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Despertarse con mal aliento es una experiencia común que muchas personas enfrentan a diario. La halitosis matutina, como se conoce clínicamente, responde a procesos naturales del cuerpo durante las horas de sueño.
Durante la noche, el organismo reduce considerablemente la producción de saliva, fluido esencial para controlar las bacterias que habitan en la boca. Esta disminución favorece la proliferación de microorganismos que liberan compuestos sulfurados volátiles, responsables del olor característico al levantarse.
De acuerdo con estudios en odontología, cerca del 90 % de la población experimenta este fenómeno en mayor o menor intensidad, siendo más evidente en personas que roncan o respiran por la boca al dormir.
Si bien despertar con mal aliento es una reacción fisiológica, hay ciertas prácticas que pueden hacerla más intensa:
- Ingerir ajo, cebolla u otros alimentos de olor fuerte antes de acostarse.
- Fumar o consumir bebidas alcohólicas.
- No cepillarse los dientes adecuadamente antes de dormir.
- Tomar medicamentos que provocan sequedad en la boca.
- Sufrir de enfermedades dentales como caries, gingivitis o infecciones no tratadas.
Los especialistas en salud bucodental señalan que quienes presentan estos factores suelen tener un aliento más cargado al despertar, lo cual podría requerir atención odontológica.
¿Cómo enfrentar el mal aliento en la mañana?
Una buena rutina de higiene bucal al comenzar el día marca la diferencia. Los odontólogos recomiendan seguir esta secuencia:
- Enjuagar la boca con agua para remover bacterias acumuladas.
- Cepillar los dientes por al menos dos minutos.
- Limpiar la lengua cuidadosamente, ya que el 60% de las bacterias causantes del mal olor se concentran en esta zona.
- Usar hilo dental para eliminar restos de comida entre las piezas dentales.
- Aplicar enjuague bucal sin alcohol.
- Tomar agua al despertar ayuda a estimular la saliva y mejora el aliento.
Estas acciones contribuyen a reducir la halitosis y a mantener una mejor salud oral.
Si el aliento desagradable continúa incluso después de cepillarse los dientes y realizar una correcta higiene oral al comenzar el día, podría tratarse de un signo de una afección médica subyacente.
La presencia persistente de un sabor metálico en la boca, una capa blanca y espesa en la lengua o una sequedad bucal excesiva son señales que no deben pasarse por alto. Consulte con un profesional de la salud si el problema persiste.
