(CNN) — A pesar de todo el drama que generan cada cuatro años las designaciones del Gabinete, es muy poco frecuente que una persona designada sea derrotada por votación en el Senado.
La única vez que un propuesto por un nuevo presidente fue rechazado por votación en el Senado ocurrió en 1989, cuando George H.W. Bush propuso a John Tower, exsenador por Texas, para ser su secretario de Defensa.
A Tower lo deshicieron las historias sobre su consumo excesivo de alcohol y una conducta que los informes de prensa de la época calificaban de «mujeriego», y que los archivos del Pentágono de entonces documentaban como una «atención especial a las secretarias» en su calidad de negociador de armamento en Ginebra.
Tower fue objeto de una investigación del FBI por consumo de alcohol y acoso sexual, parte de una comprobación de autorización de seguridad. Compárese esa situación con la del representante de Florida Matt Gaetz, propuesto por el presidente electo Donald Trump para ser secretario de Justicia. Gaetz fue una vez objeto de una investigación federal por tráfico sexual por parte del Departamento de Justicia, la misma agencia que Trump quiere que dirija. Gaetz dice que es inocente. Pero los archivos del FBI, que nunca se han hecho públicos, parece probable que salgan a relucir en su audiencia de confirmación.
Quizá la designación de Gaetz por parte de Trump ponga a prueba la racha de años sin que ningún aspirante al Gabinete haya sido rechazado por el Senado. Antiguos colegas de la Cámara han dicho que Gaetz se jactó de haber mantenido relaciones sexuales con una menor de edad. Además, se ha ganado la enemistad de algunos de sus colegas republicanos, aunque la influencia de Trump podría superar todo eso.
O quizá sea Robert F. Kennedy Jr., el escéptico de las vacunas al que Trump está llamando para dirigir el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Kennedy tiene un historial de consumo de drogas, aunque rara vez se menciona en estos días.
En lugar de enfrentarse a la humillación de un voto de rechazo en el Senado, los propuestos para el Gabinete se retiran con más frecuencia cuando queda claro que no pueden ser confirmados. Todos los presidentes recientes desde Bill Clinton han retirado al menos a uno de sus designados iniciales. La designada inicial de Clinton para ser secretaria de Justicia, Zoe Baird, retiró su postulación después de admitir que empleó a inmigrantes indocumentados para cuidar a su hijo.
A continuación echamos un vistazo al proceso de confirmación del Gabinete, por qué existe, dónde ha ido mal y cómo Trump quiere encontrar una forma de evitarlo.
¿Qué es el Gabinete?
Los presidentes dirigen el Gobierno federal con la ayuda de un grupo de asesores cercanos y de los jefes de agencias federales como el Departamento de Justicia y el Pentágono. Algunos miembros del Gabinete, como el vicepresidente y el secretario general de la Casa Blanca, no necesitan la aprobación del Senado. Pero la mayoría sí.
Algunos cargos, como el de embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas o el de director de la CIA, han tenido nivel de Gabinete en algunas administraciones, pero no en todas. El Gabinete actual, bajo la presidencia de Joe Biden, tiene 26 miembros.
¿Por qué el Senado puede decidir quién trabaja para el presidente?
El Artículo II es la sección de la Constitución que trata del Poder Ejecutivo. En la Sección II, deja claro que, aunque el presidente es el Ejecutivo, contrata a ciertos cargos detallados en la Constitución y a otros establecidos por ley con el «consejo y consentimiento» de los senadores. Si el Senado está en receso, el presidente puede hacer nombramientos temporales.
Esto es lo que dice la Constitución:
«Tendrá poder, por y con el consejo y consentimiento del Senado, para celebrar Tratados, siempre que dos tercios de los Senadores presentes estén de acuerdo; y nominará, y por y con el consejo y consentimiento del Senado, nombrará embajadores, otros ministros y cónsules públicos, jueces de la Corte Suprema, y todos los demás funcionarios de Estados Unidos, cuyos nombramientos no estén aquí previstos de otra manera, y que serán establecidos por ley: pero el Congreso podrá, por Ley, conferir el nombramiento de los funcionarios inferiores que considere apropiados, únicamente al presidente, a los Tribunales de Justicia o a los jefes de Departamento. El presidente tendrá poder para llenar todas las vacantes que se produzcan durante el receso del Senado, otorgando comisiones que expirarán al final de su siguiente sesión».
¿A cuántas personas designa el presidente en total?
Muchísimas. La Asociación para el Servicio Público hace un seguimiento de unos 1.200 puestos, la mayoría muy por debajo del nivel de Gabinete, que requieren la aprobación del Senado – aunque probablemente el presidente no tenga un papel personal en la mayoría de ellos. De ellos se encarga su personal o los jefes de los organismos recién confirmados.
Algunos puestos pueden pasar toda una Presidencia sin un designado. El proceso también se ha vuelto mucho más lento en los últimos años.
¿Cómo funciona el proceso de designación y confirmación?
En los tiempos modernos, un presidente electo designa a sus candidatos a altos cargos lo antes posible tras ganar las elecciones. Lo ideal es que la planificación comience antes del día de las elecciones.
Las comisiones de Control del Senado pueden celebrar audiencias de confirmación antes del día de la toma de posesión, el 20 de enero. Pueden remitir a los propuestos al pleno del Senado o realizar votaciones rápidas cuando el nuevo presidente jure el cargo. Pero con frecuencia las cosas llevan mucho más tiempo.
¿Cuánto tarda una designación?
Más de lo que solía. Incluso después de que los senadores demócratas impulsaran cambios en las reglas en 2013 para eliminar el filibusterismo de la confirmación de funcionarios del gobierno, los dos partidos se han vuelto más adversarios sobre el proceso.
Cuando Bush, padre, asumió el cargo en enero de 1989, los senadores ya habían confirmado a siete de sus 15 designados, según la Asociación para el Servicio Público. Cuando Trump comenzó su primer mandato, tenía dos confirmaciones para 26 designados. Cuando Biden asumió el cargo en 2021, tenía una confirmación para 36 designados. La lentitud continúa.
Los tres presidentes anteriores al primer mandato de Trump tenían todos más de 200 designados confirmados a los 200 días en el cargo. Trump tenía 119 y Biden 118 confirmados en ese momento, aunque Trump había postulado a mucha menos gente que otros presidentes.
¿Hay alguna forma de eludir el proceso?
Más o menos. Existe esa mención en la Constitución de los nombramientos en receso, algo que Trump ha dicho que quiere utilizar.
Aunque sus compañeros republicanos que controlarán el Senado en enero no han rechazado la idea, líderes como el senador John Thune tampoco quieren claramente ceder su poder de supervisión. Además, los nombramientos en receso duran únicamente hasta el final de la siguiente sesión del Senado, normalmente en torno al año natural.
Trump, frustrado con el proceso durante su primer mandato, designó a varias personas para que fueran jefes «interinos» de las agencias, pero solo pueden servir en esa función durante unos meses, según la ley. También hay límites sobre quién puede ser nombrado secretario en funciones.
¿Por qué no recurren todos los presidentes a los nombramientos en receso?
Presidentes como Ronald Reagan, Clinton y ambos Bush sí utilizaron los nombramientos de receso, aunque normalmente para puestos por debajo del nivel del Gabinete. Solo tres secretarios del Gabinete han sido nombrados durante un receso desde 1900, según la Oficina Histórica del Senado. El más reciente fue Mickey Kantor, que sirvió brevemente como secretario de Comercio de Clinton.
Cuando Barack Obama utilizó los nombramientos en receso para hacer funcionar la Junta Nacional de Relaciones Laborales, fue demandado. La Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que se necesita al menos un receso de 10 días para justificar un nombramiento de este tipo.
¿Así llegó el fin de los nombramientos en receso?
Hasta ahora, sí. Los senadores simplemente han dejado de tomar recesos largos. El último receso de 10 días por el que levantaron la sesión fue en 2016, según los registros de la Oficina Histórica del Senado. En su lugar, tomarán recesos cortos, y un solo senador puede entrar en la cámara cada pocos días para una sesión «pro forma» durante la cual no se suele tratar ningún asunto.
¿Podrían tomar un receso los republicanos del Senado y dejar que Trump designe un Gabinete?
Técnicamente, sí.
Aunque los demócratas ya no pueden obstaculizar los procesos de designación del Gabinete, sí pueden ralentizar el proceso. Es posible que los republicanos decidan levantar la sesión para un largo receso, pero sería una increíble abdicación de poder por parte de los líderes del Partido Republicano. Sin duda sería objeto de una demanda, y hay algunas pruebas de que una Corte Suprema conservadora se mostraría escéptica ante un esfuerzo por llenar el Gabinete de Trump en un receso fabricado.
¿Existe un vacío legal?
Hay otra cláusula en la Constitución que algunos aliados de Trump están considerando. La Cámara y el Senado tienen cada uno el poder de levantar la sesión, pero para cualquier cosa de más de tres días, necesitan la aprobación de cada cámara. Si la Cámara y el Senado no pueden ponerse de acuerdo, la Constitución dice esto sobre el presidente:
«… podrá, en ocasiones extraordinarias, convocar a ambas Cámaras, o a cualquiera de ellas, y en caso de desacuerdo entre ellas, con respecto al momento de la suspensión, podrá aplazarlas hasta el momento que considere apropiado…».
Así que si los republicanos del Senado no quieren renunciar a su poder, es técnicamente posible que el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, consiga que la Cámara apruebe una resolución de aplazamiento que el Senado no aceptaría. Trump podría entonces levantar la sesión del Senado durante 10 días para hacer aprobar un Gabinete.
Exploremos eso. Johnson tendrá una mayoría muy ajustada. Necesitaría que todos los republicanos de la Cámara de Representantes le apoyaran para declarar la guerra parlamentaria a un Senado controlado por los republicanos. Parece extremadamente improbable que ocurra. Pero quién sabe.
Nunca en la historia de Estados Unidos el presidente ha intentado levantar la sesión de la Cámara y el Senado utilizando esta autoridad. La Oficina Histórica del Senado dijo que no tenía conocimiento de discusiones serias sobre esta cláusula concreta de la Constitución desde la década de 1930.
El jurista conservador Edward Whelan escribió sobre esta idea en The Washington Post y animó a Johnson a rechazarla.
¿Quién fue el primer elegido del Gabinete en ser rechazado?
El primer funcionario del Gabinete que fue rechazado fue Roger B. Taney, a quien el entonces presidente Andrew Jackson quería como secretario del Tesoro en 1834 para destripar el Segundo Banco de Estados Unidos, precursor de la Reserva Federal. (A Trump, casualmente, le gustaría ejercer más poder sobre la Reserva Federal hoy en día).
Los senadores rechazaron a Taney incluso después de que sirviera en el puesto temporalmente, según un relato de la Oficina Histórica del Senado.
Luego, el Senado rechazó a Taney cuando Jackson lo propuso para la Corte Suprema. Jackson volvió a proponer a Taney, pero esta vez para presidente de la Corte Suprema. Taney fue finalmente confirmado y, como presidente de la Corte Suprema, tomó juramento al sucesor elegido a dedo por Jackson, Martin Van Buren, a quien, casualmente, el Senado había rechazado como embajador de Jackson en Inglaterra.
Taney, nombrado de por vida para la Corte Suprema, fue en última instancia un épico villano histórico. Fue el autor de la decisión Dred Scott, que dictaminó que los negros estadounidenses nunca podrían ser ciudadanos.
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