El cronograma electoral aprieta, pero no mata, y despierta la imaginación estratégica de quienes miran lo que viene más allá del hoy y el mañana. Llevados por ese instinto, un cuarteto de los normales se reunió el viernes pasado para especular si pueden llegar a hacer algo después de la quiebra del pacto entre el gobierno y la oposición amigable.
Mauricio Macri, Juan Schiaretti y Miguel Pichetto se entregaron a una charla de mesa de arena sin esconderse demasiado. Llegaron caminando por la recova del bajo autopista de la calle Posadas y 9 de Julio a la oficina de Jorge Triaca, estratego mayor del PRO y anfitrión del encuentro. Es una manera de no esconderse, aunque sí esconden detalles de lo que hablaron, en un pacto de silencio que los proteja de los anticuerpos.
A la política hay que mirarla desde el futuro hacia el presente, imaginarla desde allá hacia acá. En la eficacia de la mirada que especula sobre cómo termina un proceso, está el acierto en entender lo que ocurre en el presente. Nada menos provechoso que mirar la política desde el hoy hacia el futuro. Produce espejismos y raptos de miopía que alimentan el fracaso en la interpretación del momento, el diagnóstico y la estrategia.
La capacidad para mirar el hoy desde la imaginación del mañana es una de las aristas de la visión profética, que es uno de los atributos del político. La política siempre ha tenido que ver con “la aclaración y disipación de prejuicios» (Hannah Arendt, “¿Que es la política?» [1993]). Es una caminata a ciegas al borde del hoyo del error.
Día de la Independencia, para todos
El acercamiento de los normales es un capítulo de un fenómeno que se precipitó en la sesión del Senado que aprobó siete leyes que el gobierno ha prometido vetar, y todas, menos una – la moratoria previsional – con 2/3 de los votos.
La aprobación por el Senado de este cataclismo político ocurrió en las 24 horas que siguieron a la caída de la delegación de facultades que el Congreso había cedido por la ley de Bases, y al cierre de alianzas en la provincia de Buenos Aires. Fue el 9 de Julio, día de la Independencia, cuando también los normales han ganado independencia respecto del gobierno.
Ninguno de los aliados del oficialismo, fuera cual fuese su coloratura, reclamó una prórroga. El gobierno alardeó de poder seguir gobernando sin facultades delegadas. O se adelantó a que el Congreso se las rechazase, o temió enfrentar el debate ante observadores de los que cree depender (los mercados, los acreedores, el FMI, los ayatolas del modelo, etc.), o se sintió sin capacidad para dar el debate, justo cuando tiene que mostrar fuerza para que le renueven el crédito político.
El diputado Miguel Angel Pichetto. Foto: Federico Lopez Claro
La odisea de los normales
Esa bisagra justifica el café que se tomaron los normales en lo de Triaca. Macri tramita un divorcio de conveniencia con el mileísmo y enmarca cualquier charla política en la necesidad de no desautorizar a su enviado a tierra de infieles, Cristian Ritondo. Espera que saque lo que más pueda del acercamiento canalla con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires.
Mauricio viajaba ese viernes hacia Estados Unidos en una misión FIFA, como presidente de la Fundación. Cualquier pretexto le servía para estar lejos del teatro de operaciones en el momento del cierre de la inscripción de frentes para las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre.
Su misión hasta nuevo aviso es asegurar que ese entendimiento no envenene el escenario ya complicado de CABA, santuario del PRO. La suerte del partido y de sus dirigentes depende de que las elecciones nacionales de octubre puedan oxigenar la gestión del primo Jorge. Les pidió a sus interlocutores en lo de Triaca que le respeten el wait and see hasta el próximo viernes 19, cuando cierra la inscripción de candidaturas.
Flores de un día son
Schiaretti es un Papá Noel para una mesa de estrategia electoral. Es el principal dirigente del segundo distrito con más votantes del país. Córdoba, en los buenos momentos ha sido un distrito fetiche para Macri, que tuvo ahí sus mejores elecciones. El Gringo tiene la decisión de ser candidato a diputado nacional y ya puso un pie en la provincia de Buenos Aires, en donde es parte de un cierre auspicioso de los normales.
En su distrito tiene encuestas con marcas de popularidad que lo ponen por encima de Javier Milei, que presume de ser el número uno en cualquier competencia. Conduce Córdoba que es la capital nacional del antikirchnerismo. Ha cerrado además un acuerdo de reparto territorial con el sucesor Martín Llaryora con el mismo diseño que tuvo el Gringo para José Manuel de la Sota.
Schiaretti renunció a la presidencia del PJ de Córdoba para que el gobernador asuma esas funciones y se dedique a la política del distrito. Schiaretti pasa a ocuparse de lo nacional. Es la manera de que se resuelva la crisis que conlleva toda sucesión pacífica, un trámite que suele ser la antesala de los odios más profundos de la política.
El enfrentamiento entre Macri y Horacio Rodríguez Larreta, de Ramón Puerta y Carlos Rovira, o el de Juan Manzur con Osvaldo Jaldo (CABA, Misiones, Tucumán) son ejemplos ya legendarios que podrían figurar en alguno de los círculos del infierno dantesco. Que vayan al 10º, el de los traidores, es una vulgaridad. Les cabe más el 4º círculo, donde se pena la codicia y la avaricia.
Cómo ensanchar el centro
Pichetto fue el socio más entusiasta del gran emprendimiento de los normales entre 2017 y 2019, que fue la mesa de Córdoba que lideró Schiaretti con el excandidato a vice de Macri, Sergio Massa, Juan Urtubey, y Roberto Lavagna que entraba y salía. Fue un intento de construcción de una fuerza renovadora del peronismo anticristinista que llamaba a ampliarse hacia otros sectores moderados como la alianza Juntos por el Cambio, que era gobierno.
El punto más alto fue la reunión que organizó Juan Manzur en la casa de Tucumán con otros 10 gobernadores y vices del peronismo el 10 de octubre de 2018 para alentar la Alternativa Federal. Poco antes había sancionado el fin del ciclo de Cristina: “En política, los ciclos se cumplen. Bush, Clinton o De Gaulle cumplieron ciclos, Cristina también.» (Reportaje en este diario, 8 de septiembre de 2018).
Seis meses después Schiaretti festejó su reelección como gobernador. En el discurso de abril de 2019 exaltó al peronismo republicano. “No habrá futuro para el peronismo si no es republicano”, dijo en la noche del triunfo de la cual fumigó al resto de la mesa de la Alternativa Federal. Cuatro días más tarde Cristina de Kirchner anunció la fórmula con Alberto Fernández.
Massa aprovechó al Schiaretti que ponía en pausa a la mesa para acelerar su regreso al redil cristinista. Ayudó Macri al juguetear en público con una fórmula junto a Urtubey, algo intolerable para Massa que había sido el socio de Mauricio desde 2015 en la provincia de Buenos Aires.
“Les hablé con el corazón…”
En el recuento de daños habrá ajuste de cuentas en el gobierno. Los errores de praxis política el oficialismo suele disfrazarlos de muestras de fuerza. Como quien se cae del colectivo, se levanta, se sacude el polvo y ríe: “- Yo me bajo así.” ¿Cómo se les ocurre poner en la misma mesa la negociación legislativa y la que resuelve alianzas electorales?
Esa mesa, que manejan los Menem, conducidos por el primo putativo Lule, a quien cubre el protagonismo simulado de la hermana presidencial, mezcló dos debates que deberían mantener tabicados. Intentaron imponer candidatos de La Libertad Avanza en listas, con el argumento “humo” de que la marca asegura triunfos.
Juan Schiaretti, ex gobernador de la provincia Córdoba.
Los gobernadores no aceptaron humo, reclamaron fondos y apoyos tintineantes. Ejercieron la cláusula que expresa una frase de Juan Carlos Romero: en política se paga por adelantado, y al contado. “…Y me contestaron con el bolsillo.”
Pelo, barba y color
El último round se produjo también el Día de Independencia, en el zoom de los gobernadores de Juntos por el Cambio con sus senadores. Analizaron el pedido del gobierno de que se postergase el tratamiento de los proyectos que venían de Diputados – jubilados y discapacidad -, a cambio de que no vetarían el reparto del impuesto a los combustibles afectado a obras públicas y de los ATN.
Quedaron en jugar con libertad de acción, en un juego que dependía de La Libertad Avanza y del peronismo, cuidando los intereses de cada distrito. Eso explica la salida del recinto o la abstención de senador@s de provincias que gobiernan ellos, y la libertad de los “sin techo”. Los “Lules” ofrecieron recompensas como la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, de la cual ya rodaba la cabeza del mileísta Ezequiel Atauche, por intentar impedir la sesión para dictaminar proyectos.
Hasta propusieron el nombre de uno de los peritos en cuentas públicas de la UCR, que rechazó la oferta. No lo nombro porque dijo que no (y en esta columna no se entrega gente). Esos entendimientos estallaron cuando Atauche y el presidente provisional de la cámara Bartolo Abdala negaron legitimidad a la sesión y a los dictámenes en tratamiento. La retirada del boque de LLA dejó todo en la manos de la Cámara, que le hizo pelo, barba y color al oficialismo.
Rarezas y sospechas
La sesión se hizo en condiciones bizarras, como la sospechosa caída del sistema electrónico cuando la mayoría imponía el número. Hubo que contar voto por voto, para escarnio del oficialismo que a esa hora miraba por TV su propia ejecución.
Señales para retener: no participó del debate Juan Carlos Romero, mentor del grupo de “Los 37, que eran 38” que ha controlado la cámara desde 2023. Licencia sin goce de sueldo.
Las desgracias se encadenaron cuando Luis Juez dio el “sí” a la actualización de las jubilaciones y a la emergencia por discapacidad: ha defendido hasta las lágrimas su relación especial con Milei, pero es candidato: “¿Cómo voy a votar contra los jubilados si soy candidato?”, diría “y de discapacidad ni me lo pregunten”, remataría aludiendo a una circunstancia familiar. Retrocedió casillas en la estima del presidente cuyo apoyo espera para su proyecto cordobés.
Otra señal, la quiebra del lote que administra Romero, con el voto positivo a jubilaciones de “Camau” Espinosa. En lo único que la oposición le cedió algo al gobierno fue en suspender el tratamiento del proyecto de ratificación de la ley que obliga a los 2/3 de las dos cámaras para disponer de las acciones de YPF que reclaman los buitres de Wall Street.
Centrão bonaerense
Schiaretti reapareció en la noche del miércoles, día del cierre de frentes en Buenos Aires, en la oficina porteña de Florencio Randazzo, para fotografiarse junto a Manes, Pablo Juliano y otros dirigentes del frente que se anotaron en el distrito, que es un entendimiento casi mágico que une a tribus centristas que parecía imposible reunir bajo el mismo techo.
El nuevo frente juntó el cordobesismo del Gringo, la Coalición de Carrió, sectores de Encuentro Federal como Emilio Monzó, Randazzo, Nicolás Massot y las dos ramas de la Unión Cívica Radical. Es una autopista de ocho carriles que ahora hay que abrir al tránsito.
Ni los protagonistas pueden explicar qué justificó ese entendimiento que contiene, entre otros aderezos, un indulto de Carrió, a través de Marisel Etchecoin, a Massot y Monzó.
O la convergencia forzada de los dos radicalismos del distrito, el de Maxi Abad, representado por Miguel Fernandez, y el de Lousteau-Manes, representado por Domenichini y Pablo Juliano, o el GEN de Margarita Stolbizer, socialistas de Mónica Fein, y peronistas no cristinistas como Julio Zamora (Tigre), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Guillermo Britos (Chivilcoy) y les alcaldes Joaquín de la Torre y Juan Zabaleta.
Saben qué representan
La explicación más ocurrente es que este entendimiento fue posible porque los jefes de cada etnia que lo componen nunca se han reunido en torno a la misma mesa. Se han acercado llevados por el instinto de saber a qué electorado representan.
Expresan el centrão que en las dos cámaras han representado, bajo esta legislatura, los dos árbitros del Congreso, Pichetto en Diputados y Juan Carlos Romero en el Senado. Algunos de los protagonistas llegan llamados por la necesidad. Esperan su turno para competir por bancas nacionales, porque reeligen, como Margarita, Monzó o Randazzo.
En lista de espera está Graciela Camaño, que tiene un entendimiento activo con Schiaretti y que quiere volver ejercen una diputación. Tienen que llegar a la presentación de candidaturas pese a roces entre dirigentes de la 4ª Sección Electoral, que elige senadores provinciales, como Monzó (Carlos Casares), Miguel Fernández (Trenque Lauquen) y Guillermo Britos (Chivilcoy).
Se les terminó el amor
Este sector se caracterizó por sostener una posición acuerdista frente al gobierno. Facilitó el quórum cuando era imprescindible y le habilitó cláusulas de la ley de Bases que le permitieron algunas medidas que el gobierno alza como éxitos de gestión.
Le han vigilado los intereses al gobierno en el manejo de comisiones y han tolerado los excesos de Martin Menem en el manejo de Diputados.
También han aceptado que ya vayan dos años sin presupuesto, el bloqueo de la comisión de Presupuesto y Hacienda que José Luis Espert sólo habilita para facilitar normas del oficialismo o forzado por emplazamientos votados por el recinto. Han permitido también leyes claves como el blanqueo.
Sobre la firma
Ignacio Zuleta
Periodista y consultor político
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