El mayor mito que el candidato republicano Donald Trump está tratando de venderles a los estadounidenses y al mundo es que fue un buen presidente. Si uno mira los datos duros, dejó a Estados Unidos mucho peor que antes. Sin embargo, a fuerza de repetir la mentira de que fue un gran presidente, Trump logró convencer a muchos, incluso a algunos, a quienes no les gusta el personaje.
“Sí, ya sé, tiene 78 años, miente todo el tiempo, ha engañado a todas sus esposas, hace comentarios racistas, es un delincuente convicto y trató de dar un golpe de Estado tras perder las últimas elecciones. Pero fue un buen presidente”, me dijo recientemente un amigo republicano. Permítanme compartir con ustedes algunos datos para combatir la amnesia política.
En materia económica, Trump dejó el mayor déficit en la historia de EE.UU. La deuda nacional aumentó casi 7,8 billones de dólares a los 28 billones durante los 4 años de Trump, según datos de la Reserva Federal de Nueva York. La deuda ha seguido creciendo desde entonces, pero a un ritmo significativamente más lento. En cuanto al crecimiento económico, la economía estadounidense durante el gobierno de Trump creció un 6,8%. En comparación, creció un 8,4% durante los años del presidente Joe Biden.
En cuanto al empleo, Trump dejó el cargo con 3 millones de empleos menos que cuando llegó a la Casa Blanca. Es cierto que eso se debió en gran medida a la pandemia, pero Biden ha creado casi 16 millones de puestos de trabajo desde entonces, según datos oficiales. Es cierto que la inflación fue menor con Trump que con Biden. La pandemia interrumpió las cadenas de suministro de China e hizo que los precios de los productos se dispararan en 2021 y 2022. Pero desde entonces la inflación ha caído a un 2,4%, cerca de sus niveles previos a la pandemia.
En materia de democracia, Trump socavó las instituciones democráticas y el Estado de Derecho como ningún otro presidente estadounidense en la historia reciente. Es el primer presidente en tiempos modernos que intentó dar un golpe de Estado para mantenerse en el poder, después de su derrota electoral de 2020. Luego, el 6 de enero de 2021, Trump alentó tácitamente el ataque al Capitolio por una turba de sus partidarios, en el que más de 100 policías fueron heridos. Trump sigue elogiando hasta el día de hoy a los manifestantes violentos que ocuparon el Capitolio, llamándolos “patriotas” y “rehenes” del gobierno actual. En política exterior, Trump debilitó la posición de EE.UU. en el mundo al iniciar peleas con los aliados europeos y, al mismo tiempo, abrazar a dictadores como Vladimir Putin, de Rusia, y Kim Jong-un, de Corea del Norte.
Trump se retiró del Acuerdo Climático de París y amenazó con abandonar la alianza militar de la OTAN entre EE.UU. y Europa. Las amenazas de Trump de abandonar la OTAN debilitaron a la organización de defensa mutua, y probablemente alentaron a Putin a invadir Ucrania en 2022. Trump merece crédito por los Acuerdos de Abraham, que ayudaron a establecer lazos diplomáticos entre Israel y algunos países árabes. Pero el hecho concreto es que Trump dejó el poder en 2020 con una alianza pro-estadounidense más débil y una China y una Rusia más fuertes.
En materia de criminalidad, los delitos de odio aumentaron un 28% durante el mandato de Trump, y los asesinatos por odio racial, principalmente cometidos por supremacistas blancos, alcanzaron su cifra más alta en 28 años, según estadísticas del FBI. Trump exacerbó el odio racial desde que comenzó su campaña de 2016 declarando falsamente que la mayoría de los indocumentados mexicanos son “violadores” y están “trayendo el crimen” a EE.UU. En 2017, dijo que había “gente muy buena en ambos lados” en una confrontación entre supremacistas blancos y sus críticos en Charlottesville, Virginia.
La lista de fracasos y promesas no cumplidas durante los años de Trump es mucho más larga. De manera que mi respuesta a mi amigo que planea votar por Trump fue la siguiente: si lo vas a hacer por alguna promesa específica que él esté haciendo, y estás dispuesto a creerle a un charlatán, hazlo. Pero, por favor, no me digas que fue un buen presidente: fue un desastre en prácticamente todos los frentes.