-¿Por qué cree que el Gobierno o el equipo económico se enojan con quienes hablan de economía desde afuera y hacen observaciones al programa?
-En el equipo económico explícitamente hablan de evitar que se coordinen expectativas negativas. Y apuntalan a una narrativa oficial sin ningún tipo de fisuras aún cuando las haya. Quiere decir que no se habilita ningún tipo de argumentación que no vaya acorde a la narrativa oficial.
-¿Alguna teoría económica o Premio Nobel explica el éxito o fracaso de un programa económico a partir de lo que digan los economistas o los periodistas y no de los resultados o el progreso de la vida material de las personas y las empresas?
-Yo creo que es necesario coordinar expectativas. Y la coordinación de expectativas requiere de tres elementos y usted menciona uno. Primero, el programa tiene que tener fundamentos, es decir que las cuentas cierren; segundo, hacen falta flujos, o sea financiamiento, y tercero, debe haber consenso social que apuntale a que el programa continúe en el tiempo. Las tres cosas no siempre van de la mano. Yo discuto públicamente los fundamentos del modelo. Los flujos son otra historia, a veces están y otras veces no: de hecho hasta el momento el modelo no tuvo la cantidad suficiente de entrada de capitales que permita bajar el riesgo país a un nivel que habilite el acceso al crédito. Ni con el blanqueo ni con la plata del FMI hasta el día de hoy.
-¿El Gobierno apuesta al disciplinamiento del discurso y las expectativas para forzar esa coordinación?
-Siempre hay discusión y debate sobre un programa económico. El problema es cuando un gobierno utiliza una narrativa que muta y obtura los argumentos de quién critica esa narrativa no con argumentos sino diciendo que uno falló. El Gobierno fue cambiando y está bien que modifique. Pero en los cambios que produjeron lo atacan a uno y ellos siempre dicen que tienen todo fríamente calculado. Son 1984: el Ministerio de la Verdad reescribiendo la historia, tirando por el tubo de la memoria cosas que dijeron en el pasado que no coinciden con el presente y ponen en boca de uno cosas que no dijimos.
-¿El Gobierno no tiene razón en que los economistas fallaron sus pronósticos?
-Lo pongo al revés: el Gobierno fue pragmático. Y me parece bien. Soy consciente de los desafíos que tenía por delante. La Argentina chocó de frente en 2023: una inercia inflacionaria perversa, distorsión elevada de precios y una brecha cambiaria obscena. Cuando se hace un programa económico se requiere pragmatismo porque nadie cuenta con un plan económico diseñado desde el día 1 de su mandato hasta el último. Y Milei fue mucho más pragmático de lo que se esperaba: no dolarizó, no cerró el Banco Central, no removió el cepo y se mandó a hacer un shock controlado quitar los controles cambiarios, que le permitió apuntalar el ajuste fiscal que en un 60% fue licuación. El ajuste era condición necesaria….
-Condición necesaria pero no suficiente…
-El acceso al crédito aún no se logró.
-Es a lo que se apunta con lo del FMI ¿no?
-El plan cierra con regreso a los mercados. La pregunta es si el acuerdo con el FMI lo habilita, algo que en mi opinión, es la condición necesaria para cumplir objetivos como estabilizar la economía. ¿Lo van a lograr? Dependerá de si compran dólares y empiezan a aumentar las reservas.
-¿Por qué no se consiguió hasta hoy?
-Porque el otro objetivo del programa, es decir además del fiscal, recapitalizar el balance del Banco Central comprando dólares y manejando el excedente de pesos, tampoco se alcanzó. Antes de firmar con el FMI las reservas seguían siendo prácticamente tan negativas como al comienzo del Gobierno. Se compraron US$ 23.000 millones y en las reservas quedaron casi cero porque se tuvo que pagar deuda en dólares con organismos, con bonistas, la del Bopreal y porque se intervino en la brecha en un contexto donde se sostuvo el dólar blend. En gran medida el Banco Central priorizó bajar agresivamente la tasa de inflación vía el anclaje cambiario y apuntalar la monetización de la economía a través del crédito en vez de recapitalizar el Banco Central comprando dólares.
-¿Se frenó la emisión?
-La Argentina no emite más para pagar salarios y jubilaciones o financiar gasto corriente del Estado. Pero hay emisión para comprar dólares para pagar la deuda, o al menos hasta el acuerdo con el Fondo, y cuando el programa financiero de pesos empezó a refinanciarse por debajo del 100% desde septiembre del año pasado. Si vemos el nivel de pesos como la suma de la base monetaria más la deuda en moneda local en poder del mercado, hoy es similar a cómo arrancó el Gobierno y con dificultades de extender esos vencimientos hacia adelante. Esto sucedió porque falló el programa financiero, porque la Argentina emite pesos para pagar vencimientos de dólares al contado y emite pesos para afrontar el programa financiero de pesos al no refinanciar el 100% de los vencimientos.
-¿Qué es lo que el mercado mirará para decir: “Ahora sí presto plata a la Argentina” y no a una tasa de un país frontera?
-La acumulación de reservas, porque sirve de guía para ver la capacidad de pago, y las encuestas y la dinámica de la política, para un país que es un defaulteador serial de contratos desde hace 25 años vía reestructuraciones, quitas y romper el Indec.
-¿El acuerdo con el FMI cómo ayuda?
-El Gobierno prioriza el corto plazo. El acuerdo con el Fondo tiene tres objetivos bien explícitos. Uno es la compra de dólares. Si se mira la meta de reservas y se corrige, da que hay que comprar o conseguir en el mercado el equivalente a US$ 14.000 millones de aquí a fin de año, que no es ni más ni menos que lo que gana el mercado cambiario con el dólar blend. O sea que el acuerdo supone que la Argentina accede al crédito de acá a fin de año.
-¿Qué balance hace de las bandas para el precio del dólar, de $ 1.000 a $ 1.400?
-Pasaron casi 20 días y no se compra dólares. Dijeron que no les interesa cuando explícitamente el acuerdo con el Fondo tiene una meta de reservas. El dólar oficial arrancó cerca de $ 1.200, se fue abajo de $ 1.100 y hoy está volviendo a la zona de $ 1.200 y está flotando. Pero el Gobierno explícitamente dice que no va a comprar dólares hasta llegar al piso de la banda, o sea, los $ 1.000.
-Da la impresión que el Gobierno dice “no importa tanto lo que firmé con el FMI” y los fundamentos como el apoyo que recibió: “Miren quién me apoya, Estados Unidos”.
-Hubo tres señales importantes. La visita a la Argentina del secretario del Tesoro, Scott Bessent, el comentario en las reuniones en Washington de que habría una línea de liquidez disponible del Tesoro de Estados Unidos para Argentina y un statement del Departamento del Tesoro americano donde Bessent plantea el nuevo rol de los organismos de crédito internacional y que el Fondo Monetario tiene que enfocarse en prestar plata a países que hacen bien las cosas como la Argentina. Mientras la señal de la política americana sea esa, me parece que en términos de los próximos desembolsos del Fondo es poco probable que no haya un waiver. Dicho eso el mercado mira las dos cosas y no será trivial ver para qué utilizará la Argentina el financiamiento que el Fondo le prestó. Alguien comentó en una reunión de inversores: “Le vamos a creer a Argentina si dentro de un año no tocó los dólares del Fondo”.
-¿Qué sería acceder al crédito para el país?
-La tasa libre de riesgo es 420 y el riesgo país está en unos 700 puntos básicos. Un bono argentino corto rinde en la zona de 11 o 12%. Es una tasa muy alta que el Gobierno no la convalidó en enero cuando el riesgo país había quebrado los 600 puntos. Por eso digo que esto cierra si Argentina genera una credibilidad en el mercado que le permita refinanciar la deuda como los países normales. Ninguna empresa o país paga cash.
– Cuando el ministro dice que hay que acostumbrarse que la Argentina va a ser cara en dólares. ¿Qué está diciendo?
-En todos los años electorales los gobiernos intentan anclar el dólar, subir los ingresos en moneda dura, el consumo y la actividad. Es el zigzag de la economía argentina desde 2012, donde se cae en los años no electorales y se sube en los electorales. El ajuste se hizo el año pasado. Este año la política fiscal no es contractiva, es neutra.
-¿Es un plan electoralista?
-Recontra. Se volvió a elegir el corto plazo. Entre acumular reservas y priorizar la baja de la inflación se fue por esto último aunque se haga dentro de un esquema de flotación entre bandas donde si por algún motivo como las encuestas, el dólar va al techo de la banda, se gastarán la plata del FMI.
-¿Cómo viene la inflación de abril?
-Estamos en la zona de 3%.
-¿Y de cara a las elecciones?
-Dependerá del dólar en un contexto donde el tipo de cambio flota. Las empresas tenían una cobertura gratis con el crawl y ahora eso ya no está más con la flotación entre bandas con lo cual el costo de cobertura es mayor. El proceso de desinflación será más lento de aquí en más. Además vemos al ministro de Economía tuiteando contra empresas o sectores que pasan aumentos mayores de los esperados.
-¿La estabilización ya se logró, es un éxito?
-Sin acceso al crédito no sabemos si estamos estabilizados. Es el huevo y la gallina: uno necesita el acceso al crédito para que esto funcione y el mercado quiere ver que esto funcione para otorgar crédito. El plan puede funcionar si al Gobierno le va bien en las elecciones y no se patina los dólares del FMI.
-¿Se puede decir que el Gobierno pegó un volantazo al ir al FMI?¿que tuvo que cambiar de plan, como dicen sus críticos?
-No lo diría así. El Gobierno no cambió todo lo que venía haciendo. Más bien hubo un relanzamiento del programa y que probablemente le salga bien por el apoyo explícito de Bessent que servirá para diluir las dudas por los desembolsos.
-En lo económico, ¿qué imagina quedará de Milei es transitorio y qué permanente?
-Yo hablo siempre de acuerdos políticos pero para que haya continuidad de un programa tiene que haber resultados. Las demandas de la sociedad cambian. En 1989 se pedía bajar la inflación. Eduardo Angeloz perdió la elección con el lápiz rojo pero Carlos Menem rescató el lápiz rojo y la narrativa de la época que estaba en boca de un periodista, Bernardo Neustadt, que explicaba a Doña Rosa por qué no tenía gas, luz y había alta inflación. ‘Los costos del socialismo’…
-¿Quedará el lápiz rojo de Milei?
-Dependerá del éxito del programa. Paradójicamente, a la vez, el éxito del programa dependerá de la continuidad de parte de las políticas públicas. La narrativa, la agresión y la falta de construcción política como estrategia electoral para la polarización no es sano. La Argentina tiene que correrse del péndulo y construir. En Chile la Concertación sostuvo el programa económico de Augusto Pinochet. En Brasil cuando ocurre la transición entre Cardoso y Lula la izquierda brasileña no rompió contratos. En Uruguay lo mismo. En la Argentina se defaulteó la deuda y se rompió el Indec. Argentina tiene que dejar de depender el FMI y los organismos y para eso acceder a los mercados, pero para eso hay que construir un mercado de crédito. Y construir ese mercado no se puede hacer con alguien en campaña diciendo que romperá los contratos del anterior y el anterior no puede hacer campaña gastándose dólares prestados como hizo Macri con los del Fondo o el kirchnerismo con los de los importadores.
Críticas del Gobierno y qué pasará con el dólar hasta las elecciones
Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Eco Go, es una de las economistas más escuchadas en la Argentina. Hace décadas analiza la coyuntura. No había recibido una crítica por parte de funcionarios hasta que del actual equipo económico y del Presidente recibió ataques en X. Además de los trolls de LLA. “Me dijeron que fui kirchnerista y massista. Y fui la que le dijo no a Massa cuando me llamó para trabajar en su equipo económico. Toman proyecciones de Eco Go sin fecha y que no son públicas, distribuyéndolas y llamándome Dalpifieto. Cumplimos 20 años y vamos a publicar un libro reconstruyen do lo que dijimos en estas dos décadas y estamos recontra bien. No me arrepiento de lo que hicimos porque hemos sido honestos intelectualmente y lo que tratan es erosionar mi credibilidad. Paradójicamente no lo han logrado porque quieren seguir escuchándome. Siempre traté hacer el mejor análisis posible con un gobierno que dice una cosa y hace otra. Y está bien que el Gobierno cambie”.
Para Dal Poggetto una de las preguntas este año es “si se quebrará la maldición de los años pares: el zigzag que tuvo la Argentina desde 2012 en adelante, donde cayó en los años no electorales y subió en los electorales. Esa era la narrativa de Mauricio Macri que decía en 2017 para 2018: en 2018 íbamos a cobrar la maldición y tuvimos la maldición”.
-¿No hay que darle la derecha al Gobierno que en un año electoral está haciendo algo diferente a lo largo de ese período: sostener el equilibrio fiscal?
-El ajuste se hizo el año pasado. Este año la política fiscal no es contractiva, es neutra. Apunta a que la recomposición de los ingresos frente al rebote de la actividad le permita manejar un gasto público que ya no ajusta y que desajusta en el margen. Hay superávit fiscal primario por arriba de los intereses registrados pero no hay superávit financiero cuando se contabilizan los intereses de pesos. La narrativa es la consolidación fiscal y es una condición necesaria para que esto funcione. Sin consolidación fiscal no hay ningún programa posible.
-¿Por qué el dólar no se fue a $ 1.400 como decían muchos sucedería en el debut del nuevo esquema? ¿Seguirá así?
-Se quitaron totalmente los controles a las personas humanas, se mantuvo para las empresas, se mantuvieron los controles cruzados, se prohibieron girar las utilidades viejas y las de 2025 se pueden transferir a partir de 2026. Como se creó el mercado de personas hubo un arbitraje casi inmediato y no hubo brecha cambiaria. Esto funciona siempre y cuando el ducto que inyecte dólares a la demanda del sector privado sea lo suficientemente amplio.
-El Gobierno dice que la cuestión de los dólares es un tema de privados
-Hasta que es del Estado. Primero hay un tema de estacionalidad. Pero después resulta que el mercado quiere que el Banco Central acumule reservas para pagar la deuda y que además le vaya bien en las encuestas.
Al toque
Proyecto: un libro con Daniel Kerner “Back to the 90s”, mirando el proceso actual a la luz de la historia.
Un sueño: que la discusión salga de X, sea con argumentos y sin agresiones.
Un recuerdo: el nacimiento de mis hijas.
Un líder: Konrad Adenauer.
Un prócer: Domingo Sarmiento.
Comida: Milanesa con rúcula y parmesano.
Bebida: Agua con gas.
Libro: Historia de un Aleman. Memorias 1914-1933. Sebastian Haffner.
Persona que admira: Jorge Lanata.
Placer: Viajar con mi familia.
Pelicula: El musical Los Miserables.
Serie: Borgen.
Sobre la firma
Ezequiel Burgo
Editor jefe de la sección Economía [email protected]
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