Años atrás, su padre murió y esta pérdida atravesó cada una de sus fibras. “Me impactó, me dolió, me frustró la muerte de mi papá. Cuando se muere alguien o algo que vos querés -no siempre es una persona, puede ser un proyecto, un amor, una relación laboral- es como que se detiene el mundo”. Entonces, decidió convertir todo eso en obra.
Cynthia Wila es psicóloga, abogada y escritora y acaba de publicar La crueldad (Paidós), un libro donde aborda los diferentes ámbitos en los que interviene esa cualidad que, en mayor o menor medida, habita en todas las personas.
“Me empecé a cuestionar acerca de la crueldad con relación a la pérdida y empezaron a aparecer otras crueldades con relación a la vida, con relación a nosotros y a los demás; y luego apareció la crueldad en una dimensión mucho más amplia”, anticipó.
Entre las numerosas aristas de la crueldad, la autora eligió algunas que incluyen a las redes sociales, la vejez, el abuso emocional y más. Y así las describió ante este medio:
1- La crueldad sin sangre
“La crueldad sin sangre es tan déspota o tan dañina como la crueldad sangrienta, como una matanza, como la destrucción del cuerpo, porque la destrucción del ser te deja fuera de la vida.
«La crueldad sin sangre es tan déspota o tan dañina como la crueldad sangrienta», dijo Wila. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Esa crueldad psíquica no sólo tiene que ver con los otros, también tiene que ver con uno: cuando uno se regodea en el sufrimiento, cuando a alguien lo atrapa la melancolía, cuando a alguien lo atrapan las adicciones (las clásicas y las modernas), todo eso también te va quitando tu ser, tu individualidad, y pasás a conectarte con una sociedad unificada donde no hay diferencias, donde todos debemos ser iguales, homogéneos, hegemónicos.
Y como eso es un ideal imposible de cumplir y de sostener, terminás frustrado, angustiado y, por supuesto, con una sensación de vacío que te quita lo más profundo del ser”.
2- La crueldad de las redes sociales
“Tenemos que intentar limitarnos y limitar a los demás. El límite tiene que ver con el amor (con el amor propio y con el amor a los otros). Freud proponía unos diques: él hablaba de que para contener la fluencia del agua se construyen diques en donde el agua se va conteniendo.
Del mismo modo y, haciendo un correlato psíquico, Freud dice: ‘Para contener la pulsión, la energía destructiva de nuestras psiquis, también hay que poner diques’. Él proponía el asco, la vergüenza y los conceptos morales, en función de contener la agresividad o el salvajismo pulsional.
Yo agrego dos, que tienen que ver con la comprensión, para frenar la crítica indiscriminada y sin límites que las redes sociales habilitan sin ninguna ley; y la intolerancia, porque cualquiera que dice algo que no nos gusta habilita al otro a ser intolerante, a cancelarlo, a denostarlo.
«Las redes sociales habilitan una crítica indiscriminada y sin límites», destacó la autora. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Y luego está la empatía, para no ser indiferentes frente al dolor del otro. No hay más crueldad o salvajismo que a nadie le importe nuestro dolor”.
3- Los neologismos de la crueldad (del ghosting al love bombing)
“Freud decía que los síntomas van tomando las modalidades de la época. Y en esta época la modalidad tiene que ver con algunos cambios en el lenguaje. Esto se ha metido en el discurso del amor también. Entonces, allí hay nombres para nominar los abusos emocionales y las cuestiones crueles que puede generar una relación. Esto no está ni bien ni mal, tiene que ver con con el propio avance de la cultura, de la posmodernidad.
Lo que tenemos que tener en cuenta es qué posición tomamos nosotros frente a estas relaciones abusivas, porque para que haya una relación abusiva yo tengo que ser parte; una relación abusiva no es una entelequia.
La crueldad, de Cynthia Wila. Foto: Paidós.
¿Es la relación abusiva respecto de quién? De una persona y de mí. De mí, que lo consiento; de mí, que lo sostengo; de mí, que no puedo salir porque soy vulnerable; de mí, que no puedo pedir ayuda; de mí, que tengo un amor propio debilitado.
Todo esto tiene que ver con mi posición respecto de los demás. Y también tiene que ver con el cuidado de mi amor propio, que tiene que ser el más cuidado de todos. Esto no tiene que ver con ser egoísta: una cuota de egoísmo es necesaria para la vida, porque si no me miro a mí, si no me quiero a mí, si no me cuido a mí, voy a sufrir (y mucho).
Todos somos víctimas en algún momento de nuestra vida: de una relación donde nos tratan mal, de instituciones donde no nos respetan, de un jefe que abusa de su poder. Pero quedarte en un lugar de victimismo y no hacer nada es otra cosa. A veces no se puede porque tu psiquis no sabe cómo enfrentarlo o estás en un momento de debilidad. Entonces la propuesta es pedir ayuda. Si no podés sola o solo, intentá pedir ayuda para salir de ese lugar de sufrimiento, porque ese lugar de sufrimiento es muy grave”.
4- La cruel verdad
“Los niños -sobre todo los niños chiquitos- no tienen las herramientas psíquicas para elaborar algo traumático como el adulto; por eso los traumas se llaman traumas infantiles, porque se instala el momento traumático en la infancia.
Wila: «Los chicos necesitan de la fantasía para vivir». Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Los papás, mamás, educadores, sustitutos, debemos tener mucho cuidado con cómo manejamos ciertas verdades con los niños. Los chicos necesitan de la fantasía para vivir. Necesitan creer en Papá Noel, en el Ratón Pérez, en un cuento, en un superhéroe… necesitan armarse esa fantasía para poder empezar a entrar en la hostilidad del mundo.
Luego, de adultos, se irán dando cuenta que esos eran cuentitos y la realidad es otra cosa, pero son necesarios para una vida infantil sana, para generar ilusión, ya que la ilusión se gesta en la infancia. Si dejamos niños desilusionados, probablemente tendremos adultos que no sepan frustrarse, o que ni siquiera puedan elaborar un proyecto motivado por la ilusión de llegar a algún lado.
La verdad debe ser prudente, oportuna. No debe decirse de manera cruel, sin velos. Será responsabilidad de los adultos cuidar la psiquis de los chicos».
5- La crueldad en la adultez mayor
“No sé si estamos preparados para ser viejos y para la crueldad del mundo. Sí sé que se anuncia todos los días, que todos los días vemos una crueldad muy grande, muy avasallante con la vejez: porque no son tenidos en cuenta; están fuera del sistema y del erotismo; son personas que están vivas, pero no están dentro de la vida porque no están dentro de las aspiraciones de la cultura moderna.
Deberíamos plantearnos que nosotros seremos ellos en muy poco tiempo. El tema de mirarse en un espejo es interesante para darse cuenta de cómo te gustaría ser y cómo te gustaría que te trataran cuando llegues a viejo, interpelarme un poco acerca de cómo soy y cómo los trato.
“No sé si estamos preparados para ser viejos y para la crueldad del mundo», señaló la psicóloga. Foto: Guillermo Rodriguez Adami.
Tratar de tener comprensión, empatía, asco o vergüenza es salirse del discurso del viejismo, del maltrato a los ancianos. Pongamos diques al salvajismo, a la agresión y a la pulsión destructiva que nos recorre”.
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