“El país necesita una revolución industrial”

La revolución industrial marca un antes y un después en la vida de la humanidad. Fue un proceso de cambio tecnológico, social y económico que se inició en Inglaterra entre 1760 y 1840.

Este proceso transformó la economía agraria y artesanal en una e economía industrial. Los países que se adelantaron en adaptarse a ese proceso son los que han logrado el desarrollo.

Poseen una industria fuerte a través de la integración de sus industrias básicas y han inundado el mundo con su producción así como de divisas las reservas de sus bancos centrales para fortalecer sus monedas. No tienen problemas de desocupación y el salario industrial les ha producido valor agregado y capacidad de consumo al pueblo. Argentina no se ha acoplado a ese proceso y la participación de las industrias manufactureras en el PBI es escasa, frente a las exportaciones de su producción agropecuaria. Por ello, creo que el país necesita una revolución industrial para salir del subdesarrollo, combatir la pobreza y estructurar una solida posición económica.

Víctor La Pietra / [email protected]

“¿Qué están esperando para combatir la inseguridad?”

¿Qué está esperando el Gobierno Nacional -en especial, la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich- para ponerse a combatir la inseguridad y el crimen en el Conurbano?

Si aquellas autoridades ya lo hicieron en Rosario, ¿por qué no en el Gran Buenos Aires? ¿Acaso pensarán que cuántos más delitos y más inseguridad mejor, porque así cada vez se desprestigia más el gobernador Kicilloff? Si acaso creen tal cosa, además de incumplir con sus deberes de funcionarios al permitir que continúen los delitos, estarían incurriendo en un craso error, puesto que si se decidieran a actuar y lograran disminuir la inseguridad y la criminalidad, Kicillof quedaría públicamente expuesto como el inútil que es, y el Gobierno y su ministra de Seguridad, se anotarían un golazo político.

Martín López Olaciregui / [email protected]

Le cuestiona a Kicillof su currículum vitae

¿Qué le vieron a Axel Kicillof? Es una pregunta recurrente que me hago sobre cómo una persona logra, sin haber trabajado nunca en empresas privadas, ni en el sector financiero, ocupar los más altos cargos en Aerolíneas Argentina, en el Ministerio de Economía de la Nación y ahora la Gobernación de la Provincia.

Su actividad siempre estuvo centrada en la militancia estudiantil y en el mundo académico. Me da la impresión que para los puestos mencionados, debería haber pasado por el mundo real. ¿Será que por haber leído ciertas obras de Carlos Marx como El Capital o Una contribución a la crítica de la economía política, etc., lo ubican a este señor en el altar de los genios? Todas obras que seguramente nadie leyó dentro de la progresía kirchnerista. Quizás también leyó de Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo.

Las diferencias entre el mundo académico y el real son importantes y más para los cargos que ocupó Kicillof. Su gestión para cancelar la deuda con el club de París, nos muestra que nunca negoció un préstamo y en cuanto a la estatización del 51% de YPF, su comportamiento fue el del líder del centro de estudiantes que nunca firmó un contrato, ni siquiera de alquiler. Respecto a la gestión como gobernador, las carencias en cloacas y agua potable hablan por sí mismo, para no introducir el tema de la seguridad. Finalmente, le recuerdo a Kicillof, que todos los países que se volcaron al marxismo, fracasaron en lo económico y se transformaron en dictaduras en lo político.

Alfredo Tolchinsky / [email protected]

“Eliminar las leyes trans, es borrar a las personas”

¿En qué momento decidimos que retroceder era avanzar? Nos quieren convencer de que eliminar el cupo laboral trans y el femicidio como figura legal es un acto de igualdad. Pero, ¿igualdad para quién? ¿Para los que nunca tuvieron que pelear por ser reconocidos, por un espacio, por un derecho básico? El cupo trans no es un favor ni un privilegio: es justicia. Es reconocer que hay quienes siempre empezaron la carrera desde mucho más atrás. Y el femicidio no es una palabra vacía: es la forma en que la ley le pone nombre al horror cotidiano que viven las mujeres por el hecho de serlo.

Eliminar estas leyes no es ajustar la burocracia, es borrar a las personas. Es decirles que su lucha no vale, que sus vidas son descartables. Y si eso no es un retroceso, ¿entonces qué es? Construir un país inclusivo no es una carga, es una responsabilidad. Porque un país que abandona a sus vulnerables no es un país; es un campo baldío donde las flores mueren antes de florecer.

Liliana Canaves / [email protected]

La pasión por el fútbol, “que siempre da revancha”

Para los amantes del fútbol evocar goles y campeonatos, vinculados con los equipos de los cuales son hinchas, resulta una tarea singularmente grata. Tal mi caso. Sin embargo, pasar revista a los tantos sufridos y a los torneos malogrados también forma parte del ejercicio retrospectivo. Son factores inescindibles de una historia a veces humillante pero, casi siempre, aleccionadora.

Mi primera frustración la viví, a los 10 años, con motivo del Mundial de 1958. Revés estrepitoso de la Selección argentina. Despuntaba mi amor por el fútbol y los seis goles infligidos por Checoslovaquia a la Albiceleste me hicieron mella. Se había consumado, para la mayoría de la prensa deportiva, “El desastre de Suecia”. Ocho años después, una nueva decepción. Fui testigo del River 2 Racing 0. El equipo de José había llegado invicto al cabo de 39 encuentros y aspiraba a cantar las 40 en suelo millonario. Pero Cubilla y Mas abortaron el sueño.

Estos ejemplos fueron seleccionados por el impacto que generaron en mí. No se trata de propiciar el masoquismo ni de regodearse con el fracaso. Aquellas derrotas tuvieron desquite.

La Academia se consagró campeón Intercontinental y la Argentina obtuvo tres títulos mundiales. El fútbol siempre da revancha. Por suerte.

Alejandro De Muro / [email protected]