(CNN) — Abu Mohammed está de pie con los ojos enrojecidos y sombríos. Mujeres y hombres jóvenes caminan por un sendero embarrado mientras los niños corren entre hileras de tiendas improvisadas en el campo de desplazados de Deir al-Balah, en el centro de Gaza.
Mohammed y otras personas alojadas en campos de desplazados improvisados han sobrevivido a los bombardeos israelíes que asolaron las calles de Gaza durante más de un año, soportando una violencia catastrófica, constantes matanzas y desfiguraciones, y un hambre paralizante.
Mientras Israel celebraba esta semana la muerte del líder de Hamas, Yahya Sinwar -con la esperanza de sus aliados de que esto abra ahora una posibilidad de paz en Gaza-, Mohammed y muchos otros siguen siendo escépticos de que vaya a cambiar su realidad cotidiana.
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«No creo que la guerra termine con su muerte», declaró Mohammed a CNN, añadiendo que le “entristecía” conocer la noticia del fallecimiento de Sinwar. El hombre más buscado por Israel, considerado uno de los artífices del atentado del 7 de octubre de 2023, fue abatido este miércoles por el ejército israelí en Rafah, al sur de Gaza.
Sinwar era una figura que dividía a los palestinos: militante de línea dura, Sinwar era visto como una fuerza brutal por algunos, un pensador político pragmático por otros y un luchador por la libertad para muchos.
Nacido en un campo de refugiados en 1962, desplazada su familia de la aldea palestina de Al-Majdal -en lo que hoy es la ciudad israelí de Ashkelon-, Sinwar era «un símbolo del pueblo palestino», en opinión de Mohammed y de muchos otros.
Muchos gazatíes temen hoy expresar públicamente su apoyo a Sinwar y Hamas por miedo a ser blanco de las fuerzas armadas israelíes, que iniciaron el asedio de Gaza con el objetivo declarado de destruir a Hamas después de que dirigiera los atentados terroristas del 7 de octubre y para salvar a los rehenes tomados aquel día. Otros temen condenar a Hamas, que controla el enclave palestino.
Pero Samah, de 36 años, declaró a CNN que consideraba los actos de Sinwar como crímenes, por los que Gaza había soportado el costo humano.
«Sinwar era un objetivo para Israel y fue atacado y eliminado. Atacó a Israel y cometió crímenes por los que hemos pagado el precio… Hemos pagado con tragedias horribles, con la sangre de nuestros hijos, nuestro dinero y nuestros hogares».
Ella también dijo que tenía pocas esperanzas de que su muerte supusiera un punto de inflexión en la guerra. «El asesinato de líderes no parece cambiar nada. (El primer ministro israelí, Benjamin) Netanyahu quiere que se mate a más y más gente. Queremos vivir en seguridad, paz y estabilidad», afirmó.
Últimos momentos de Sinwar
La muerte de Sinwar suscitó especulaciones entre los aliados occidentales sobre si las próximas semanas podrían señalar el principio del fin de los combates en Gaza y la liberación de los 101 rehenes israelíes restantes.
Pero Netanyahu no dio ninguna señal de que esté dispuesto a poner fin a la guerra. Y Hamas prometió seguir luchando.
Akram Dabbour, otro desplazado de Deir al-Balah, declaró a CNN que no esperaba cambios. Recibió la noticia de la muerte de Sinwar con «profunda tristeza y dolor porque (Sinwar) es un noble resistente», y predijo que pronto sería sustituido. «Israel se ha acostumbrado a matar. No creo que la guerra termine tras su muerte, porque un líder da a luz líderes», añadió Dabbour.
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Este jueves, las Fuerzas de Defensa de Israel difundieron imágenes de un dron que, según ellas, muestran a Sinwar en sus últimos momentos. El vídeo editado muestra el interior de un edificio vaciado, donde puede verse a un hombre que las FDI identifican como Sinwar encaramado solo a un sillón.
En la grabación, el rostro de la figura está oculto por una bufanda y cubierto por una gruesa capa de polvo. Su brazo derecho parece estar herido cuando se gira hacia el dron. Sostiene lo que las FDI describen como un trozo de madera, antes de lanzarlo hacia el objetivo.
Las imágenes parecen mostrar a Sinwar en su momento más débil: solo y a punto de ser derrotado. Pero no es así como lo ven la mayoría de los palestinos, según Mustafa Barghouti, médico y político palestino independiente.
«No se escondía detrás de civiles palestinos, tomándolos como escudos humanos, como solía decir la propaganda israelí… No se escondía detrás de prisioneros o cautivos israelíes, como también afirmaban», dijo Barghouti a Christiane Amanpour de CNN.
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«Esta imagen le hará parecer un héroe para la mayoría de los palestinos», añadió Barghouti, explicando que el aparente desafío de Sinwar en sus últimos momentos sería percibido por los palestinos como parte de una resistencia histórica más amplia, incluso entre quienes no estaban de acuerdo con las tácticas del líder de Hamas.
Al igual que Sinwar, al menos el 70% de los residentes en Gaza son refugiados o descendientes de los desarraigados por al-Nakba, o «la catástrofe», según Amnistía Internacional, cuando unos 700.000 palestinos fueron expulsados por la fuerza de sus hogares durante la creación de Israel en 1948.
Décadas después, esos mismos descendientes se enfrentan a la misma realidad de no poder regresar a sus hogares en Gaza, donde se calcula que el 69% de los edificios del enclave están destruidos o parcialmente dañados, según el Instituto CUNY.
Para Abu Fares, uno de los cientos de miles a los que se impide regresar a sus hogares, la muerte de Sinwar no es más que la continuación de una guerra brutal. «No detendrá la batalla ni los combates, porque los niños que llevaban el cuerpo descuartizado de su padre y los que llevaban el cuerpo descuartizado de su hermana, ¿qué esperas de ellos después de 20 años?».
Deseo mi propia muerte
El asesinato de Sinwar se produce mientras la crisis humanitaria en Gaza se recrudece y el número de víctimas mortales de los ataques aéreos israelíes sigue aumentando.
Al menos 42.500 personas murieron desde el 8 de octubre de 2023, y otras 99.546 resultaron heridas, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. Al menos 1,9 millones de los 2,2 millones de habitantes de Gaza fueron desplazados, según la ONU.
Familias enteras fueron borradas, y muchos barrios quedaron reducidos a páramos de espesas charcas de aguas residuales. Más de un millón de personas en el norte de Gaza se enfrentan a una hambruna inminente agravada por las restricciones de ayuda de Israel, advirtió la ONU a principios de este año.
Suha Al Turk, una joven desplazada en Deir al-Balah, declaró a CNN: «Israel afirma que él (Sinwar) es uno de sus objetivos y que, tras su asesinato, la guerra se detendrá. Pero la guerra no se detendrá… Están exterminando a civiles; nosotros somos los que vivimos las masacres todos los días».
Alrededor del 70% de los palestinos muertos por los ataques de Israel son mujeres y niños, según la Oficina Gubernamental de Medios de Comunicación (GMO, por sus siglas), dirigida por Hamas. Más de 17.000 niños murieron en los ataques israelíes desde el 8 de octubre, según la oficina.
Israel declaró que su campaña militar sostenida en Gaza tiene por objeto erradicar lo que queda de Hamas, tras los atentados dirigidos por este grupo en los que murieron 1.200 personas en Israel y más de 250 fueron secuestradas, según las autoridades israelíes.
Israel afirma que toma medidas para minimizar los daños a civiles, como hacer llamadas telefónicas y enviar mensajes de texto a los residentes en edificios designados para el ataque. Durante años, también afirmó que los combatientes de Hamas utilizan mezquitas, hospitales y otros edificios civiles para esconderse de los ataques israelíes y lanzar los suyos propios, afirmaciones que Hamas negó en repetidas ocasiones.
Pero los organismos de derechos humanos y muchos líderes mundiales, incluidos los aliados de Israel, expresaron reiteradamente su preocupación por la conducta bélica de Israel y el número de víctimas civiles. Grupos como Amnistía Internacional afirman también que las advertencias no eximen a Israel de las responsabilidades que le incumben en virtud del derecho internacional humanitario de limitar los daños a la población civil.
Mahmoud Jneid, también desplazado en Deir al-Balah, dijo que el mundo debería centrarse en el sufrimiento de los civiles, no en la muerte de Sinwar. «Sinwar era un objetivo. ¿Qué pasa con nosotros, los desplazados? El cierre de los pasos fronterizos y la falta de comida y bebida para los niños hacen que nuestra situación sea peor que (su) asesinato», afirmó.
«Ojalá Israel me asesinara a mí también», dijo Jneid. «Mis hermanos y mi familia han muerto, y deseo mi propia muerte para poder encontrar la paz».
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