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«Amenazaron a periodistas y vecinos. Una columna de violentos fue a destrozar Canal 13, rompiendo autos y robándose bicicletas de los laburantes. Y ahora quieren hacer un show político con una manifestación de 50 cuadras para que Cristina vaya a Comodoro Py. Es un disparate. Van a buscar hacer quilombo para provocar una represión. Es de manual. Además ¿van a llevarla a Tribunales para que después vuelva al departamento de su hija?».
Un miembro del gabinete de Javier Milei reproduce ante Clarín la advertencia que les hizo a los miembros del Tribunal Federal N°2 encabezado por Jorge Gorini. La Justicia decidirá este lunes si finalmente obliga a Cristina a ser notificada en forma presencial en Comodoro Py o si, en cambio, le manda una cédula judicial al departamento de su hija Florencia y en el que vive la ex presidenta en San José 1111 de Constitución, un barrio de clase media y media baja alterado y embroncado por los disturbios de los militantes kirchneristas.
La Cámpora necesita la movilización que quirúrgicamente le está preparando para el miércoles. Sueñan con cientos de miles de militantes peronistas y de izquierda acompañando las tres camionetas 4×4 con las que Cristina se traslada. Ella suele viajar en el vehículo del medio, junto a su muy amigo y jefe de la custodia, el policía federal de 54 años y campeón de kickboxing Diego Carbone. El confidente de la ex presidenta estudió en la escuela Nuestra Señora de Luján, en Villa Pueyrredón, donde lo recuerdan algo retraído con sus compañeros. «Aprendió a pelear de grande», cuenta un alumno que compartió su pupitre.
Diego Carbone es mucho más que el Jefe de la Custodia de Cristina Kirchner.
«Cristina Libre» es el slogan que La Cámpora necesita para su sobrevivencia. «Trasciende lo coyuntural ya que nos permite recuperar la centralidad y ordenar al peronismo. Nos regalaron una consigna que si la sabemos cuidar nos puede durar, mínimo, hasta que Cristina recobre la libertad», confía a este diario un legislador camporista que ya saludó dos veces a su jefa en el departamento de San José y Humberto Primo.
Si el Tribunal finalmente le arruina el plan a Máximo Kirchner, su agrupación empezó a cranear que un retruque con los militantes en la calle. «Hasta ahora no sabemos bien la hoja de ruta. Pero seguro que algo vamos a hacer. Logramos que todos los sectores se comprometan, desde los gremios, agrupaciones sociales y hasta en ese nuevo partiducho que armó Axel Kicillof (Movimiento Derecho al Futuro)», indica un jefe comunal del Conurbano bonaerense muy alineado con La Cámpora.
Lo más curioso, o no tanto, es que hay quienes aseguran que ella no quiso ni quiere saber nada con ninguna caravana a Comodoro Py, no por la movilización sino por lo que tendrían que ponerle en Tribunales. Cristina siente furia y miedo cuando le hablan de las esposas. «De Comodoro tiene que salir esposada, como cualquier ciudadano», señalan en Tribunales.
Reconstruyendo tres testimonios de allegados a Máximo Kirchner, conjeturan que el plan B sería aprovechar la activación del aparato de gremios e intendentes, ir al departamento de Constitución y que Cristina bajé a hablar con la gente «en su última posibilidad de pisar la calle antes de que comience a regir la condena a 6 años de prisión», en este caso si le dan la domiciliaria y si el lugar finalmente sea la casa de su hija Florencia.
