Luego del anuncio realizado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, el Gobierno oficializó este viernes por la medianoche los lineamientos para la importación y exportación de residuos no peligrosos que hayanprohibición que se mantenía vigente desde hace 16 años, cuando era presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Con el Decreto 1/2025, publicado en la primera edición del año del Boletín Oficial, se autoriza la comercialización definitiva o temporaria de chatarra y residuos metálicos, los cuales podrán ser utilizados como “insumo para un proceso productivo determinado o un producto de uso directo” en el Territorio Nacional, el Área Aduanera Especial y las Zonas Francas, incluidos sus espacios aéreos y marítimos
En el artículo 1° de la medida, se explica que «no estará permitida la importación de aquellos residuos no peligrosos que, habiendo sido sometidos a una operación de valorización, pretendan tener como objetivo la valorización energética y/o su disposición final» y que «la exportación de residuos no peligrosos valorizados e insumos industriales valorizados no estará sujeta a prohibiciones y debe ajustarse al cumplimiento del Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación».
Previo a la oficialización de la norma, Sturzenegger argumentó los motivos de la decisión que tomó el oficialismo: «Esta prohibición era nociva por varios motivos. Primero, porque al deprimir el precio local de los desechos desincentivaba el reciclado. Pero era nociva, sobre todo, porque prohibía un sinfín de negocios de reciclado para amplísimos sectores de la economía (por dar un ejemplo, cables de cobre desechados por las telefónicas, que tienen un activo mercado para reciclado en el exterior no podían exportarse)».
«En estos meses recibimos incontables mensajes de empresas cuyos negocios estaban vedados por esta prohibición», agregó.
El ministro, además, aseveró que la norma beneficiaba a los procesadores de dicha chatarra, pero perjudicando a quienes la producían (típicamente empresas más pequeñas de reciclado), al tiempo que se perdían centenas de negocios de valorización de residuos.
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