
En San Pedro, el agricultor Miguel Rikaczevski sorprendió al cosechar una mandioca de 21 kilos de la variedad comercial en su chacra familiar. A los 68 años, y con más de cuatro décadas de experiencia, compartió este logro como símbolo del potencial productivo de la zona y como incentivo para que los jóvenes no abandonen el trabajo rural.
“La planta tenía más de dos años, fue difícil de sacar y se rompió por partes, pero en total pesó 21 kilos”, detalló Rikaczevski a El Territorio, quien ya había obtenido años atrás una mandioca de 45 kilos y una sandía de 40 kilos.

El productor remarcó que la fertilidad de la tierra sigue siendo una gran aliada. “Acá las tierras producen muy bien. San Pedro produce. Gracias a la chacra criamos a los hijos y salimos adelante”, expresó.
Rikaczevski incentivó a las nuevas generaciones a seguir apostando al campo. “A los jóvenes les digo que no bajen los brazos. Hay que tener de todo un poco. Cuando un cultivo no funciona, como ahora la yerba, hay que diversificar. La chacra siempre da”.

Sobre el cultivo de mandioca, explicó que se adapta bien entre plantaciones de yerba mate, aunque es sensible a las heladas. “Esta variedad rinde unos 12 mil kilos por hectárea, con unas 10 mil plantas. Es una reserva que no se pierde de un año a otro. Es como el pan de cada día para nosotros y para los animales”.
Con humildad y convicción, Rikaczevski mostró que en las chacras de Misiones hay tierra fértil, conocimiento y futuro.
© Foto de portada por Carina Martínez.