En un contexto de caída inflacionaria, el consumo de carne porcina en la Argentina tuvo un cierre de año marcado por diferentes contrastes. Por un lado, las ventas de carne fresca y chacinados crecieron un 11,1% en diciembre pasado y alcanzaron el mayor nivel en dos años, pero este repunte no logró revertir la caída acumulada del 1,5% en todo 2024. Además, el Índice de Precios Porcinos (IPC Porcino) registró un aumento del 84,6% en ese período y los productos más afectados fueron las menudencias de cerdo, que lideraron las subas con un alza del 111,3%, seguidas de los chacinados frescos de 102,9% y los subproductos de cerdo en 100,6%.
Los productos que más subieron fueron la morcilla en un 129%, las costeletas 109% y el solomillo 107%, que fueron los cortes que más incrementaron su valor durante el año. En ese sentido, se conoció que el precio del chorizo subió un 106%, mientras que la milanesa de cerdo lo hizo en 105% y el lomo embuchado en 104%. En tanto, con subas mayores al promedio registrado, pero sin llegar a los tres dígitos estuvieron el jamón crudo en 89,8%, la salchicha parrillera en 88,6%, la salchicha viena en 87,9% y el lomo de cerdo en 86,8%. Lo que menos subió en el año fue panceta, salamín y pechito de cerdo, que lo hicieron levemente por encima del 50%.
Los datos se desprenden de un informe presentado por el Centro de Economía Regional y Experimental (Cerx), donde señalan que las categorías como la panceta y el salamín mostraron aumentos más moderados, superando el 50%. Mientras tanto, el último trimestre del año registró signos de recuperación en las ventas, especialmente en diciembre, donde los chacinados crecieron un 13,2% y la carne fresca un 9,0% en comparación con el mismo mes de 2023. Este comportamiento evidenció una demanda más firme impulsada por las festividades y un esfuerzo por mantener los niveles de consumo, a pesar del impacto de la inflación y la coyuntura económica.
En rigor, estas tendencias muestran un mercado afectado por la inflación, con aumentos desiguales en precios y un consumo en recuperación en los últimos meses del año. Del informe surge que aún con esta recuperación, el sector cierra el año con un desafío claro: estabilizar los precios y fomentar el consumo interno en un contexto económico adverso. Las menudencias de cerdo y los subproductos impulsaron los precios en diciembre, mientras que los chacinados frescos y los fiambres tuvieron incrementos más bajos en comparación.
Además, indicaron que en diciembre, las ventas de carne de cerdo y chacinados repuntaron 11,1% frente a igual mes de 2024, aunque la mejora no alcanzó para dejar un balance positivo en la venta anual, que finalizó con una caída de 1,5%. La venta estuvo deprimida casi todo el año, y arrancó a recuperarse en el último trimestre. De acuerdo con los datos del sector porcino, en promedio, el consumo de carne porcina por habitante por año es de 22,5 kilos.
Del informe que se realizó de forma online de 20 supermercados e hipermercados de todo el país, parte que las menudencias y los subproductos de cerdo empujaron los precios del último mes de 2024. Esto se dio con una demanda de consumo firme sobre fin de año, donde en diciembre subieron 10,8% los precios de menudencias de cerdo y 9,6% los de subproductos de cerdo. En cambio, los chacinados frescos fueron los de menor aumento mensual, con más del 3%, seguido por la carne fresca con 3,4% y los fiambres 4,6%.
Esta semana, el Gobierno desreguló la exportación e importación de alimentos mediante un decreto publicado este lunes en el Boletín Oficial. Lo hizo con el Decreto 35/2025 que establece que los alimentos con certificación en países de alta vigilancia podrán atravesar las fronteras de Argentina sin restricciones y serán automáticamente incorporados al Código Alimentario Argentino (CAA). Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, calificó a la medida como una “revolucionaria desregulación”. A partir de esta medida, en el sector estiman que entrará fiambre terminado de los países de la región donde está habilitada la importación. Este escenario complicaría a toda la cadena productiva.
“Venimos de un año pasado complicado con el tema de los chacinados por el poder adquisitivo. La gente considera que los chacinados son un lujo y bajó el consumo. Estamos en época de verano y siempre repunta un poco y eso es positivo. El Decreto favorece de una forma increíble la importación del producto terminado y eso lo vamos a ver en muy corto plazo con ofertas de productos de segunda y tercera categoría de Europa, pero como van a tener la bandera española, italiana o Francia la gente va a considerar, que es de mejor”, precisó Juan Uccelli, consultor experto del sector porcino.
La importación podría afectar a las industrias chacinadoras, y esto, como consecuencia, también va a afectar al desposte y faena de cerdos y va a afectar a los productores de cerdos. “Es muy complicado con el tema de la resolución y esperamos que se siga cumpliendo la resolución 12/2017 del Senasa en la cual se señala que todos los productos que ingresan a Argentina, con proteínas animales, tengan un tipo de control por el Senasa”, observó.
En el sector, advirtió, les preocupa que esta apertura que ya se vivió en la década de los 90 cuando había fiambres de todos lados y la gente consideraba que lo español era mucho mejor, por tener la banderita de España. “Lo que entra acá es un producto de tercera categoría. En la Argentina hacemos un chacinado muy bueno y se van a ver perjudicados por una diferencia de precios por el dólar atrasado”, señaló.
“El 2024 terminó de forma negativa, 1,5% en promedio de lo que veníamos en 2023, habíamos empezado muy mal con caídas del 8% interanual. Veníamos muy bajos para los meses de mayo y junio. Tuvimos una buena Navidad, comparada con la de 2023, que fue mala en pleno ajuste. Estamos relativamente conforme; el esfuerzo de ventas es el triple de antes y ya no es más automática, es más peleada”, sostuvo Gustavo Lazzari, empresario del rubro, quien señaló que se están recuperando.
Según mencionó, la venta va en función del salario y se va recuperando de a poco. El empresario observó que el sector es muy competitivo y dada esa competitividad, casi todos los cortes y fiambres se manejaron muy por debajo de la inflación promedio de la economía. “En un escenario de inestabilidad nuestra preocupación son los costos. Cada escritorio empezó a ser un quirófano, en términos de la cirugía de costos que estamos haciendo, tanto en los procesos como en las compras de materias primas e insumos, porque hay costos que no podemos manejar”, observó.
Además, dijo que les preocupa la importación si la apertura es asimétrica. Según mencionó, el decreto 35/2025 preocupa si los productos importados entran con más facilidad que los nacionales y la no reciprocidad. “Nosotros no tenemos acceso a los mercados de destino como los mercados de origen tienen acceso a la Argentina”, afirmó. Un tema no menor y que se transforma en un riesgo para la actividad es la cuestión sanitaria y el cuidado que tienen los productores para evitar, por caso, la triquinosis.