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Con el comienzo de la actividad en Silverstone por el Gran Premio de Gran Bretaña, la temporada actual de Fórmula 1 llegará a su ecuador. Tras esta jornada, la duodécima del calendario, habrá un descanso de dos semanas hasta el próximo evento. Sin embargo, los rumores no se toman vacaciones y se intensifican cuando los motores se apagan, mucho más si uno de los involucrados es Max Verstappen, quien estaría en negociaciones para incorporarse a Mercedes a partir del año siguiente. George Russell, el piloto principal de la escudería alemana, fue contundente sobre un posible desembarco del neerlandés.
Tras ser consultado por la prensa sobre este indeterminado panorama, el británico respondió: «Para mí, no hay nada de qué preocuparse, porque no creo que me vaya a ningún lado. Quien sea mi compañero… eso no me concierne. Todo se resolverá. La probabilidad de que no esté en Mercedes el próximo año es muy baja».
Además, le pasó el testigo al jefe de equipo: “Quiero seguir con Mercedes en el futuro. La realidad es que Toto (Wolff) nunca me ha fallado. Siempre me ha dado su palabra, aunque debe tomar decisiones que beneficien al equipo, que incluye a todos los que son parte de Mercedes”.
Russell no se ve afuera de Mercedes. (Foto: EFE/EPA/PETER POWELL)
Para añadir más morbo a la cuestión, Russell y Verstappen cuentan con una relación para nada amistosa a raíz de los incidentes que fueron protagonizando a lo largo de esta temporada y la anterior.
Los recientes roces entre Verstappen y Russell
Durante el Gran Premio de España (hace dos fechas), un inoportuno safety car complicó la estrategia de Verstappen: ya había parado y debía defender su cuarto lugar con neumáticos duros. Como dicta la lógica, fue superado por los autos con compuesto suave que tenía detrás. Frustrado por la situación, chocó intencionalmente a Russell cuando el británico intentaba pasarlo.
El momento en el que Verstappen encerró a Russell.
Dicho incidente le valió una sanción de diez segundos, que lo tumbó del quinto puesto al décimo en la clasificación final del evento, además de tres puntos en la superlicencia, que se agregaron a los ocho previamente obtenidos, sumando 11 en total. Esto puso a Max entre la espada y la pared para la próxima jornada, ya que una unidad más significaría una carrera de suspensión.
Para que eso no sucediera, Verstappen debía ser extremadamente cauto en Canadá (la jornada anterior a Silverstone). Irónicamente, otro auto de seguridad pondría a prueba su temple. Russell, quien lideraba la carrera y tenía como inmediato perseguidor al volante de Red Bull, comenzó a pisar el acelerador de forma errática. Inmediatamente, el neerlandés entendió que el británico lo estaba haciendo adrede y se quejó por la radio. Pese a la protesta, la cuestión no pasó a mayores y ambos vieron la bandera a cuadros en las mismas posiciones.
Como para dejar en claro esta enemistad, durante las celebraciones del podio en Quebec, Max quiso empapar al ganador con el clásico champagne. Pero este le dio la espalda en todo momento y festejó únicamente con su compañero de equipo, Andrea Kimi Antonelli.
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