Aunque la intención de los organizadores de la 49.º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires era la de refundar un diálogo con el Gobierno de Javier Milei en la persona del secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, la inauguración de la muestra se transformó en una riña de gallos entre los adeptos que llegaron para alentar al funcionario nacional, los escritores y expositores que lo abuchearon y un escrache final que se superpuso con el corte de cintas y foto tradicional exhibiendo imágenes del periodista y escritor Osvaldo Bayer, después de que un monumento en su honor fuera removido y destruido por Vialidad Nacional en Santa Cruz a fines de marzo.
La imagen de Osvaldo Bayer es levantada por decenas de invitados como respuesta al discurso del Secretario de Cultura en la inauguración de la Feria del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
Organizado por autores y autoras, las siluetas con la imagen de Bayer llevaban la leyenda «Hay que esclarecer nuestro pasado para que nunca se repita» y se hicieron visibles cuando las levantaron al mismo tiempo ocupando el centro del salón mientras sobre el escenario, el presidente de la Fundación El Libro, Christian Rainone; el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y la ministra de Cultura, Gabriela Ricardes; el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli; y Abdulatif Alwasil, el responsable del área de Literatura del gobierno de Arabia Saudita, que es la ciudad invitada de Honor, se disponían a cortar las cintas y dejar inaugurada la muestra. Dos imágenes superpuestas que cristalizaron lo sucedido durante las dos horas que duró el acto.
50 años de Feria
El primero en hablar fue el anfitrión, que además debutó como titular de la fundación que organiza la Feria. Rainone recordó que la muestra celebra su 50º aniversario, aunque la edición sea la número 49 por el impasse de la pandemia y comenzó con un breve homenaje al Papa Francisco, fallecido el lunes: «En estos días de tanto dolor, quiero empezar este discurso con unas palabras de nuestro querido Papa: “La literatura educa el corazón y la mente, nos abre a la escucha”.
El escritor y periodista argentino Juan Sasturain habla durante la inauguración de la 49 Feria Internacional del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
Rainone se comprometió a valorar durante su gestión la huella de la tradición al tiempo que apostará por la innovación. «En la línea de la tradición continuaremos realizando programas culturales de excelencia como el Festival de Poesía; los Diálogos Latinoamericano, Argentino y de Pueblos Originarios; la Maratón de la Lectura dedicada al gran Juan José Saer, y nuevamente tendremos un potente debate de cierre. Seguiremos con las actividades educativas, también habrá lugar para “Orgullo y Prejuicio”, el stand de Diversidad Funcional y Discapacidad», entre otras actividades.
Antes de concluir, el organizador anunció para el último domingo de la muestra un «gran escenario musical encabezado por Kevin Johansen y Liniers, entre otros artistas de Sony Music», celebró la vigencia del Programa Libro % de CONABIP, que cumple nada menos que 20 años desde su primera edición: «Dos décadas de miles y miles de libros que viajaron desde la Feria a bibliotecas populares a lo largo y a lo ancho del país», dijo.
El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macrí, en la inauguración de la 49 Feria Internacional del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
También tuvo reclamos: por un lado, la recomposición a valores históricos del Programa Sur de traducciones, «que fortalece nuestra presencia en el exterior», dijo. Y «la necesidad encontrar una solución efectiva al problema del recupero del Impuesto al Valor Agregado para las librerías. Ojalá yo sea el último Presidente de la Fundación El Libro que tenga que ejercer este reclamo en la inauguración de la Feria», expresó.
Entre el público, estaban los escritores Claudia Piñeiro, Enzo Maqueira, María Rosa Lojo, Guillermo Saccomanno, Liliana Heker, Débora Mundani, Sergio Olguíb, Miguel Gaya, Guillermo Martínez, Selva Almada, Natalia Zito, Federico Bianchini, Gabriela Saidón, Vicente Batista, María Inés Krimer, Claudia Aboaf, Selva Almada, el historiador Federico Lorenz, los editores Carlos Díaz y Juan Boido, el director del Centro Cultural Recoleta, Maximiliano Tomas, los periodistas Osvaldo Quiroga y Verónica Abdala, entre muchos otros.
Puentes y gritos
Por último, el titular de la Fundacíón El Libro también recordó al escritor y Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, fallecido en marzo, con una cita que ponderaba el diálogo: “La buena literatura tiende puentes entre gentes distintas y, haciéndonos gozar, sufrir o sorprendernos, nos une por debajo de las lenguas, creencias, usos, costumbres y prejuicios que nos separan”. De fondo, una fotografía del peruano acompañaba sus palabras. Pero no funcionó.
El discurso de Cifelli estuvo acompañado por un griterío entre sus adherentes, que ocuparon espacios de invitados y se distribuyeron en el salón para aplaudirlo y vitorearlo; y una parte de los invitados, entre escritores, escritoras y gente de la industria del libro, que lo abucheó, lo interrumpió y le reclamaba que se fuera. «¿Sigo, Christian?», preguntó el funcionario con la voz quebrada en un momento. Pero completó el discurso que llevaba impreso lo mejor que pudo.
El secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, en la inauguración de la 49 Feria Internacional del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
Cuando llegó el turno del Jefe de Gobierno porteño, que el año pasado padeció también la sorna y unos cuantos gritos de un grupúsculo de exaltados, Macri subió al estrado de buen talante. De hecho, no solo no recibió reprobaciones sino que, además, toda intervención que mencionaba la política cultural de la Ciudad o la inversión en la materia fue celebrada con aplausos. Su discurso, en el que recorrió las acciones de gobierno vinculadas con los libros y los espectáculos tuvo el msmo tono del de 2024. Sin embargo, lo que el año pasado le era rechazado, este cosechó aplausos.
«Probablemente podemos no coincidir en muchas cosas, pero hay algo que nos une: el valor de la cultura y el lugar que ocupa nuestra vida y en la vida de Buenos Aires. Siempre sostuvimos que la cultura es una inversión estratégica para potenciar lo más valioso que tiene esta ciudad», dijo Macri. Aplausos. «Esta industria del libro no es la excepción y atraviesa un momento complejo. Entendemos que dar una mano es vital para sostener y y llevar alivio a esta actividad que en la ciudad es muy significativa. Actualmente tenemos alrededor de 400 librerías. No queremos ni vamos a permitir que ninguna librería cierre en Buenos Aires», agregó. Aplausos.
«Como saben, la edición, distribución y ventas de libros está exenta de ingresos brutos y los contratos editoriales no pagan impuestos a los sellos. Pero además ya enviamos a la Legislatura un proyecto de ley para fijar a tasas cero a la alícuota de impuesto a los sellos en los contratos de alquiler de los locales vinculados a la venta de libros. Será momento de discutir en serio en nuestra Legislatura qué cosas son para algunos un gasto, pero para nosotros no tengo dudas de que son una inversión», anuncíó. Más aplausos.
El presidente de la Fundación El Libro, Christian Rainone, en la inauguración de la 49 Feria Internacional del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
Macri recuperó la idea de Buenos Aires como una ciudad de libros e informó que este año sumaron más de 20.000 ejemplares nuevos, físicos y digitales, a las bibliotecas porteñas, y que incorporarán más de 30.000 ejemplares con títulos de autores argentinos. También recordó que crearon el Pase Cultural para adultos mayores que alcanza a 10.023 usuarios registrados y estimó que «más de medio millón de personas participan todos los meses de la oferta cultural de la ciudad, en cines, teatros, conciertos y recitales, muestras y talleres».
Una bienal y un festival de luz
Y anunció antes de terminar que Buenos Aires tendrá una Bienal de Historietas, «un género apasionante para un público que sigue disfrutando de viejas y nuevas versiones» y un Festival de la Luz, durante el fin de semana de las noches más largas del invierno, «donde vamos a descubrir a través de instalaciones lumínicas el patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad», prometió.
El cierre fue para Juan Sasturain, que durante más de una hora leyó un discurso que dedicó a Roberto Fontanarrosa y en el que recorrió el valor del recurso «uno» en la tercera persona para enunciar el yo; valoró el humor en la literatura argentina al decir que «la mayoría de nuestros grandes escritores tuvieron y tienen un poderoso sentido del humor, de la ironía y del ridículo. Borges, Borges-Bioy, Macedonio, Cortázar, Girondo, Arlt, Marechal, Filloy, los dos Walsh, Copi, Blaisten, Nalé… O Belgrano Rawson o Sampayo» y propuso un elogio del libro abierto y usado. También aseguró que no leía los medios de comunicación para preservar la salud, aunque dedicó gran parte de su vida a trabajar en ellos.
El escritor y periodista argentino Juan Sasturain habla durante la inauguración de la 49 Feria Internacional del Libro. Foto: Fernando de la Orden.
«Escribir, editar, comprar y almacenar libros son actos generalmente saludables para y en el concepto de la equívoca cultura que supimos conseguir», leyó el exdirector de la Biblioteca Nacional. Y agregó: «Sin embargo, hay un solo acto central e ineludible con respecto al libro que otorga sentido a todos los demás, que es el fundamento en su origen y el único sostén genuino de su porvenir, de su mera existencia: la lectura, el gesto íntimo, personal, fundante de leer».
Hacia el final, Sasturain se refirió a la vergüenza. «La vergüenza es un sentimiento, una sensación diferente de la pena, la risa, la lástima, que experimentamos sin temblores de responsabilidad», leyó antes de referirse al supuesto Mal de Bierce cuyos síntomas son «entre varios, la pérdida de la capacidad de empatía, progresiva indiferencia hacia el otro, la pérdida progresiva de todo tipo de sensibilidad social, el desconocimiento del prójimo».
También mencionó «la agresividad creciente, en el registro verbal a través del insulto y la descalificación. Un tercer síntoma es la flagrante irresponsabilidad. No menos significativo es un síntoma clásico y fácil de percibir, por lo aparatoso: la megalomanía y la consecuente arrogancia. El enfermo del Mal de Bierce está imposibilitado para una autopercepción objetiva. Eso le impide por ejemplo, darse cuenta de su ignorancia«, leyó.
Y concluyó: «Por último, la víctima (porque aunque su soberbia no lo admita, lo es) enferma del Mal de Bierce padece de una penosa tendencia a la confusión conceptual. Así, en términos de la vida en comunidad confundirá la Patria con una empresa, el Estado presente con un árbitro ciego, los escrúpulos con una isla griega y –según la definición del sabio Gila-, la Economía con la econosuya«.