Para quienes los conocen, la salida de Carrefour no llama la atención, aunque la noticia anticipada por La Nación, sacudió el ambiente de negocios.
Algunos atribuyen a la decisión a que es un buen momento para emprender la retirada dada la ventana que se abrió con la salida del cepo que, aunque parcial para el sector privado, es la posibilidad de disponer de divisas.
Los otros factores se resumen en la definición de un supermercadista: “El consumo en Argentina ha reducido su tamaño, estamos hablando de un mercado de 25 o 20 millones de habitantes ya que el resto no llega. El país es como Chile pero sin reglas”.
Para otros, con la estabilidad le llegó a Carrefour la hora de la cirugía mayor. Es que en el país con inflación, el negocio era ganar participación de mercado en base a vender mucho volumen en sus distintos formatos, el Maxi para el segmento mayorista, el hiper o los Express como locales de cercanía.
Trascendió que los gerentes locales han defendido antes sus jefes en París la presencia en Argentina. Pero que también admitieron que cuesta ganar plata en un escenario de precios a la baja y que la necesidad de eficiencia requiere otro tipo de organización.
Cuando llegó al país en los años 90, Carrefour fue una rara avis que ayudó y contagió a sus competidores locales con el despliegue de sus salones de venta y estrategias de marketing.
Cada paso dado por Carrefour, considerado la biblia en el rubro supermercado por su liderazgo global detrás de Wal Mart, era seguido por los competidores.
Wal Mart también se batió en retirada y su comprador Francisco de Narváez suele comentar que es difícil gobernarla. De Narváez suena como candidato para quedarse con Carrefour. En los bancos se juegan más por esos fondos de inversión expertos en cirugía mayor.
Sobre la firma
Silvia Naishtat
Editora de la sección Economía [email protected]
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