Milei logró blindar su veto a la ley que proponía aumentar el financiamiento de las cajas universitarias. En el Congreso de la Nación, desde el bloque de Innovación Federal, la Renovación volvió a dar muestras de coherencia y respeto a la voluntad popular expresada en las urnas.
Por Nicolás Marchiori
En un régimen democrático, el ejercicio del poder político legítimo deriva de la expresión de la voluntad popular que, resulta necesario aclarar, es disputada por actores políticos adversarios entre sí que pujan permanentemente por transformarse en los legítimos intérpretes de esa voluntad. Desde un tiempo a esta parte, la legitimidad de un gobierno deriva del pronunciamiento de la ciudadanía por medio de las urnas en cada acto eleccionario. En los últimos tiempos, se da una particularidad que se ha vuelto recurrente y tiene que ver con que los votantes tienen cada vez menos identificaciones permanentes con los espacios políticos tradicionales, en donde los dogmas ideológicos han permanecido inmutables por décadas transformándose en contenidos pétreos incapaces de acompañar la evolución de una sociedad líquida regida por otros patrones. La falta de actualización de las famosas doctrinas a los nuevos tiempos tiene su correlato en la pérdida progresiva de peso electoral de estas agrupaciones políticas. Dicho esto, los electorados incluyen grupos cada vez más minoritarios, de pertenencia ideológica definida, y una mayoría creciente que fluctúa en sus preferencias específicas, aunque en parte persista en afinidades genéricas derivadas de las tradiciones partidarias de antaño.
El teórico británico Bernard Crick cita de la Política de Aristóteles la idea de una “una buena polis”. Propone una clase de unidad que supone que la sociedad civilizada es inherentemente pluralista, que vivir juntos dentro de esa sociedad implica negociación y conciliación de intereses “naturalmente diferentes” y que “normalmente es mejor conciliar diferentes intereses que coercionarlos y oprimirlos perpetuamente”. La visión de Crick busca ampliar los horizontes humanos y multiplicar las posibilidades de tener una vida mejor. En efecto, y considerando la idea desarrollada podríamos decir que la clase de unidad más prometedora es la que se logra, día a día, por medio del debate, la negociación y la concesión entre valores, preferencias y modos de vida y de autoidentificación de muchos y diferentes miembros de la polis.
Por su parte, la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe expresa en su obra Towards a Green Democratic Revolution. Left Populism and the Power of Affects que en oposición al enfoque que postula que la democracia consiste en afianzar procedimientos para alcanzar un consenso inclusivo, la visión agonista concibe la política democrática como la consolidación de instituciones que permitan transformar el antagonismo en agonismo: es decir, una expresión agonista del disenso. La confrontación agonista difiere de la confrontación antagonista, no porque la primera le permita un posible consenso, sino porque el oponente no es considerado un enemigo que debe ser destruido, más bien un adversario cuya existencia se concibe como legítima.
En virtud de lo expresado por Mouffe, el desafío para la democracia es establecer la distinción “nosotros/ellos”-que es constitutiva de la política– de un modo compatible con la aceptación del pluralismo. Como lo expresó oportunamente Marcel Mauss, el objetivo es “oponerse sin eliminarse entre sí”. Lo que está en juego en la lucha agonista es la configuración de las relaciones de poder que estructuran un orden social y el tipo de hegemonía que estas construyen.
En los últimos años, vemos una Argentina atravesada por una polarización y una radicalización exacerbadas por vía, sobre todo, de las redes sociales que han creado un paisaje en el que los enunciados afables y comunes experimentan dificultades para hacer pie en el discurso público, incluso si son perfectamente verdaderos. Tal vez sea más importante que nunca, hacerlos y repetirlos una y otra vez, no en tweets, donde sabemos de antemano que, en el mejor de los casos, no gustarán, y en el peor, recibirán un castigo brutal, sino en cada una de nuestras acciones diarias, lejos de la competencia por ver quién grita más fuerte en el debate público, y más como un acto de fe. En este tiempo de mucho ruido, intolerancia hacia la otredad y altísimo nivel de confrontación, Innovación Federal, desde la experiencia reciente, demuestra que existe una esperanza en la era de los extremos con capacidad para llevar adelante las demandas de la sociedad.
Entender la división de poderes y respetarla
Milei finalmente logró bloquear en el Congreso de la Nación la ley que ampliaba los fondos para las cajas de las universidades públicas. La Renovación volvió a dar una muestra de coherencia aportando la gobernabilidad a un Gobierno que fue elegido por la mayoría de los argentinos y de los misioneros.
Durante el año 2023, la sociedad misionera dio claros mensajes cada vez que fue a las urnas. En primer término, en las elecciones provinciales del mes de mayo, reafirmó con contundencia su preferencia por el proyecto político que lleva adelante la Renovación y permite a Misiones transitar un camino de transformación permanente. Luego, en las elecciones de octubre, dio un nítido mensaje al elegir mayoritariamente a los diputados y senadores de Innovación Federal como los principales defensores de los intereses de los misioneros ante el Congreso de la Nación. Y finalmente, en la segunda vuelta presidencial del 19 de noviembre, optó por Javier Milei.
En Misiones, la Renovación ha mostrado siempre un respeto irrestricto a lo expresado por la voluntad popular en cada acto eleccionario. El Ing. Carlos Rovira ha manifestado en varias oportunidades que el acto más sagrado que tiene la democracia es el sufragio y es allí donde se expresan los designios del soberano. La voz del pueblo es incuestionable.
El escenario político nacional actual se encuentra atravesado por un altísimo nivel de tensión producto de la pirotecnia verbal disparada por los diferentes actores políticos.
En medio de tanto ruido, desde la Renovación se dio un mensaje muy claro: no se gobierna desde el Congreso, como tampoco se gobierna desde la legislatura en las provincias. El Congreso de la Nación está legislar.
Tal como lo dijimos anteriormente, la ciudadanía votó mayoritariamente por un presidente que prometió hacer el ajuste que está llevando adelante y el espacio político misionerista tiene como regla básica y central respetar lo que las mayorías eligen, garantizar la gobernabilidad de los presidentes sin poner palos en la rueda. Fue así siempre, sin importar el color político del gobierno de turno.
Ahora bien, el presidente elegido por la mayoría de los argentinos consideró que la ley que proponía ampliar el financiamiento de las cajas universitarias afectaba las metas fiscales y consecuentemente dificultaba alcanzar el equilibrio que permitía reducir el déficit a cero. Por tal motivo decidió vetar la ley. Es menester aclarar que el veto es una facultad que tiene el Presidente de la Nación para oponerse a una ley que el Congreso le envía para su promulgación, y que ha sido usada por todos los presidentes desde el retorno de la democracia.
En la senda de la evolución permanente
Tiempo atrás, en una reunión de referentes de la Renovación Neo que contó con la presencia del conductor del espacio Carlos Rovira, el por aquel entonces gobernador de la provincia y actual presidente de la Cámara de Representantes Oscar Herrera Ahuad sostuvo, visiblemente emocionado, que los dirigentes renovadores tienen la bendición de la historia de haber nacido políticamente en ese espacio y con la conducción del Ing. Carlos Rovira, “alguien que siempre tiene la palabra justa y da certezas respecto hacia dónde hay que ir”. En aquella oportunidad, también destacó “la conducción, el orden en la política, la respuesta hacia una línea que genera certezas y genera confianza es el modelo que se impone en una sociedad, no hay posibilidad que la sociedad empatice con alguien si no hay confianza. Y esa confianza se da en la política cuando hay una conducción sólida”.
Rovira ha demostrado sobradamente que es un gran intérprete de los momentos de la historia, cada uno de los hechos que se fueron sucediendo en el devenir histórico dan fe de ello. Con visión estratégica y prospectiva, siempre se ha adelantado a los acontecimientos. Su apoyo permanente a toda la dirigencia de la Renovación y sus aportes han permitido al gobierno superar todos los escollos que se antepusieron en el camino, como así también lograr los mejores resultados posibles en materia de gestión.
El liderazgo y el perfil de estadista de Rovira lo transforman en el alma máter de un modelo político que ha revolucionado la historia política de Misiones y sigue transformando la provincia.
El Frente Renovador de la Concordia se ha desarrollado mediante una ingeniería política que tiene como característica saliente la evolución permanente, característica que le aporta un diferencial que le permite adaptarse a las vicisitudes de la historia en tiempos de una sociedad líquida.
La riqueza política del oficialismo provincial radica en que no se encasilla en un rótulo como otros espacios que transitaron el inevitable camino hacia el fracaso.
Hoy se observa en el denominado “blend” un proceso alquímico de transformación por medio del cual la confluencia pluripartidaria se integra y alcanza la convivencia armónica teniendo como centro el respeto, el entendimiento y la paz social. Esa evolución permanente de la Renovación, que se sustrae de los clivajes de izquierda y derecha, ha demostrado tener un efecto magnético en la ciudadanía toda vez que se amplía la base de participación despertando el interés principalmente en los jóvenes y en los sectores independientes.
Por Nicolás Marchiori: abogado y diplomado en Manejo de Crisis y en Análisis de Procesos Electorales. Especializado en Comunicación de Gobierno y Electoral. Becario de la Fundación Konrad Adenauer (Alemania) y del Centro de Análisis y Entrenamiento Político (Colombia).
El artículo La voluntad de las mayorías se publico primero en Revista Códigos.
Revista Códigos