Misiones
El candelariense más alto del país continúa con el sueño de regresar a su pueblo natal
El hombre más alto de Argentina, Sergio (Chiquito) Gómez, tiene actualmente 39 años y mide 2.26 metros. Su extraordinaria estatura se debe a un exceso de hormona del crecimiento (GH), que provoca una condición conocida como gigantismo. Desde su infancia en Candelaria, donde creció hasta los 18 años, Sergio siempre se destacó por su altura, siendo el más alto entre sus compañeros. En busca de mejores oportunidades laborales y para unirse al Club de Básquet Gimnasia y Esgrima de La Plata, se trasladó a Buenos Aires. Antes de eso, a los 16 años, formó parte del Club Tokio y otros equipos.
Después de una década en la capital, Sergio ha regresado a su pueblo natal con la esperanza de encontrar trabajo y ayudar a su padre, Carlos Gómez, quien es jubilado municipal y vive con un ingreso mensual de $130.000. En una reciente entrevista con El Territorio, Sergio compartió: «Volví a Candelaria y mi mayor deseo es quedarme aquí. Necesito la tranquilidad de mi pueblo para cuidar mi salud. Dormir en una cama común es difícil; mis piernas quedan fuera y me despierto adolorido. Además, tomo medicación especial para evitar las convulsiones causadas por un tumor en la cabeza que también provoca mi crecimiento excesivo».
Sergio expresó su deseo de trabajar en cualquier empleo, ya sea como jardinero o en seguridad, para poder estar junto a su padre y ayudarlo, especialmente considerando que Carlos enfrenta dificultades debido a su edad y las experiencias vividas. «Pido un trabajo en mi pueblo; quiero conseguir un terreno para construir una casa adecuada para vivir con mi padre», añadió.
La situación de Sergio ha llamado la atención del hospital de Candelaria, donde las autoridades han comenzado gestiones para garantizar que reciba atención médica adecuada y el tratamiento necesario.
La vivienda de Carlos Gómez es precaria; carecen incluso de una heladera. Con tristeza, Carlos comentó: «Quiero que mi hijo se quede aquí. Ojalá le den un trabajo; si no, tendrá que volver a Buenos Aires, lejos de mí. Vivo apenas con mi jubilación y las changas que hago».
Para ayudar a la familia Gómez, se ha organizado una venta de pollo asado con mandioca para recaudar fondos y satisfacer necesidades urgentes. Sergio desea que lo vean como alguien diferente, no como un fenómeno. A pesar de su condición, se considera capaz de realizar cualquier trabajo necesario para mantener su vida dignamente.
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