El año pasado fue el más caluroso de la Tierra desde que comenzaron los registros -y probablemente el más caluroso en al menos 125.000 años-, en tanto superó el récord que se alcanzó en 2023. Por primera vez, las temperaturas promedio mundiales superaron el objetivo del acuerdo climático de París de 1,5° Celsius por encima de los niveles preindustriales. Los científicos mayoritariamente culpan de ello al cambio climático provocado por el hombre.
La globalización se refiere simplemente a la interdependencia en distancias intercontinentales. El comercio entre los países europeos refleja la interdependencia regional, mientras que el comercio europeo con Estados Unidos o China refleja la globalización. Al amenazar a China con aranceles, el presidente estadounidense Donald Trump trata de reducir el aspecto económico de nuestra interdependencia global, a la que atribuye la pérdida de industrias y empleos nacionales.
Los economistas debaten cuánto de esa pérdida fue causada por el comercio global. Algunos estudios han concluido que se perdieron millones de puestos de trabajo por la competencia extranjera, pero esa no es la única causa. Muchos economistas sostienen que el factor más importante fue la automatización.
Los cambios de este tipo pueden aumentar la productividad global, pero también causan sufrimiento económico, y a los líderes populistas les resulta más fácil culpar a los extranjeros que a las máquinas. También culpan a los inmigrantes, que pueden ser buenos para la economía a largo plazo, pero son fáciles de presentar como la causa de los cambios disruptivos en el corto plazo. La migración de seres humanos desde África posiblemente sea el primer ejemplo de globalización, y Estados Unidos y muchos otros países son el resultado del mismo fenómeno básico. Pero mientras estos países se construían, los primeros inmigrantes solían quejarse de la carga económica y la incompatibilidad cultural de los recién llegados. Ese patrón continúa hoy.
Cuando la inmigración (o la cobertura mediática de la misma) aumenta rápidamente, cabe esperar reacciones políticas. En los últimos años, en casi todas las democracias, la inmigración se ha convertido en el tema preferido de los populistas que buscan cuestionar a los gobiernos en funciones. Fue un factor clave en la elección de Trump en 2016 y de nuevo en 2024.
Las redes sociales y la inteligencia artificial pueden ser fuentes más importantes de disrupción y preocupación, pero son blancos menos tangibles (y, por lo tanto, menos atractivos).
Esta es la razón por la que algunas personas culpan de la reacción populista en casi todas las democracias a la mayor difusión y velocidad de la globalización y por la que los propios populistas culpan al comercio y a los inmigrantes de la mayoría de los problemas de sus países. En efecto, el comercio y la inmigración se aceleraron tras el final de la Guerra Fría, en tanto los cambios políticos y los avances en la tecnología de las comunicaciones llevaron a una mayor apertura económica y redujeron el costo de los flujos transfronterizos de capitales, bienes y personas. Ahora, con la creciente influencia de los populistas, los aranceles y los controles fronterizos pueden frenar esos flujos.
¿Pero la globalización económica puede revertirse? Ya ha ocurrido antes. El siglo XIX se caracterizó por un rápido aumento tanto del comercio como de la migración, pero éstos se detuvieron en seco con el estallido de la Primera Guerra Mundial. El comercio como porcentaje del producto mundial total no recuperó los niveles de 1914 hasta casi 1970.
Ahora que algunos políticos estadounidenses abogan por una desvinculación total de China, ¿esto podría volver a ocurrir? Aunque los problemas de seguridad pueden reducir el comercio bilateral, el costo de abandonar una relación de más de medio billón de dólares por año hace que la desvinculación sea improbable. Pero “improbable” no es lo mismo que “imposible”. Una guerra por Taiwán, por ejemplo, podría paralizar por completo el comercio entre Estados Unidos y China.
En todo caso, para tratar de comprender el futuro de la globalización debemos mirar algo más que la economía. Existen muchos otros tipos de interdependencia global: militar, ecológica, social, sanitaria, etc. Aunque la guerra siempre es devastadora para los directamente implicados, conviene recordar que la pandemia de COVID-19 mató a más estadounidenses que los que han muerto en todas las guerras de Estados Unidos.
Del mismo modo, los científicos predicen que el cambio climático tendrá enormes costos a medida que los casquetes polares se derritan y las ciudades costeras queden sumergidas a fines de siglo. Incluso a corto plazo, el cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de los huracanes y los incendios forestales. La perversa ironía es que podemos estar en proceso de limitar un tipo de globalización que tiene beneficios, mientras dejamos de actuar para hacer frente a los tipos que sólo tienen costos. Entre las primeras medidas de la segunda administración Trump estuvo retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud.
¿Cuál es entonces el futuro de la globalización? Las interdependencias de larga distancia seguirán siendo un hecho mientras los seres humanos tengan movilidad y estén equipados con tecnologías de comunicación y transporte. ©Project Syndicate, 2025. Traducción: Elisa Carnelli
Sobre la firma
Joseph S. Nye, Jr.
Geopolitólogo y profesor de la Universidad de Harvard.
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