¿Cómo es posible que sigan matando y robando a la gente todos los días en la provincia de Buenos Aires, y el gobernador no tome ninguna medida en agudo para evitarlo?
La vida es un bien inapreciable. Una vida que se pierde no se restituye automáticamente por otra que nace. No es lineal la ecuación y, aunque nadie es imprescindible, cada uno de nosotros es un ser único. Por eso, que se pierda una o varias vidas en un robo, es gravísimo. Son muertes evitables y además el dolor que les genera a los deudos es, perpetuo. El hecho de que un familiar se muera por disparos de armas de fuego o por un cuchillazo de un salvaje antisocial, es inexplicable. Vivo en el Conurbano. Como mi casa está a mitad de cuadra, mis hijos y yo entramos de contramano con el auto para evitar que nos sigan. Si alguno viaja en colectivo de noche, nos avisamos para ir a la parada y no volver solos. Tengo alarma, cámaras y un perro de 60 kilos y rejas. Vivimos encerrados mientras los delincuentes andan sueltos. Como cirujano cardiovascular, todos los días “lucho contra la muerte” (como decía mi maestro Favaloro). Pero hoy en la provincia de Buenos Aires todos los bonaerenses podemos decir que “luchamos contra la muerte”.
«Creo que Kicillof tiene alguna alteración que le impide asumir este problema de la inseguridad», afirma Fernando Cichero, autor de la carta y presidente del Instituto de Trasplantes, Ministerio de Salud
Les puedo contar una anécdota para comprender la situación en la que estamos. Un viernes a las 22 horas, en un importe sanatorio de Recoleta, hace ya años, con mi colega el doctor Mazzeti teníamos que colocar un marcapasos a otro colega que vivía en la Patagonia. Cuando introdujimos el primer cable dentro de su corazón, dejó de latir. Le avisamos al cardiólogo que hacía el monitoreo y comenzamos el masaje reanimador. En ese momento, el cardiólogo empezó a gritar que el paciente había muerto y, corriendo alrededor de la camilla, salió del quirófano y no volvió. Como el paciente no recuperaba el ritmo, decidimos abrirle el pecho y masajearlo a cielo abierto. Todo terminó muy bien y años después seguíamos teniendo contacto con el paciente. Este cardiólogo me hace acordar al gobernador.
Creo que Kicillof tiene alguna alteración que le impide asumir este problema: está apático, insensible, anodino, impotente y casi delirante, porque no asume la emergencia que significa la inseguridad. Se ve que tiene suerte, no como los más de 3.500 muertos, entre los cuales están Kim, de 7 años; Lucas, apuñalado a los 20 años; Pablo, de 38, a quien una bala lo mató yendo a trabajar. Y siguen los nombres de los muertos en el periodo Kicillof.
Marcha por inseguridad La Plata.
Le aviso, señor gobernador, que de los seis municipios donde su jefa condenada le gana, tres son los de mayor inseguridad: Merlo, La Matanza, Quilmes. Usted, está confundido como el cardiólogo que salió corriendo porque no sabía qué hacer. Hay que sofocar a los delincuentes, hay que acorralarlos, no dejarlos que se muevan. Y prevenir. Las cámaras no previenen, sólo sirven para mostrar los horrores. Yo, como simple ciudadano bonaerense, pienso que hay medidas que podrían mitigar esta catástrofe.
Los papás de Kim Gómez, la nena de 7 años asesinada durante un asalto en La Plata.
1) ¿Por qué no se obliga a los motociclistas que circulan de a dos en la Provincia a que lleven chaleco reflector con número de patente y si no, se decomisa la moto? 2) ¿Por qué no se puede actuar la Guardia de Infantería y cambiar la movilidad de los efectivos para que, en lugar de camionetas y autos, vayan dos policías en motos, que son más versátiles y van por cualquier lado? 3) ¿Por qué no se pueden cambiar los dispositivos de retenes fijos en los puentes o accesos por dispositivos móviles (es evidente que los delincuentes se informan entre ellos sobre los lugares donde hay controles)? 4) ¿Por qué no se puede recontratar a la máxima cantidad de efectivos retirados o jubilados para que queden en las dependencias policiales y que el personal joven pueda salir a la calle? 5) ¿Por qué no se puede dotar a la fuerza policial de cámaras portátiles de hombro para que ningún garantista acuse a los policías de abusadores o represores? 6) ¿Por qué no se puede dictar una ley, como se hizo en Nueva York, para que cualquier delincuente que mate a un policía tenga un castigo de 20 años de cárcel (cómo puede suceder que un niño con un arma blanca amenace a un policía y no pase nada)?
Cada vez estoy más seguro de que usted está cumpliendo a la perfección con la teoría de El principio de Peter (1969), que dice: “En una organización, a los empleados que hacen bien su trabajo se los promociona a puestos de más responsabilidad, una y otra vez, hasta que llegan a un nivel donde se muestran incompetentes”. (Aerolíneas Argentinas, YPF, secretario de Política Económica, ministro y ahora gobernador). Si no cambia, me dará la razón. Tal como sucedió con Alberto Fernández.
Fernando Cichero / PRESIDENTE DEL INSTITUTO DE TRASPLANTES, MINISTERIO DE SALUD / [email protected]
EL COMENTARIO DEL EDITOR
Por César Dossi
La inseguridad, que se plantó y reina impune
La culpa siempre la tiene el otro: lo dice el manual kirchnerista. Ahora las elecciones lo tiene ocupado, pero Axel Kicillof acusaba que “la ola de inseguridad está vinculada a la devaluación de Javier Milei”. Y decía que “cada gramo de merca que llega es responsabilidad suya”. Y años atrás la culpa era de todos los que no juraron ante las sagradas escrituras K. Pero el gobernador asegura hoy que “jamás en la historia de la provincia se había hecho una inversión tan grande en seguridad” (SIC).
Así las cosas, el tema es que cada vez más gente se defiende de los robos en Provincia, y se duplicaron los casos de homicidios en legítima defensa. Crecieron un 45% los crímenes narco, la mitad fue en La Matanza. En 2024 hubo 848 asesinatos en la Provincia, 4 menos que en 2023. Lo dice el Informe de Relevamiento de las Investigaciones Penales Preparatorias por Homicidios Dolosos, en una nota de Clarín del 15 de abril pasado.
Entonces, ¿en dónde está esa batería de inversiones en seguridad de la que habla el gobernador?
El doctor Fernando Cichero, autor de la carta de hoy, no estuvo exento de la inseguridad que se plantó y reina impune en el Conurbano. Cuenta que “una semana antes de empezar la pandemia me robaron el auto con toda mi familia adentro. Cuando encontré el vehículo, le habían disparado durante una persecución y tardé 9 meses en colocarle la luneta (por el ASPO). Y siempre decimos lo mismo: ‘Menos mal que no nos pasó nada y estamos vivos’. Parece un consuelo, una resignación por la tremenda impotencia que sentimos”.
Por eso Cichero escribe y arroba a Kicillof, que sigue disperso: “No se puede tener especulación política en este tema. La seguridad es un asunto que debe unir a todos los actores de la política. Es una vergüenza que usted y los intendentes sólo piensen en las elecciones.Hay que actuar sobre la inseguridad ya. Yo no quiero que renuncie, quiero que gestione hasta el fin de su mandato, y que sea responsable de sus actos”.