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El rugby argentino llora a un Puma de alma. Arturo Rodríguez Jurado, se fue a los 81 años. Capitán e ídolo del SIC e integrante del plantel de la histórica gira de Argentina por Sudáfrica, que dio origen a ese apodo que se convirtió en una marca registrada del equipo, el Trompa dejó su marca en el mundo de la pelota ovalada.
Rodríguez Jurado nació el 4 de mayo de 1944 y era hijo de otro grande del deporte argentino, el «Mono» Rodríguez Jurado, boxeador campeón olímpico de Amsterdam 1924 y jugador del seleccionado albiceleste y del CASI. El Trompa, sin embargo, se identificó toda la vida con el San Isidro Club, que había fundado su papá.
«En el CASI jugué a las bochas y al fútbol, pero al rugby, nunca. Salvo mi padre, ningún Rodríguez Jurado jugó al rugby en el CASI. Jamás», contó alguna vez dejando en claro adónde estaba su corazón.
Con la camiseta de la Academia conquistó cuatro títulos seguidos entre 1970 y 1973, en el arranque de una década en la que el equipo con sede en Boulogne Sur Mer dominó el rugby nacional.
«¡Hasta siempre Arturo! Amigo bueno, fuerte y temperamental. Supiste representar a nuestro querido San Isidro Club en todas partes. Te vamos a extrañar, Trompa!», lo despidió su club con un breve mensaje en Twitter. Allí, en su segunda casa, le dieron este domingo el último adiós.
«Despedimos con profunda tristeza a Arturo Rodríguez Jurado, Puma #231. Arturo fue integrante del histórico equipo de Los Pumas en 1965 y uno de los jugadores más destacados de la historia del San Isidro Club», escribió la UAR en sus redes.
Tan carismático y elegante fuera de la cancha -le decían “el Charles Bronson argentino» y hasta llegó a ser tapa de la revista Gente– ,como potente y habilidoso con una pelota, era bueno para muchos deportes. Pero cuando era chico descubrió su pasión por el rugby, al que consideraba «el mejor deporte del mundo y sus alrededores», y al rugby le dedicó su vida.
Desde sus primeros partidos en el SIC dejó claro que era un distinto, un jugador que combinada velocidad, destreza y un tackle temible. Y fue convocado para aquella histórica gira de 1965, que marcó un antes y un después para el seleccionado argentino. Back de posición, debutó con la celeste y blanca en la inolvidable victoria sobre los Junior Springboks por 11-6 en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, el 19 de junio de 1965.
«Yo estaba parado de primer centro, Poggi me la da y era la primera pelota que recibía con espacio. Yo había soñado toda la gira con esa pelota y enfrente estaba Ackerman, que era el as de espada de ellos. Tenía la pelota y lo tenía a Ackerman enfrente, lo que tanto había ansiado y esperado. Me puse la pelota bajo el brazo izquierdo, le metí un hand off y se me hizo una calle de 30 metros, corrí, se la tire a Pascual y el voló al try», recordó alguna vez sobre la jugada que terminó sentenciando el triunfo.
Jugó más de diez años en Los Pumas, hasta que se alejó del seleccionado por un conflicto con la UAR. Igual, ya había hecho suficiente con la camiseta celeste y blanca -y con la del SIC- para transformarse en referente de toda una generación.
Agustín Pichot, capitán del seleccionado que conquistó el histórico bronce en el Mundial de Francia 2007, lo despidió con un emotivo mensaje: «Trompa, gracias por estar cerca siempre, sobre todo de mi papá. Abrazalo por mí y cuídennos».
