El derrocado presidente de Siria, Bashar Al Assad, llegó este domingo a Rusia, cuyas autoridades le dieron refugio tras apoyar militarmente a su régimen durante la última década.
“Asad llegó junto a los miembros de su familia a Moscú. Rusia, partiendo de criterios de carácter humanitario, le ofreció asilo”, informó el Kremlin a las agencias de noticias locales.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, lanzó en 2015 una operación militar que impidió entonces el derrocamiento de Assad y la toma del poder del Estado Islámico (EI) en Damasco.
Rusia, refugio de líderes derrocados
De esta manera, Moscú acabó con las especulaciones sobre la suerte (se llegó a informar que su avión fue derribado) y el paradero del derrocado presidente sirio, cuyo padre Hafez, también fue respaldado por el Kremlin desde que llegó a la presidencia en 1971.
Previamente, el Ministerio de Exteriores ruso había informado de que Al Assad “tomó la decisión de dejar el puesto de presidente y abandonó el país“. Y agregó que dio “indicaciones para llevar a cabo un traspaso del poder por la vía pacífica”.
Vladímir Putin y Bashar Al Assad. Foto: Reuters.
Si bien le dio asilo, Rusia asegura no haber participado en las negociaciones con representantes de facciones armadas para que Al Assad dejara el poder.
En el pasado, otros líderes depuestos también encontraron cobijo en Rusia, el más reciente el presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, quien fue derrocado tras la revolución del Euromaidán en febrero de 2014.
También, recibió asilo el presidente kirguís, Askar Akáyev, quien tuvo que abandonar el país tras la Revolución de los Tulipanes en marzo de 2005. Ayaz Mutalíbov (primer presidente de Azerbaiyán), huyó a la capital rusa en medio de la guerra con Armenia por el control del enclave de Nagorno Karabaj en mayo de 1992.
El Kremlin aboga por negociaciones bajo la ONU
Aunque Rusia participó muy activamente en la guerra en el bando de Damasco, el ejército ruso informó de que había bombardeado en las últimas dos semanas las posiciones rebeldes en Alepo e Idlib, este domingo pidió negociaciones.
“Rusia siempre abogó por la búsqueda de una solución pacífica a la crisis siria“, dijo el Kremlin, en referencia a las consultas en el Formato de Astaná que apenas dieron fruto durante los últimos años. Y añadió que las negociaciones deben reanudarse “bajo la tutela de Naciones Unidas”.
Damasco, la capital de Siria. Foto: Reuters.
De hecho, su embajador adjunto ante la ONU, Dmitri Polianski, solicitó consultas urgentes a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de la ONU para la segunda mitad del lunes. Al respecto, Moscú remarcó que está en contacto con “todos los grupos de la oposición siria“.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, junto a sus colegas de Irán y Turquía, abogó el sábado por el cese de las hostilidades y el inicio de un proceso de diálogo, llamamiento que llegó demasiado tarde.
Bases militares de Rusia: un objeto de regateo
En los últimos días, la mayor preocupación de Rusia no había sido tanto Asad, como el futuro de las dos bases militares rusas en el país árabe: el aeródromo en Latakia y la base naval en el puerto de Tartus, en el Mediterráneo.
Ambas bases son consideradas estratégicas cabezas de playa para las operaciones militares rusas en Medio Oriente y los países del Sahel.
Desde 2015, el aeródromo de Jmeimim incluía decenas de cazas, cazabombarderos y helicópteros de asalto, que también volaban desde aeródromos en Homs y Palmira.
Además, la base naval de Tartus, la única fuera de las fronteras de Rusia y en la que Moscú invirtió ingentes cantidades de dinero desde 2012, acogía varios buques de guerra, incluido fragatas.
Fuente: Canal 26