La batalla por el poder en la Ciudad de Buenos Aires, el emblemático bastión de Pro, se libra en todos los frentes. Después de que se produjera el arranque oficial de la campaña con vistas a las legislativas porteñas del 18 de mayo, que se convirtieron en una escala crucial para los primos Macri y los hermanos Milei (La Libertad Avanza), se desató una pulseada subterránea entre los apoderados de los principales espacios políticos en torno de un asunto clave de la implementación de la boleta única electrónica (BUE): el diseño de visualización que tendrá la pantalla táctil de la máquina a través de la cual los ciudadanos elegirán a sus candidatos.
Dado que las elecciones en la ciudad se presentan muy abiertas y con el pronóstico más incierto desde que Pro inició su ciclo en 2007 -el peronismo podría volver a ganar después de 21 años y la disputa más reñida sería entre LLA y el macrismo por el segundo puesto, según vaticinan la mayoría de los sondeos-, los aspirantes se alistan para una férrea disputa, cuerpo a cuerpo en todos los campos.
Cuando resta un mes para la cita con las urnas, hay distintos focos de atención en la Capital: el fuego cruzado entre Macri y Milei o sus respectivos lugartenientes; los pases de factura por las secuelas de la feroz interna de Pro o la rivalidad entre Ramiro Marra y Karina Milei. No obstante, la inquietud de los candidatos porteños y sus asesores estuvo centrada en un aspecto que podría ser crucial para sus pretensiones.
Esta semana, el Instituto de Gestión Electoral de la Ciudad de Buenos Aires (IGE), que preside Adrián González, aprobó el formato de la boleta única con sistema electrónico en que se presentará la oferta de cada agrupación política. Fue después de que el ente autárquico convocara a los apoderados de los 17 frentes que competirán en los comicios a una audiencia para escuchar sus reclamos o pedidos de modificaciones.
En las elecciones del 18 de mayo, los votantes porteños deberán seleccionar a su candidato a través de la pantalla táctil de una máquina que imprimirá su decisión en una boleta, que deberá introducirse en la urna. La implementación del sistema electrónico tendrá un costo de casi 22 millones de dólares.
La pantalla
En una primera instancia -además de la fecha y las instrucciones-, el elector visualizará los casilleros de las 17 listas de postulantes que competirán en los comicios y una opción para el voto en blanco. Todo figurará en la misma pantalla.
Dentro de la tarjeta de cada espacio, aparecerán el nombre de la agrupación; el número de lista; un cuadro destinado a la foto -cada partido podrá definir la cantidad de candidatos que pretende colocar-; el logotipo del frente electoral, que tendrá las mismas dimensiones de la imagen del aspirante-; los nombres de los primeros tres candidatos y la tira de colores.
Luego de que el elector selecciona la oferta, el sistema pasará a una pantalla de confirmación de voto. En esa instancia previa a la emisión definitiva del sufragio, el ciudadano podrá visualizar la tira completa de la boleta, con los candidatos titulares y suplentes.
La ley establece que el IGE de ejercer sus funciones de forma imparcial. Sin embargo, los retadores del jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, quien apostó por Silvia Lospennato como primera candidata a legisladora, presumen que el oficialismo salió beneficiado con la resolución del ente. Se escuchan quejas y críticas de los representantes del peronismo, LLA o la Coalición Cívica (CC).
Por ahora, solo Horacio Rodríguez Larreta se inclinó por presentar una apelación ante el juzgado electoral de la Ciudad, que está a cargo de Roberto Carlos Requejo, un hombre cercano a Daniel “Tano” Angelici, uno de los controllers de la UCR porteña y un aliado clave de Jorge Macri.
En síntesis, Larreta presentó un recurso directo contra la resolución 29° del IGE, que dispuso la aleatoriedad en la visualización de la oferta electoral de todas las agrupaciones políticas. El aspirante de Volvamos Buenos Aires, el frente que también integra Graciela Ocaña, entiende que la medida contradice lo dispuesto en los artículos 115° y 116°, inciso 5, del Código Electoral de la ciudad.
En ese sentido, los apoderados del frente de Larreta -Claudio Romero y Diego García Vila- reclamaron que se ordene al IGE que respete el orden de aparición de las agrupaciones políticas que resultó del sorteo público realizado el 7 de abril, vinculado a la asignación de espacios de publicidad en la vía pública. En esa ocasión, indicaron cerca del exjefe porteño, Larreta había quedado en primer puesto. Desde el IGE aseguran que aplicaron el mismo criterio que en 2023.
Los representantes de Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires) y Manuel Adorni (LLA) o la Coalición Cívica enfocaron sus cuestionamientos en otro punto estratégico. El artículo 1° de la resolución 30 del IGE dispone que cada agrupación política tendrá “plena discrecionalidad para definir la cantidad de candidatos” que pretenden incluir dentro del casillero destinado a la fotografía. Es decir, las fuerzas tienen la potestad de decidir si pondrán la imagen del postulante que encabeza la nómina -Lospennato, Santoro o Adorni- o si ubicarán varios candidatos de la lista. Eso sí: deberán comprimirlos en un espacio de idénticas dimensiones al que tendrá el sello.
De esta manera, el macrismo, que procura revitalizar la marca de Pro e imprimirle el ADN amarillo a su campaña para que los electores se identifiquen con su gestión, logró torcerles el brazo a sus competidores directos. Y podrá poner en la foto a Lospennato, Hernán Lombardi y Laura Alonso. En Pro admiten que la diputada tiene margen para aumentar su nivel de conocimiento en el electorado. Hasta ahora, alcanza alrededor del 65%. “Esta es una campaña de marcas y Pro tiene el techo más alto y el rechazo más bajo”, esgrimen en la sede de Pro en Balcarce 412.
Es que la cantidad de rostros que figuraban en la tarjeta de cada alianza fue un motivo de discusión entre los apoderados que participaron de la audiencia del viernes pasado en la Legislatura. Ese día les presentaron dos modelos -el primero, con tres, y otro, con uno- a los emisarios de los espacios.
En el momento de las consideraciones particulares, hubo reproches por la “contaminación visual” que implicaba poner la foto de más de un candidato. Pro, que envió a Ezequiel Jarvis y Ezequiel Sabor como embajadores, arguyó que lo ideal es mostrar los rostros de la lista ya que se trata de una elección legislativa. Entienden que es necesario mostrar un equipo con paridad de género, sin “personalismos”. ¿Pintarán de amarillo el fondo de la imagen de Lospennato, Lombardi y Alonso? Todo indica que sí. “El Código no establece color obligatorio”, justifican.
Quejas del PJ y LLA
En el campamento de Santoro acusan al macrismo de haber pergeñado una maniobra que podría generar “confusión” en el electorado. Están convencidos de que “se manipuló el Código Electoral” para favorecer a Pro: “Necesitan poner a la vocera del Gobierno [por Alonso] en la pantalla por el nivel de desconocimiento de Lospennato”, vituperan.
A sabiendas de que parten con ventaja por la división de la oferta de la derecha, los aliados de Santoro lucen confiados: “La gente va a elegir lo que quiera, por más manipulación y utilización de los recursos de Estado para hacer campaña que hagan”, aseguran.
En el búnker de la filial porteña de LLA, que encabeza Pilar Ramírez, la representante de la fuerza en la audiencia del viernes, también mascullan bronca. Consideran que el IGE no actuó de manera parcial y fue funcional a los intereses de Pro. “Es un mamarracho”, critican. Tampoco apelarán y ya definieron que solo pondrán a Adorni en la foto. Lo mismo hará Ramiro Marra (Ucedé), quien lanzó el espacio Libertad y Orden.
Desde la CC, la fuerza de Elisa Carrió, quien apuesta por Paula Oliveto y Fernando Sánchez como candidatos a legisladores, consideran que la resolución del IGE fue “poco clara”. El enviada de Carrió y Oliveto fue la actual diputada porteña Cecilia Ferrero. Por su parte, los radicales –Lucille Levy (Evolución) no presentaron mayores objeciones.
Desde IGE indicaron a LA NACION que aún no tienen un modelo definitivo de cómo quedará visualizada la oferta electoral en las pantallas táctiles.
En las próximas elecciones, que marcarán a fuego la carrera electoral hacia octubre y cuyo resultado podría condicionar la negociación entre Pro y LLA para converger en Buenos Aires, se implementará la boleta única electrónica. Se trata del sistema que el macrismo utilizó por primera vez en los comicios generales de 2015 y que Larreta volvió a emplear en las elecciones concurrentes de 2023.
En Pro argumentan que el sistema es más rápido, seguro y que facilita el escrutinio de los votos. La licitación se adjudicó a la única empresa oferente: Magic Software Argentina (MSA). Según la resolución 14852269 del IGE que se publicó en el Boletín Oficial el 8 de abril pasado, el contrato tendrá un costo de casi US$22 millones.
En los comicios del 18 de mayo se renuevan 30 bancas de la Legislatura porteña. La semana próxima el IGE convocaría los apoderados y los representantes de las fuerzas a participar de una audiencia para debatir los términos del debate.