Las altas temperaturas han provocado un aumento considerable en el consumo de agua potable. Sin embargo, la seguimiento de cortes en el suministro de energía eléctrica ha obligado a las plantas potabilizadoras a reducir su producción, dejando a numerosos usuarios sin acceso al servicio. La situación es especialmente crítica en las zonas altas de la ciudad, donde la falta de presión en las cañerías dificulta aún más la llegada del agua. Algunos barrios llevan más de tres semanas con faltante.

Ante esta problemática, han vuelto a camionetas circulares con tanques de agua, mientras trabajadores independientes buscan generar ingresos mediante la distribución particular del recurso. «Hace tres semanas que estamos comprando agua, y encima nos llega la boleta con aumento, cuando casi no tuvimos servicio durante el mes. Reclamás y te dicen que igual hay que pagar. ¿Cómo puede ser si no nos brindan el servicio?», cuestionó Maribel R., vecina del barrio Villa Alta.

En tanto, Mónica C., del barrio Belén, también expresó su malestar: «Acá entra de vez en cuando un chorrito de agua. Hay días que directamente no tenemos nada. Pensamos que este verano sería distinto porque en enero no tuvimos problemas hasta el 20 más o menos, pero ahora volvemos a estar en la misma situación, controlando si podemos limpiar o lavar la ropa».

Las plantas potabilizadoras no solo enfrentan una demanda creciente, sino que además operan con dificultades debido a la inestabilidad del suministro eléctrico. En el caso de la planta ubicada en el centro de la ciudad, los constantes cortes de luz han afectado su funcionamiento desde la explosión de un transformador en la avenida Hipólito Irigoyen, ocurrida hace aproximadamente tres semanas. «Todos los días tenemos cortes en barrio Andresito, pueden durar entre dos y tres horas, y algunos días son varios. Ya no sabemos cómo reclamar», explicó Gabriela I.,

Por otro lado, la planta ubicada en el barrio Las Leñas, que abastece a los usuarios de IMAS, también presenta inconvenientes. Actualmente se encuentra en reparación, lo que limita el procesamiento de agua cruda y agrava la escasez. «Hace casi 10 días estamos sin agua en barrio Altos del Paraná. No nos podemos bañar para ir a trabajar con estos calores, y encima, como EMSA no tiene guardia, nos dejan sin luz toda la noche. Venimos sin dormir a trabajar, esto es insostenible, y el gobierno municipal no hace nada», reclamó Cristian M.

Los barrios que cuentan con red de distribución de agua potable sufren interrupciones constantes, mientras que otros, como Las Palmeras, llevan meses sin suministro debido a la falta de energía eléctrica. «Es pura falta de voluntad política. Faltan 300 metros de cable para hacer funcionar una bomba, pero no lo hacen. Hay 200 familias soportando temperaturas extremas sin agua. Los servicios públicos en Iguazú son cada vez peores», denunció Rosama L.