Aunque pueda parecer una costumbre sin mayor importancia, el gesto de cerrar o no la puerta de la habitación antes de dormir puede estar vinculado con factores emocionales y psicológicos profundos, según los expertos en psicología. Esta elección cotidiana, que a simple vista parece automática, es objeto de un análisis que combina elementos culturales y personales.
Para muchas personas, mantener la puerta cerrada al dormir está relacionado con una sensación de resguardo. Esa separación física del resto de la casa les brinda tranquilidad ante posibles amenazas como ruidos inesperados, intrusos -como mascotas- o cualquier agente externo que interrumpa su descanso.
En cambio, hay quienes optan por dejar abierta la puerta, ya sea por miedo a los espacios cerrados, para estar atentos a lo que ocurre en el hogar —como en el caso de quienes cuidan a otras personas— o simplemente porque les proporciona una sensación de mayor libertad.
¿Qué revela la psicología sobre cerrar la puerta al dormir?
Según la psicología, hay seis características que suelen repetirse entre quienes prefieren dormir con la puerta cerrada, según señaló un artículo publicado en La Vanguardia.
- Necesidad de sentirse seguros: quienes optan por cerrar la puerta buscan establecer un límite claro con el entorno. Esta barrera les brinda una percepción de orden y control frente a lo que ocurre fuera de su espacio.
- Valoración del tiempo a solas: dormir con la puerta cerrada también refleja una inclinación por la introspección y la privacidad. Estas personas disfrutan del aislamiento y lo usan como una forma de reconectar consigo mismas.
- Tendencia a la introversión: las personas más introvertidas suelen necesitar un entorno silencioso y privado para procesar pensamientos y recargar energía. La habitación cerrada actúa como un refugio ideal para ello.
- Cuidado personal: cerrar la puerta puede ser una forma consciente de proteger el bienestar mental. Según investigaciones del Instituto Nacional de Salud Mental, crear un entorno cerrado y seguro ayuda a disminuir el estrés y mejorar el descanso.
- Deseo de autonomía: este hábito también representa una afirmación de independencia. El acto de cerrar la puerta simboliza la necesidad de tener un espacio personal donde nadie más tenga acceso sin consentimiento.
- Necesidad de libertad interior: finalmente, muchas personas encuentran en su habitación cerrada un lugar donde se sienten completamente libres para ser ellas mismas, lejos de las expectativas y presiones del mundo exterior.
Dormir bien no solo es placentero, sino también esencial para la salud física, mental y emocional de las personas. Durante el sueño, el cerebro procesa y consolida la información adquirida durante el día, lo que favorece la memoria y la concentración.
Dormir lo suficiente fortalece las defensas del organismo, ayudando a prevenir enfermedades e infecciones. Además, favorece la reparación del cuerpo porque en el descanso el cuerpo repara tejidos, regenera células, libera hormonas y fortalece músculos y huesos.
También reduce el estrés y mejora el estado de ánimo. Un buen descanso ayuda a regular las emociones, disminuye la ansiedad y previene trastornos como la depresión o la irritabilidad. Según los expertos, se aconseja dormir diariamente entre 7 y 9 horas por noche para conseguir una mejor calidad de vida.