“Hay que tratar de ser buena persona y agradecido, como me enseñaron mis padres, José y Elisa. Yo todos los días, cuando me levanto a la mañana, pongo una mano sobre la Biblia y le agradezco a Dios estar vivo; por eso disfruto cada una de las horas. Qué más le puedo pedir a la vida”, repite como si fuese una lección aprendida desde el fondo de los tiempos Ricardo Daniel Bertoni, ese enorme delantero que es leyenda en Argentina por distintas razones, la más potente la de ser campeón del mundo en 1978 habiendo marcado uno de los goles del 3-1 ante Holanda en el Monumental. “La gente me recuerda en la calle. Me sorprende que chicos de 20 años me saluden o me pidan una foto. Tal vez es porque cada tanto aparezco en notas”, razona Bertoni (69) mientras camina los pasillos de la redacción de Clarín y recibe abrazos, saludos y palabras de afecto.
Contará Bertoni, a lo largo de los 70 minutos de charla, que nunca pensó seriamente en ser futbolista profesional: lo suyo era jugar por diversión. “Aprendí del fútbol y de la vida jugando en el potrero. El potrero es el maestro que se perdió ahora que todos andan con los celulares. En el campito me destacaba bastante. A mi papá los amigos le decían ‘qué bien que juega Danielito’, pero nunca pensé en jugar profesionalmente”, se sincera Bertoni.
-¿Por qué arrancaste tu carrera en Quilmes?
-Porque vivíamos ahí. Yo nací en Bahía Blanca, pero cuando tenía un año nos mudamos a Quilmes para buscar un mejor futuro. Mi papá era camionero y también trabajó en un corralón de materiales. Mi mamá era ama de casa. En Quilmes alquilábamos una casa que tenía un patio grande en el que aprendí a pegarle con las dos piernas. Luego, con mi hermano mellizo Carlos, íbamos al campito que quedaba a una cuadra. Con el tiempo ese fue “el campito de Bertoni”. Pasé por varios clubes de la zona hasta que llegué a Quilmes. Fui a una práctica, tendría 13 años, y a los 10 minutos me llamaron los tres entrenadores que estaban y me dijeron que firmara contrato. Pude debutar con 16 años y a los pocos meses me vendieron a Independiente.
-¿Llegaste a Independiente porque eras hincha?
-No: firmé ahí porque fue el que me propuso un contrato. Con mi papá, hincha y socio del Rojo, íbamos a la cancha y él me preguntaba si me animaba a jugar. Yo admiraba a Raúl Bernao y soñaba con ser como él. Fueron varios los equipos que me quisieron, Boca y River entre ellos, pero una tarde nos fueron a buscar a mi casa y me llevaron a mí y a mí papá a la sede de Independiente. Nos ofrecieron un contrato y firmamos. El que me recomendó fue mi amigo Bochini.
-¿Bochini fue clave para que vayas a Independiente?
-Con el Bocha nos conocíamos de las juveniles de Argentina y él les habló a los dirigentes de mí y de Kempes. A Mario lo hicieron esperar mucho y el papá se lo llevó para Rosario. A mí me compraron con 17 años y con 18 fui campeón de la Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental. Ahí dimos un paso gigante con el Bocha: nos consolidamos en Primera, nos decían los “Superpibes”. No creo que en la historia haya habido muchas parejas del calibre nuestro. Con esos logros además les pude comprar la casa mis viejos. Recuerdo que pagué 18 millones de pesos y nos faltaba uno. Mi papá, que era más temeroso, me decía qué íbamos a hacer con lo que faltaba. “Vamos a salir campeones de nuevo y listo”, le respondí. Y así fue.
-En Europa jugaste en Sevilla, Fiorentina, Napoli y Udinese. ¿Cómo fueron esos años?
-Buenos, muy buenos. A veces mi amigo Pancho Sá me dice que soy muy poco reconocido por algunos periodistas, que no tengo la publicidad de otros. Yo fui el primer extranjero en llegar y en hacer un gol después de abierta la frontera en Italia. En Sevilla también me adoran. Estoy contento de haber hecho la carrera que hice. Dios me dio mucho. Cada tanto leo la Biblia y le pregunto si me merezco todo lo que me dieron. Y creo que sí porque hice mucho esfuerzo. No fue solo porque Dios me ayudó o me empujó. Pero tampoco soy de mirar demasiado para atrás: vivo la vida, mi momento. No hay otra cosa que hacer. Es muy corta la vida, es verdad que es un soplo, como dice el tango. Me parece que fue ayer nomás que jugué en Independiente y que viví en Europa. Ayer me parece y ya se fue. Mi nieto tiene 10 años. Cada minuto vale.
-¿Estuviste cerca de jugar los Mundiales de 1974 y de 1986?
-Sí, pude haber jugado cuatro Mundiales. Para Alemania 1974 éramos 15 jugadores inamovibles y a último momento nos sacaron a mí y al Conejo Tarantini. Hubo manos negras, pero ya no están en este mundo para defenderse. La lista final se hizo en un restaurante en el que el dueño era muy amigo de los futbolistas que estaban jugando en Europa. Pero esa es una anécdota que prefiero no recordar.
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-¿Fue un golpe duro?
-Una decepción. Con el Conejo estábamos en la misma habitación cuando nos dieron la noticia. Ahí, frente a frente, nos abrazamos y lloramos. Pero le metimos para adelante porque había que seguir luchando. Algo parecido le pasó a Maradona cuando no fue citado para el ’78. Esa tarde vino a la habitación mía y de René Houseman y se largó a llorar. “Ya vas a tener revancha”, le decíamos. Y no le erramos. Diego siempre fue un crack. Le pegaban patadas arriba de la cintura y seguía como si nada.
-¿Qué sentiste cuando Menotti te citó para 1978?
-Un alivio, una tranquilidad. Esa tarde Menotti nos juntó a todos y empezó a dar los nombres de la lista sentado en una pelota. Cuando escuché Bertoni, respiré. Jugar un Mundial es lo máximo. Y ganarlo y hacer un gol en la final, un poco más. Hay siete argentinos que hicieron goles en una final de Mundial.
-¿Qué te genera que algunos pongan en duda el campeonato de 1978?
-Nada. Nunca me molestó que pongan en duda el Mundial del ’78 porque yo sé lo que sufrí. Tengo una cicatriz en la pierna por operación que me hicieron en esa época en la que no había la tecnología de ahora para recuperarse. Yo sé lo que sufrí, que digan lo que quieran.
-En varias notas confesaste que no deberían haber ido a jugar el Mundial de España 1982 por la Guerra de Malvinas…
-Si pudiera volver el tiempo para atrás, creo que no se tendría que haber ido, aunque no solo por iniciativa de los jugadores, sino por resolución de la AFA y del Gobierno. En esa época se entró en una guerra innecesaria, desigual. Pero como al presidente se le caía la economía, el país, todo, mandó a matar, vamos a ser claros. Nosotros viajamos a Europa y mi papá me decía que estábamos ganando y era todo mentira.
-¿No pensás lo mismo del Mundial del 1978 con la Dictadura?
-En el ’78 no teníamos ninguna culpa nosotros, que vivíamos todos acá. Después, las ideas son de cada uno. Ojo: ni un desaparecido, ni mil ni 30 mil; no se le quita la vida a nadie. El único que tiene derecho de llevarse a una persona es Dios.
-¿Por qué no fuiste al Mundial de México 1986?
-En el ’86 quedé afuera porque había otros problemas internos. Estábamos Valdano, Calderón y yo en la consideración y finalmente fue Jorge, que es un gran tipo y era un gran jugador. Pero yo podría haber estado, Ramón Díaz también. El que eligió fue Carlos Bilardo.
-¿Estuviste cerca de jugar en Racing?
-Sí, me llamaron el Pato Fillol y el Coco Basile, que estaba de entrenador, para hacer una gira internacional. Les dije que sí, que estaba preparado. Yo había dejado de jugar en Udinese unos meses atrás, en 1987. Pero me arrepentí de aceptar. Me acuerdo de que llegué a la cancha de Racing con el auto y me frené unos minutos; era un día nublado. Pensé en que siempre seguía camino para ir a la cancha de Independiente. Me bajé, entré a Racing y le dije al Coco que no la sentía, que no podía jugar. Ahí se terminó definitivamente mi carrera de futbolista.
-¿Qué sentís al ver las realidades opuestas de Racing e Independiente?
-Yo respeto a Racing porque es una gran institución y porque tiene una gran hinchada. Va progresando día a día. Ahora entró Diego Milito como presidente y le deseo suerte. En Independiente tenemos siempre a la misma gente e involucionamos. Traen jugadores, se debe plata. Me duele mucho lo que están haciendo. No lo puedo creer, me agarro cada rabieta estando solo en casa. Este año tenemos que ganar algo sí o sí. Creo que la gente ya no debe perdonar más nada. Ganamos un partido y parece que ganamos una final del mundo.
-¿Te gustaría estar en el club?
-Con esta gente no iría. Hay que armar algo nuevo. No quiero ser presidente, pero sí estar. Voy a ayudar al que quiera estar en el club sanamente. En el último tiempo a la institución entraron la política y los sindicatos. Pero que Independiente tenga dirigentes que no me gustan no quiere decir que yo no sea agradecido o hincha del club. Hay que dividir las cosas. Acá se junta todo y se va para adelante. En 1978 fuimos campeones por los militares, después porque Maradona metió la mano y en Qatar porque nos cobraron cinco penales. Nunca estamos conformes.
-¿Bertoni podría jugar en la actualidad?
-Sí, jugaría en cualquier época como también lo harían los otros grandes jugadores. Yo sabía tocar de primera y también tenía gambeta. Además, pateaba con las dos piernas, era veloz. Con la preparación de hoy podría jugar tranquilamente. Muchos amigos me dicen que sería un jugador ideal para el Manchester City de Guardiola.
-¿Te gustan los campeonatos en Argentina?
-No. Y mirá que tengo buena relación con la AFA, con Chiqui Tapia y con Pablo Toviggino; ellos se portan bien con nosotros. Pero no me gusta el torneo. Deberían hacer mejor los fixture. Una vez a Julio Grondona le dije que en ninguna parte del mundo había torneos de 30 equipos. La competencia es más alta con menos equipos.
-¿Te arrepentís de haber criticado a Lionel Scaloni?
-No porque nunca lo critiqué. Me acuerdo bien. En su momento, lo único que dije era que me parecía extraño que el técnico de la Selección, Jorge Sampaoli, se fuera con todos sus colaboradores, porque ninguno quiso quedarse, salvo él. Eso fue lo que dije por los códigos que hay en el fútbol, que hay muy pocos, la verdad. Esa fue mi crítica. Después como entrenador había que darle tiempo. E hicieron un lindo grupo y le dieron más categoría a los otros dos mundiales que se ganaron.
-¿Hablaste alguna vez con Scaloni?
-Sí, lo conozco. Yo lo recomendé para el Milán y finalmente se fue a La Coruña. Lionel me sorprendió para bien como entrenador. Había que darle tiempo. En lo personal digo que tendría que haber tenido códigos y hablar con el resto de los del cuerpo técnico, que no sé si lo hizo. Lo futbolístico no lo critiqué jamás. Muchos decían que no podía dirigir porque no tenía experiencia y Marcelo Bielsa salió campeón en Newell’s sin experiencia. Y después fue a la Selección, donde no salió campeón, pero para mí es uno de los mejores. Acá juntan todo. Yo siempre pido que no tergiversen, que no me metan otras cosas para armar una polémica. Si publicás una nota, poné lo que digo yo. A veces dicen “Bertoni polémico” y lees la nota adentro y no hay nada. Yo no tengo miedo en decir lo que pienso porque no le debo nada a nadie.
-De Paul y algunos otros jugadores de 2022 dicen que la mejor Selección de la historia es la de ellos…
-Y nosotros decimos que somos los mejores. Lo único que puedo decir es que ser campeón del mundo no es todos los días. Uno gana con un estilo y otro con uno diferente. Las tres selecciones son las mejores.
El mejor campeón de todos los tiempos
Daniel Bertoni se animó a elegir al mejor equipo entre los campeones del mundo. Foto: Rocio Carrasco
Daniel Bertoni tiene pergaminos para hablar de fútbol y de la Selección. Alcanza con revisar su palmarés para entender que se está en presencia de una gloria: un título de Primera en 1977, tres Copa Libertadores (1973, 1974, 1975), dos Copa Interamericana (1974 y 1976), una Copa Intercontinental (1973) y el Mundial de 1978. Entonces, era una tentación invitarlo a jugar con el armado del mejor equipo de Argentina con todos los campeones del mundo. «Ante todo, voy a elegir por lo que son como jugadores de fútbol. No tengo nada contra ninguno”, se anima Bertoni.
Ubaldo Fillol: “Sé lo que era porque lo tuve de compañero y también jugué en contra. No tengo nada contra el Dibu, que salió de Independiente. Fillol es uno de los grandes arqueros de la historia, conjuntamente con Hugo Gatti. El Pato sacó tres pelotazos impresionante en la final contra Holanda”.
Jorge Olguín: «Podía jugar de dos o de cuatro y tenía una enorme calidad».
Cristian Romero: «Galván nos dio mucho, era tiempista; lo mismo que el Tata, que hizo un gol en una final. Pero el Cuti me encanta”.
Daniel Passarella. «No hace falta ni nombrarlo. Lo elijo por amistad y porque era el mejor marcando, jugando. Tenía actitud, era ganador. Con el Cuti podrían jugar solos en la defensa”.
Alberto Tarantini: «Un gran marcador de punta y un amigo”.
Osvaldo Ardiles: «Tenía dinámica y llegaba al gol».
Jorge Burruchaga: «Lo mismo que Ardiles. Jugando ahí en el medio podría darles mucho aire a los delanteros».
Daniel Bertoni: «Me pondría bien por afuera para desbordar”.
Lionel Messi: «A Leo lo retrasaría un poco para que se junte con los mediocampistas».
Diego Maradona: «Diego tiene que estar sí o sí, ni hablar”.
Mario Kempes: «No iba tanto por afuera, pero lo podía hacer. Pura potencia y goleador».
Entrenador: «César Luis Menotti».
El goleador: «Mario Alberto Kempes».
El capitán: «Daniel Alberto Passarella».
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Maximiliano Uria
Redactor de la sección Deportes [email protected]
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