Advertencia: este reporte contiene descripciones gráficas de violencia sexual.
CNN) — Eran las primeras horas de la mañana cuando un guardia entró en la celda de Sohrab -una habitación pequeña y oscura con una ventana enrejada y una manta en el suelo- en la extensa prisión Pul-e-Charkhi de Kabul el pasado agosto.
El joven de 19 años fue escoltado a otra habitación del complejo, donde oyó que un talibán ordenaba a los guardias de la prisión que se marcharan e impidieran la entrada a cualquier otra persona. El pánico se apoderó de Sohrab, pues sabía lo que estas palabras solían preceder. Ya había sufrido violencia física a manos de los talibanes.
«Me agarró por detrás, me desgarró la ropa y me violó», contó Sohrab -cuyo nombre se ha modificado por motivos de seguridad- a CNN en octubre. «Durante varios días después tuve fuertes dolores y hemorragias».
Sohrab estaba detenido en Pul-e-Charkhi acusado de sodomía, después de que miembros de su familia descubrieran el romance clandestino entre él y su novio el año pasado, según declaró. La noticia de su relación se había extendido por su unida comunidad, lo que condujo a su detención y confesión forzada.
Sohrab habló con CNN bajo condición de anonimato, tras su excarcelación después de dos meses. En el momento de su puesta en libertad, Sohrab declaró que los talibanes le habían advertido de que, si volvía a ser detenido, se enfrentaría a la ejecución.
Observadores de derechos humanos declararon a CNN que desde 2021, cuando los talibanes recuperaron el poder en Afganistán, los ciudadanos LGBTQ se han enfrentado a violencia sexual y física generalizada durante su detención, en medio de una represión sistemática de los grupos minoritarios. CNN habló con cinco afganos LGBTQ que afirman haber sufrido abusos físicos durante su detención, incluyendo -en algunos casos- repetidas violaciones, electrocución, estrangulamiento y flagelación con cadenas de metal. Las personas transgénero y las que no se ajustan a las normas de género son «sistemáticamente» objeto de ataques en los puestos de control talibanes debido a su elección de vestimenta, afirmaron grupos de derechos humanos.
En respuesta a los hallazgos de CNN, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores talibán declaró que «actos como la sodomía, la bestialidad y otras perversiones que contravienen la ley islámica son ilegales y sus autores son tratados dentro del marco legal».
Añadieron: «Estas acusaciones son invenciones, ya que las supuestas denuncias de tortura, violación, persecución y malos tratos son en sí mismas violaciones explícitas del marco legal».
CNN pudo localizar a los exdetenidos a través de dos organizaciones benéficas de derechos humanos: Roshaniya, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para reubicar a afganos LGBTQ perseguidos en países seguros, y Afghan LGBT Organization, un grupo de defensa con sede en la República Checa creado en 2021 para vigilar los abusos contra los derechos humanos en Afganistán.
Una semana después de la primera agresión, con las heridas aún en carne viva, Sohrab dijo que fue violado de nuevo, y luego otras cuatro veces por el mismo integrante talibán.
«Todo mi cuerpo rezaba por mi muerte», dijo Sohrab. «Cada vez me amenazaba con que si me atrevía a contarle a alguien lo de la violación, me mataría con sus propias manos». Sohrab consiguió salir de Afganistán, pero vive con el temor constante de sufrir nuevas persecuciones, ya que el país al que huyó también penaliza la homosexualidad.
Sohrab habló con CNN bajo condición de anonimato, tras salir de prisión después de dos meses. En el momento de su puesta en libertad, Sohrab declaró que los talibanes le habían advertido de que, si volvía a ser detenido, se enfrentaría a la ejecución
Desde 2021, Roshaniya ha estado en contacto con unos 2.000 afganos LGBTQ en el país. Dijo que ha documentado 825 casos de violencia contra personas LGBTQ en Afganistán en este tiempo, incluyendo palizas, arrestos y detenciones, pero agregó que esto era probablemente un «grave subregistro». CNN no puede verificar estas cifras de forma independiente. Los detenidos en prisión casi siempre son sometidos a tortura, señaló la organización.
La organización sin fines de lucro agregó que ha reubicado a 252 afganos LGBTQ en países seguros desde 2021.
Neela Ghoshal, directora sénior de Leyes y Políticas de la organización benéfica estadounidense Outright International, dijo que podría haber una «serie de razones» por las que los talibanes utilizan la violencia sexual como herramienta de represión contra la comunidad LGBTQ.
«Sabemos que las denominadas ‘violaciones correctivas’ -que yo no considero correctivas en absoluto, sino violaciones motivadas por prejuicios que a menudo se cometen para castigar a las personas- ocurren en todo el mundo», afirmó, y tienen más que ver con el poder que con la sexualidad.
En el contexto de Afganistán, afirmó, algunos de los mismos talibanes que piden que se castigue a las personas LGBTQ por mantener relaciones gays también cometen abusos sexuales violentos y no consentidos contra hombres y niños.
Cuando los talibanes completaron su toma de poder relámpago en Afganistán en 2021 -tras la desordenada retirada de las tropas lideradas por Estados Unidos después de dos décadas de conflicto- no estaba claro con qué severidad aplicarían su estricta interpretación de las leyes religiosas contra la comunidad LGBTQ afgana.
Bajo el anterior gobierno respaldado por Occidente, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo ya se castigaban con hasta dos años de cárcel, y las personas LGBTQ también se enfrentaban al acoso y la violencia de la sociedad y la Policía, según el Departamento de Estado de EE.UU.
Durante el resurgimiento de los talibanes, un juez talibán afirmó que solo había dos castigos para la homosexualidad: la lapidación o ser aplastado bajo un muro, según el periódico alemán Bild; otros afirmaron que el grupo islamista había moderado sus actitudes más radicales.
«Recuerdo a mucha gente, a muchos políticos, afirmando que los talibanes habían cambiado, que no practicarían esos castigos brutales que solían hacer», declaró a CNN Artemis Akbary, directora de la Organización LGBT Afgana. «Pero ahora, después de tres años, puedo ver que, por ejemplo, los talibanes utilizan la violencia sexual como arma para oprimir a la comunidad LGBTQI».
Afghan LGBT Organization ha verificado más de 50 casos de detención de personas LGBTQ desde agosto de 2021, utilizando documentación emitida por los talibanes, como cartas y órdenes de detención, y está trabajando para verificar otros 150 casos denunciados por particulares.
«Afganistán es una prisión para nosotros»
Según Ghoshal, es difícil calcular cuántas personas LGBTQ fueron detenidas en total en Afganistán desde 2021, debido a la falta de canales de información y al temor a represalias por denunciar los hechos.
Sin embargo, los talibanes parecen haberse vuelto más sistemáticos en su persecución de las personas LGBTQ desde que recuperaron el poder, afirmó Ghoshal. Algunas personas han informado de que los funcionarios están activamente «a la caza de ellos, llegando a sus casas, con órdenes de detención emitidas», dijo.
«Nunca olvidaré cuando los talibanes vinieron a nuestra casa», declaró a CNN Samiar Nazari, transgénero de 22 años. «Algunos aldeanos habían informado a los talibanes de que había una chica que vestía ropa de hombre».
Nazari, que huyó antes de ser posteriormente golpeado y brevemente detenido por los talibanes, se encuentra ahora en un país seguro, pero afirma que vivir bajo el régimen talibán tiene «grabados para siempre en mi mente recuerdos de miedo, impotencia y pérdida de esperanza».
Otros han sido detenidos por contenidos encontrados en sus teléfonos o publicados en las redes sociales, lo que sugiere que los talibanes podrían estar utilizando internet para localizar a miembros de la comunidad LGBTQ, según Akbary.
«Una noche estaba en un taxi para volver a casa, y los talibanes nos pararon al taxista y a mí para registrarnos», relató Abdul, gay de 22 años. «Vieron mi Instagram, Facebook y Twitter.
Todas las fotos y contenidos eran LGBTQ», explicó.
Abdul había conseguido huir a Irán tras la toma del poder por los talibanes en 2021, y después a Turquía, pero fue deportado de nuevo a Afganistán a principios de 2024, dijo.
En declaraciones a CNN en octubre, Abdul recordó cómo le llevaron a una «habitación oscura» donde sufría «torturas y palizas» varias veces al día. «Todas las noches venía un tipo grande a darme una paliza. Varias veces me asfixió», dijo Abdul. «Muchas veces pensé que iba a morir».
Tras dos semanas recluido en esta habitación, Abdul fue trasladado a una prisión de Herat, en el noroeste de Afganistán, durante otros seis meses, y solo fue liberado cuando un amigo pagó a los talibanes el equivalente a US$ 1.200 para su fianza, según dijo.
Su familia se negó a acogerlo de nuevo debido a que su sexualidad había quedado al descubierto, dijo, y ahora vive de nuevo en la clandestinidad, sin apoyo de amigos ni parientes. «Sigo en la cárcel talibán, pero la única diferencia es que no estoy dentro de una prisión».
‘Muchos LGBT estaban allí en las habitaciones’
Seguir la pista de los presuntos malos tratos a detenidos LGBTQ es una tarea difícil en un país acechado por el miedo a los talibanes y con fuertes restricciones a la libertad de prensa.
Al parecer, gran parte de estos abusos se producen a puerta cerrada en centros de detención oficiales y no oficiales, según David Osborn, director de Afghan Witness, un proyecto de vigilancia de los derechos humanos dirigido por el Centre for Information Resilience (CIR, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, especializado en análisis de fuentes abiertas.
En estas instalaciones, es probable que la única fuente de imágenes sea la filmada por los propios perpetradores, explicó Osborn a CNN, pero en Afganistán esto rara vez sale a la luz. «Esto ha creado una caja negra para los derechos humanos, donde la falta de visibilidad significa que las personas LGBTQ corren un riesgo aún mayor», afirmó.
Sin embargo, el equipo de Afghan Witness pudo recurrir al sitio web oficial de los talibanes y a su cuenta X, que con frecuencia publican detalles de los castigos impuestos, para documentar 43 flagelaciones públicas desde noviembre de 2022 en las que la «sodomía» figuraba en el acta de acusación. CNN no puede verificar estas cifras de forma independiente.
En estas flagelaciones participaron 360 personas, entre ellas 192 hombres, 40 mujeres y 128 de sexo o género desconocido, según los datos de Afghan Witness.
Pero no está claro el número exacto de personas azotadas solo por el cargo de sodomía, ya que a menudo se mencionan también otros delitos, como adulterio y «relación ilícita», según la organización. También es difícil saber cuántos de estos cargos se imputan específicamente a miembros de la comunidad LGBTQ.
Otros grupos de derechos humanos documentaron casos de detenciones extrajudiciales, llevadas a cabo fuera de la vista del público. En algunas de las provincias afganas, esto se manifiesta por la falta de los documentos oficiales que suelen expedirse en relación con la detención o el juicio de una persona, señaló Akbary.
Sano -nombre ficticio- declaró a CNN que el año pasado estuvo detenido durante 15 días en una gran casa utilizada por los talibanes a las afueras de Jalalabad, ciudad del este de Afganistán. Su padre fue obligado a entregarlo al grupo para un supuesto interrogatorio sobre su sexualidad, tras lo cual los talibanes dijeron que sería liberado.
En lugar de eso, cuenta Sano, le quitaron la tarjeta de memoria de su teléfono y lo encerraron en una habitación sin ventanas durante dos semanas. «Los talibanes me torturaron mucho. Me abofetearon. Me golpearon», dijo el joven de 24 años en septiembre. «La habitación estaba a oscuras. No podía sentir el sol».
Sano afirma que la casa también se utilizaba para detener a otros afganos LGBTQ. «Llevaron a muchos LGBT a la casa antes que a mí», dijo. «A algunos los mataron. A uno de mis compañeros lo mataron ellos. Había muchos LGBT en las habitaciones».
Solo fue liberado cuando los talibanes recibieron una cantidad de dinero, dijo, facilitada por alguien conocido de su padre. Ahora está escondido tras descubrir que los talibanes intentan localizarlo de nuevo.
Mujeres y afganos LGBTQ «unidos en su sufrimiento”
En febrero, Afghan LGBT Organization y Outright International escribieron una carta conjunta a Rosemary DiCarlo, subsecretaria general de la ONU para Asuntos Políticos y de Consolidación de la Paz, en la que destacaban la «falta de inclusión de las perspectivas LGBTIQ en el compromiso de la ONU con Afganistán».
En junio, altos funcionarios de la ONU y enviados internacionales se reunieron con los talibanes en Qatar para debatir cuestiones de derechos humanos. Sin embargo, las conversaciones provocaron la reacción de las organizaciones de derechos humanos por excluir a las mujeres afganas y a otros grupos de la sociedad civil.
Tras la reunión, DiCarlo declaró en una rueda de prensa que «las preocupaciones y opiniones de las mujeres afganas y de la sociedad civil ocuparon un lugar destacado», y añadió que los presentes «también debatieron la necesidad de una gobernanza más integradora y el respeto de los derechos de las minorías».
En un informe de septiembre de la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA, por sus siglas) se documentaban ejemplos de la restricción de los derechos humanos en el país por parte de los talibanes. Pero el informe no mencionaba a las personas LGBTQ, incluidos hombres y mujeres bisexuales, lesbianas y transgénero, afirmó Akbary. «En general, la ONU ignora la situación de las personas LGBTQ en Afganistán», añadió.
La UNAMA declaró a CNN que es «extremadamente difícil» reunir información sustancial sobre el trato que reciben las personas LGBTQ en Afganistán debido al extremo estigma social y a las limitadas organizaciones de la sociedad civil que representan a las personas LGBTQ en el país.
Con pocos indicios de que los talibanes vayan a mejorar su historial en materia de derechos humanos, muchos habitantes del país se sienten abandonados por la comunidad internacional.
Las mujeres afganas y las personas LGBTQ están unidas en su sufrimiento, afirmó Abdul.
«Soy una prisionera en un país llamado Afganistán», afirmó. «Tengo que esconderme de todo el mundo, esconderme de la familia, esconderme de los amigos, esconderme del gobierno, esconderme de la vida».
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