Iguazú (LaVozDeCataratas) Trabajadores y locatarios de la terminal de ómnibus de Iguazú expresaron su preocupación por el estado actual del edificio, denunciando falta de mantenimiento, inseguridad y falta de control sobre la actividad de los denominados «llamadores», quienes operan de manera irregular dentro y fuera del predio.
En diálogo con LaVozDeCataratas, Liliana Flores, empleada de muchos años en la terminal, manifestó su malestar: «si bien algunos problemas de mantenimiento fueron atendidos parcialmente, luego de las denuncias hechas a este medio, persisten graves falencias en materia de higiene y seguridad, sin respuestas claras por parte del actual administrador del lugar, Gerardo Danielli»
“Hace caso omiso a los reclamos. El mismo turista se queja por la mala imagen. Nosotros, que trabajamos aquí, sabemos que en el contrato de locación, el administrador está facultado para sancionar a quienes incumplen las normas, pero no ha ejercido ese control:
“No se sancionó ni se multó a quienes protagonizaron peleas frente a los turistas, como siempre. Y a nosotros, los locatarios, nos responde que ‘no puede hacer nada’”, denunció.
Otro de los puntos críticos mencionados por los trabajadores es la presencia de llamadores, muchos de ellos provenientes de Paraguay, que operan de forma desordenada dentro y fuera de la terminal:
“No está permitido, pero los dejan estar igual. Ahora incluso Crucero del Norte tiene un llamador en la calle Misiones. Esto genera más caos”, dijo uno de los locatarios.
La situación ha generado un ambiente de confusión y desorden para los pasajeros, quienes son abordados con insistencia, muchas veces de forma engañosa, al momento de llegar o intentar tomar un servicio.
“La terminal se convirtió en tierra de nadie. Los llamadores gritan, corren, persiguen a la gente. Desde hace más de un año esto va en aumento. Antes había una empresa de seguridad que cuidaba el orden, pero todo fue empeorando”, relató Flores.
Los trabajadores coinciden en que el espacio necesita una gestión más firme, limpieza constante y controles efectivos, especialmente en un lugar clave para el turismo como lo es la terminal de ómnibus, puerta de ingreso para miles de visitantes que llegan a conocer las Cataratas del Iguazú.