle Pedro Correa, frente al cementerio, aunque quien conducía no era Acuña, sino que se trataba de otra persona.
El Kwid fue una pista clave para dar con el policía detenido.
Todo indica que esa otra persona era el policía ahora detenido, que minutos después se subió al mismo Renault Kwid con el que había llegado anteriormente. Ese vehículo fue la punta del ovillo para su identificación y posterior captura mediante el allanamiento de una vivienda sobre avenida Tomás Guido, casi Blas Parera.
Tras su comparecencia ante la Justicia hoy, el único acusado por el hecho continuará detenido mientras avanza el expediente que lleva adelante el juez Cardozo.
Se espera que a la causa se añadan en las próximas horas el resultados de las pericias balísticas y los informes de autopsia digital practicados sobre los teléfonos celulares incautados en el marco de la causa.
Se espera que de allí se obtengan pistas que puedan determinar la existencia de algún vínculo previo entre la víctima y el sospechoso o si Acuña ese día vio primera vez a su posible asesino.
Mientras ello sucedido en el juzgado, los familiares de Jorge Acuña procedían a dar el último adiós a la víctima y luego a inhumar sus restos. Prometieron luchar hasta obtener justicia por el crimen.