Federico Zerboni, presidente de Maizar, planteó con admirable claridad una cuestión vital para la Argentina y el sector agroalimentario, que son las razones del retraso del agro argentino frente al fenomenal crecimiento de la producción brasileña.
Dijo Zerboni: “Brasil pasó de producir 50 millones de toneladas de granos en los ´90 a más de 320 millones hoy, y aspira a llegar a 500 millones a la brevedad; y pasó de importar alimentos a ser el principal exportador mundial”.
La producción agroalimentaria brasileña no ha crecido a través del uso de los recursos (tierra y agua), sino mediante un incremento fenomenal de productividad, que alcanzó a 21% anual en el primer trimestre de 2023, con un auge de 15% en los 12 meses previos.
En Mato Grosso, ubicado en la Región Centro-Oeste, el producto pasó de U$S 980 millones en 2017 a más de U$S 3.000 millones en 2023; y todo esto sin utilizar el Cerrado, la inmensa planicie de 100 millones de hectáreas de tierras fértiles disponibles.
En la Argentina ha ocurrido exactamente lo contrario. Zerboni subraya que “estamos estancados hace más de una década; y en ganadería la diferencia es todavía más dramática: Brasil pasó de 70 millones de cabezas a más de 240 millones, mientras que la Argentina descendió de 60 millones a las 50 millones actuales”.
Hay que buscar, en suma, las causas del retraso argentino más allá de los lugares comunes.
De ahí la enorme importancia de la discusión planteada por el Ministro Federico Sturzenegger cuestionando que las retenciones tengan el monopolio del retraso de la producción agroalimentaria nacional, porque lo verdaderamente decisivo no es el carácter nocivo más que evidente del impuesto a las exportaciones, sino que es preciso volver a pensar las raíces de la decadencia nacional comparándolas con el formidable ejemplo del vecino brasileño.
“Producir maíz en zonas alejadas de los puertos para exportación – advirtió Zerboni – es inviable, la única alternativa rentable es agregar valor localmente, como hizo Brasil en Mato Grosso, a 2.000 kilómetros del puerto; y por eso debemos transformar nuestros granos en proteínas animales, biocombustibles, alimentos y productos industriales”.
Este es un punto de extrema importancia política: el campo debe asumir como fundamento de su estrategia de desarrollo la defensa irrestricta de la estabilidad macroeconómica, y rechazar sistemáticamente todo intento de quebrar el equilibrio fiscal, cualquiera sean sus intenciones.
Esto significa que las organizaciones agrarias que intentan conducir al sector no pueden tener en modo alguno una agenda puramente reivindicativa, como por ejemplo la lucha contra las injustas retenciones; y deben asumir como una muestra de madurez política alcanzada una visión de largo plazo de la Argentina ubicada en un contexto mundial que experimenta una de las grandes transformaciones de la historia, que ofrece para el país y el sector un sinnúmero de oportunidades.
Esto implica, en síntesis, que hay que tomar el ejemplo del agro brasileño y la estrecha alianza que ha obtenido con la política. El mundo apolítico es un universo de eunucos, y no de productores de vanguardia. “Sabemos – dice Zerboni – que el camino no es sin la política ni contra la política, sino con la política”.
La conducción de la actividad agroalimentaria en la Argentina de hoy no es un “lobby” agrícola un poco más grande. Esa es una visión corporativa de corto plazo puramente reivindicatoria, y siempre atrás de los acontecimientos. Una especie de sindicato de limitadas aspiraciones clasistas.
El agro brasileño ha dejado atrás esa etapa mortífera, y por eso apuesta a la productividad, a la inteligencia y a las constantes innovaciones.
La estabilidad macroeconómica, la búsqueda de grandes inversiones extranjeras, la preocupación obsesiva por el auge de la productividad, no son políticas de un gobierno determinado que al campo le “conviene” apoyar, sino el punto primero de la agenda agroalimentaria argentina del siglo XXI.
Se necesita una visión política-estratégica que sepa fijar prioridades, y hacer propio lo esencial de lo que está en juego.
Sobre la firma
Jorge Castro
Analista internacional. Columnista del suplemento Económico de Clarín.
Bio completa
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO
Tags relacionados
- Maíz