Israel se impone con la sorpresa del 13 de junio a la República Islámica en una muestra inequívoca de superioridad estratégica tanto en el dominio del espacio aéreo iraní, como en la hegemonía en el terreno de la inteligencia.
El objetivo del Estado Hebreo es inequívoco. Se propone destruir por un lado la totalidad del aparato nuclear de la República Islámica, así como el conjunto del arsenal de misiles balísticos y de su sistema de producción; y por el otro eliminar a más de 30 de sus altos mandos militares, de seguridad y de inteligencia, incluyendo a los jefes de la Guardia Islámica Revolucionaria y a la plana mayor del ejército persa.
Asimismo, ha eliminado a dos docenas de los principales integrantes del equipo de científicos nucleares de Irán.
El operativo israelí lanzado en la madrugada del viernes 13 de junio fue una acción conjunta de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y del Mossad, brazo externo de la inteligencia hebrea, asistido por la Unidad 8200, núcleo de la ciber seguridad israelí, tanto defensiva como ofensiva.
El primer punto de la ofensiva del 13 de junio fue el completo dominio del espacio aéreo iraní a través de la destrucción de la totalidad del dispositivo anti-aéreo de la República Islámica, desde la frontera Norte hasta Teherán.
El resultado fue que los 200 cazabombarderos F-15 y F-16 de la FDI que se lanzaron sobre más de 150 blancos en todo el territorio de la República Islámica y ninguno fue abatido.
También Israel se propone destruir la segunda amenaza estratégica proveniente de Teherán, que tiene un carácter más inmediato que la nuclear. Es la destrucción total de la producción de misiles balísticos encabezados por los Soleimani.
La destrucción total del sistema nuclear iraní exige terminar con las dos principales instalaciones de enriquecimiento de uranio que son Natanz y Fordow.
Natanz ya fue destruida y lo que resta es Fordow, donde se encuentran a resguardo los 408 kilogramos de uranio enriquecido que posee Teherán.
La superioridad estratégica de Israel sobre Irán, en suma, es completa y definitiva, y se funda en raíces estructurales. El Estado Hebreo tiene 8,5 millones de habitantes y exporta todos los años más de la mitad de su PBI en productos de alta tecnología. Por eso es el número 3 del Nasdaq, donde se registran las principales patentes y marcas high tech del mundo, después de EE.UU. y China.
La unidad 8200 de la FDI es la expresión militar de ésta extraordinaria capacidad científica e innovadora de la startup nation y está constituida por 5.000 de los mejores promedios en ciencias duras de jóvenes entre 18 y 29 años de edad, que compiten arduamente para incorporarse a la unidad de mayor prestigio del poder militar hebreo.
Hay que agregar que de la 8200 salen los creadores de las startups de alta tecnología que han convertido a Israel en una de las tres principales potencias high tech del mundo contemporáneo.
Todo en Israel tiene una doble finalidad y es lo que ha transformado a la Inteligencia artificial en un instrumento privilegiado de la ofensiva militar.
La Unidad 8200 es la que, junto con el Mossad, le ha brindado a Israel la superioridad absoluta en materia de inteligencia que tiene frente a Irán.
La alta tecnología es uno de los pilares fundamentales del Estado Hebreo, hoy sumergido nuevamente en una lucha existencial en la que está en juego su supervivencia como Estado y como Nación.
Frente a ésto, la situación de Irán es la de un completo debilitamiento, tras haber perdido a sus dos principales aliados en Medio Oriente, Hezbollah y Hamas, completamente destruidos por la extraordinaria eficacia bélica de la FDI.
A la República Islámica le queda una sola arma ofensiva, un arsenal de unos 2.000 misiles balísticos, que han lanzado en oleadas de 100/150 unidades sobre la población civil del Estado Hebreo, sobre todo en los grandes centros urbanos de Tel Aviv, Jerusalén y Haifa.
Por eso es que Israel enfrenta una doble amenaza, en los términos de Benjamín Netanyahu: una es el aparato nuclear de Irán y la otra un arsenal de unos 2.000 misiles balísticos, de los que fabrica unos 150 ejemplares por mes, lo que implica que los 2.000 actuales serían 20.000 en 5 años; y estaría en condiciones de aplastar el sistema de misiles – anti-misiles – del “Escudo de Hierro”.
Ésto es lo que Israel no permitirá. Su fuerza aérea ha destruido ya un tercio de los 120 lanzadores de misiles balísticos que tiene todavía Irán en la zona central del territorio islámico.
En estas circunstancias Netanyahu actúa sobre la premisa aprendida en la escuela del sionismo revisionista de Vladimir Jabotinsky que “…el pueblo judío sólo puede sobrevivir si establece su propio Estado, y lo defiende con la Espada y a través de ella”. Es una visión previa al Holocausto, pero que sus trágicas consecuencias consolidaron de una vez para siempre.
De ahí que Netanyahu, el hermano menor de Jonathan, el jefe de la Operación del rescate de Entebbe, dijera el viernes 13 a la noche que: “Israel y el pueblo judío nunca más jugarán el papel de víctima”.
Esto es lo que en breve síntesis esta ocurriendo en este momento en Medio Oriente entre Israel y la República Islámica
Sobre la firma
Jorge Castro
Analista internacional. Columnista del suplemento Económico de Clarín.
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