Misiones
El titular de Instituto Forestal Provincial analiza fortalezas y debilidades del sector
Preocupa la concentración y la falta de política forestal en la Argentina
Hugo Escalada, presidente del Instituto Forestal Provincial (Infopro), señala la inexistencia de una planificación integral a nivel país del sector forestal, tras recordar los tiempos del Ifona como el último período de una visión estratégica estatal. En esta entrevista, el titular del organismo provincial describe un panorama complejo, marcado por la disminución y progresiva desaparición de pequeños productores, una creciente concentración en grandes industrias y la imperiosa necesidad de modernización para que el sector forestal misionero pueda sortear la incertidumbre actual y proyectarse hacia un futuro sostenible.
¿Existe en la actualidad una política forestal nacional para incentivar al sector?
No, no hay política forestal, no existe ni un tipo de política forestal nacional. La última vez que ocurrió eso fue cuando todavía existía a nivel nacional en la década de 70 el Instituto Forestal Nacional (Ifona). En ese momento, el país entendía que éramos muy deficitarios en términos de producción de madera, porque Argentina prácticamente importaba todas sus necesidades de madera y teníamos extensos territorios, zonas particulares como la Mesopotamia, donde distintas especies crecían a un ritmo muy acelerado y que con una planificación y con un soporte y con financiamiento proveniente del Estado y con el interés de los privados, se podía proyectar un plan a 10 a 15 años para que Argentina pudiese empezar a abastecerse primero en madera y después, dentro de las posibilidades, a exportar. O sea, ese fue un plan que tuvo como principales soportes, primero la Ley de Desregulación Impositiva. Esa fue la época en que empezamos a ver acá en Misiones gente que venía a comprar tierras, a forestar, fue algo impresionante. El interés era porque estaban desgravando impositivamente.
Fue el incentivo más grande con el cual se dispara lo que hoy conocemos como el sector forestal. Eso después se cortó, pero siguió con subsidios de distintas índoles. Si bien los planes después empiezan a ser irregulares y se empiezan a caer, el Estado propicia distintas leyes, como por ejemplo la ley de retención cero a las exportaciones del sector forestal, y la última gran ayuda del Estado, gigantesca ayuda del Estado, la vimos en la época del Covid-19, donde todos los sectores estaban mal porque fue un parate mundial, y aquí en la Argentina el Estado, el gobierno, declara al sector forestal como sector protegido, indispensable, y le baja el costo energético y le abona el 50% de los sueldos de todos sus salarios.
De hecho, ¿fue en los últimos años el mejor momento para la provincia, para las empresas, los aserraderos, exportadores y demás?
Fue un boom, algo impresionante. Entonces, a lo largo de todas estas décadas, siempre hubo dirigismo del Estado, siempre hubo aportes del Estado, siempre hubo distintas medidas, ya sea desde el quite de retenciones, pago de salario, bajar la tarifa de luz, desgravación impositiva, siempre hubo una fuerte impronta del Estado.
Por eso, en la Argentina no existe el sector forestal sin el Estado, ni va a existir, porque en ningún momento a lo largo de todas estas décadas, el sector privado apuntó a decirle al Estado, ‘ya no te necesitamos, seguimos solos’. Al día de hoy se siguen escuchando reclamos del sector forestal, ‘que nos bajen las tasas’, ‘que nos ayuden con esto’.
¿Cómo está Misiones en materia de plantaciones?
En Misiones está disminuyendo la cantidad de productores de manera alarmante y está aumentando la concentración en el sector forestal. Entonces, lo que antes plantaban 15 productores, hoy planta un solo industrial. Estamos teniendo un proceso de abandono de los pequeños productores por distintos motivos y empezaron a hacer sustitución. El espaldarazo o el golpe final lo dio una yerba con precios muy buenos en los últimos diez años, en donde mucha gente hizo tala rasa.
¿Debe ser porque el sector forestal implica una apuesta a muy largo plazo?
Totalmente. En el sector forestal, el tiempo es un factor fundamental, porque a diferencia de la yerba mate, que es una planta que no solamente crece rápido, sino que hasta dos veces por año se puede cortar, en el sector forestal estamos hablando siempre de bosques implantados, hay que preparar el suelo, comprar el plantín o generarlo, cuidar que en los primeros años no le ataque la hormiga ni ninguna otra plaga, para que, alcanzados los siete años, hacer la primera poda, que popularmente se le llama raleo y a los catorce años empezar a cortarlo como madera. O sea que si no hay políticas de mediano o largo plazo, quién se va a meter en el sector forestal.
No solamente la fijación de precios es lo que importa, sino llevar adelante una política. Muchas veces está aquella panacea de atraer inversores y lo primero que preguntan es qué cantidad de plantaciones hay en Misiones. Existe la falacia, el error repetido hasta el cansancio, de decir, Misiones está en las 350.000 hectáreas, 400.000 hectáreas, y se hace distintos censos y se compara si Corrientes tiene un poco más o un poco menos, el tema no es la cantidad plantada, es la cantidad disponible. Nosotros tenemos 350.000 hectáreas y 200.000 hectáreas son de Arauco, de Papel Misionero, o sea, no están disponibles, son de los grandes industriales que plantaron para ellos, es decir hay, pero no están disponibles.
La disponibilidad, sale de los pequeños productores, porque planta para vender su producción, entonces, lo que a mí me interesa desde el Instituto Forestal es ponerle un precio previsible en el tiempo, que lo invite a volver a plantar, primero para que haya un ingreso para ese pequeño productor, y segundo para que esos pequeños productores, aumenten el volumen de esa producción y hacer realidad, lo de traer inversiones.
¿Qué se está plantando ahora en Misiones puntualmente?
En Misiones se empezó a plantar más eucaliptos que antes porque el futuro es el eucalipto, ya no es más el pino como teníamos nosotros. Todas las plantas, sobre todo las plantas celulósicas, están apostando al eucalipto. Se necesita mucho menos cloro y mucho menos químico para blanquearlo que el pino.
Tras aquel boom en medio de la pandemia, ahora se transita por una etapa de mucha incertidumbre. ¿Por qué? ¿Qué pasó?
La situación es preocupante y no veo que vaya a cambiar, por lo menos a corto plazo. Es preocupante por lo siguiente, el sector forestal específicamente de Misiones, tiene desde mi punto de vista dos temas a solucionar, que son los que venimos debatiendo largamente en el Instituto Forestal, pero que no tiene prensa, siempre se habla de la fijación de precios nada más, que es una de las funciones del Instituto Forestal. Primero, ser eficaz, hoy en el mundo el que no es eficaz no puede trabajar más. En Misiones prácticamente el 50% de la madera se desaprovecha, al no haber incorporado tecnología de punta, al hacer los cortes de la madera, hay un desperdicio brutal, desperdicio que se ve en esas pilas de aserrín o esas pilas de costaneros tirados al costado, o cortes que van quedando.
¿No fueron suficientes las inversiones que se hicieron?
No, porque las inversiones que hicieron y quienes lo hicieron, me sobran los dedos de las manos para contar, que son los pocos que exportan y que han conseguido mercados afuera justamente porque incorporaron tecnología. Misiones tiene censadas cerca de 800 industrias dedicadas al mejoramiento de la madera, a la industrialización de la madera. El 80% de esas industrias yo te diría en breve, si no se modernizan, si no se ajustan, van a tender a ser absorbidas. Por eso, estamos yendo a un proceso de hiperconcentración en el sector forestal, parecido a lo que pasó con el té en su momento, parecido a lo que pasó en su momento con la yerba mate, donde miles de colonos empezaron a desaparecer.
¿O sea, el aserradero tradicional como lo conocemos, ya no tiene futuro?
No tiene futuro si no se vuelve eficiente. Cuando vas a los países del primer mundo, no se desaprovecha un gramo de madera, se aprovecha el 100% de la madera.
Cuando arrancamos con el Instituto, no querían que fijemos el precio del chip. Decían ‘no podemos vender el tronco, que vamos a vender el chip’. Bueno, después las propias industrias, me mandaban por nota para que se fije el precio del chip. ¿Por qué? Porque todos los secaderos de yerba, los secaderos de té, se empezaron a reconvertir, en vez de usar madera nativa, empezaron a usar madera de pino. Y hubo demanda. Y entonces empezó a haber demanda y entonces empezó a valer.
Hoy te diré que hay muchas industrias forestales que se están sosteniendo únicamente gracias a la venta de chips. Bueno, en el sector maderero subsisten desaprovechando el 50%; eso es falta de eficiencia. Ahora vamos a la eficacia. Cuando ves la madera que sale te imaginás muebles, te imaginás sillas, te imaginás sillones. Pero la mayoría del proceso es que son tablas, que, al tener poca cantidad de industrialización, de valor agregado, van al mercado interno, al sector de la construcción. Porque si esas tablas tuviesen mayor valor agregado y saliesen como muebles, etcétera, la plata que ingresaría sería mucho mayor. Pues no. No son eficientes porque agregan poco valor y entonces van al mercado interno. Como son de muy bajo proceso de industrialización, van a la construcción. Para exportación hay que ser competitivos, tener un gran agregado de valor, un producto terminado y bien acabado. Si estas condiciones persisten, la crisis del sector forestal se va a ahondar.
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