El mercado de soja recibió un golpe inesperado tras la publicación del último informe mensual del USDA. Pese a la expectativa de ajustes que apuntalaron los precios, el reporte confirmó mayores existencias para la nueva campaña, recortes en las exportaciones y apenas una leve disminución en la producción para EE.UU. Como era de esperarse, los precios reaccionaron con una baja inmediata, reflejando la desilusión del mercado.
En el balance de la campaña 2023/24 en EE.UU., el USDA mantuvo las existencias finales en 350 millones de bushels, equivalentes a 9,5 millones de toneladas, por debajo de lo que anticipaban los analistas (360 millones). Para la campaña 2024/25, la producción de EE.UU. fue ajustada levemente a la baja, ubicándose en 4.335 millones de bushels, es decir, unos 117,9 millones de toneladas. Sin embargo, el dato más llamativo fue el aumento en las existencias finales proyectadas, que pasaron de 295 a 310 millones de bushels (8,4 millones de toneladas), generando un sesgo claramente bajista en el mercado.
Este incremento en el stock se explicó por una combinación de factores: la molienda doméstica de EE.UU. aumentó en aproximadamente 1,36 millones de toneladas, pero las exportaciones se recortaron en cerca de 1,91 millones de toneladas. Esta corrección en la demanda externa refleja una menor expectativa de compras por parte de países clave como China, que volvió una semana más a mostrarse ausente del mercado en Estados Unidos, mientras que otras naciones como India, Irán o Egipto aparecen con demandas puntuales de subproductos para Estados Unidos.
Globalmente, la oferta creció por mayores stocks iniciales en Brasil y una mejor cosecha en Ucrania, con un crecimiento en la molienda y menores exportaciones. Como consecuencia, las existencias globales subieron a 126,1 Mt.
A nivel internacional, el USDA mantuvo sin cambios su estimación de producción de soja para Brasil en 169 millones de toneladas y ajustó ligeramente al alza la de Argentina, de 49 a 49,9 millones. Las existencias globales de soja para la campaña 2024/25 se elevaron a 126,1 millones de toneladas, desde 125,3 millones en junio, aunque por debajo del promedio estimado por los analistas privados (126,6 Mt).
El informe dejó una señal clara: La soja, refuerza una tendencia bajista ante la acumulación de stocks y una demanda internacional menos dinámica, que siguen influidos por factores externos como la competencia global, la fortaleza del dólar y el clima de aversión al riesgo en los commodities.
Mercado global en reconfiguración: suben los aceites, cae la harina y se amplían las brechas entre orígenes
Desde la publicación del último informe WASDE, se han ampliado las diferencias entre los precios de exportación según su origen. La soja argentina se mantuvo como la más competitiva, favorecida por embarques anticipados antes del regreso del impuesto a la exportación. En contraste, la soja brasileña mostró primas estacionales inusuales, impulsadas por el fortalecimiento del real y el aumento de la mezcla obligatoria de biodiésel al 15 % (B15) a partir de agosto. En EE.UU., el mercado reflejó una fuerte volatilidad, influido por los anuncios regulatorios de la EPA, la aprobación del crédito fiscal 45Z para combustibles limpios, y las mejoras en las condiciones de cultivo.
El mercado de subproductos también mostró movimientos relevantes. La harina de soja profundizó su tendencia bajista, cayendo por debajo de los 300 dólares por tonelada, presionada por las perspectivas alcistas de molienda en EE.UU. y Brasil. Por su parte, el aceite de soja estadounidense se fortaleció gracias al respaldo del nuevo marco regulatorio y la implementación del crédito fiscal 45Z, ampliando su prima frente a otros aceites vegetales. Sudamérica acompañó la tendencia alcista del aceite de soja, aunque con descuentos significativos respecto a EE.UU. El aceite de palma se mantuvo débil por factores estacionales, mientras que el aceite de girasol ucraniano alcanzó una paridad histórica con el aceite de soja argentino, por primera vez desde febrero, favorecido por el impulso de las políticas de biocombustibles en varios países importadores.
Brasil no alcanza y China deberá volver a comprarle a EE.UU.
Pero el foco del mercado está ahora en la capacidad de Brasil para abastecer la demanda global, en particular la de China. Con ventas de agricultores aún en 68 % (frente al 75 % del año pasado), Brasil tiene disponibles unos 54 millones de toneladas, de las cuales solo entre 50 y 51 millones estarían realmente disponibles para la comercialización, considerando un stock remanente de 3 a 4 millones.
Las necesidades de China son significativas: se estima que deberá comprar al menos 30 millones de toneladas con embarque hasta enero. Si se suma la demanda de otros países y de la industria brasileña (que aún debe adquirir entre 17 y 18 millones de toneladas, además de mantener reservas), la demanda total podría alcanzar entre 61 y 63 millones de toneladas. Esto deja un déficit potencial de hasta 15 millones de toneladas, lo que abriría nuevamente las puertas a las compras chinas en EE.UU.
El factor clave será el arancel del 10 % que China mantiene sobre la soja estadounidense. Si se elimina, la puerta se abre a un mayor flujo comercial entre ambos países. Si se mantiene, las compras chinas se limitarán a empresas estatales, mientras las empresas privadas de crushing seguirán presionando por soja brasileña, impulsando las primas en Sudamérica.
Mientras tanto, en Brasil ya se proyecta una siembra récord de soja para la campaña 2025/26, con una estimación de área de 48,2 millones de hectáreas y una producción de 180 millones de toneladas, superando ampliamente la campaña anterior. El mercado global toma nota: el superávit de soja no parece tener freno.
El mercado agrícola está con presión bajista, impulsado por un clima excepcionalmente favorable para los cultivos en el centro de Estados Unidos y la creciente amenaza de nuevos aranceles comerciales por parte de Donald Trump. Las fechas clave del calendario político, el 1 de agosto para posibles medidas contra la UE y México, y el 12 de agosto en relación con China, aumentan la incertidumbre, especialmente ante la falta de anuncios oficiales. Mientras tanto, las condiciones de humedad del suelo en el Medio Oeste refuerzan las expectativas de una cosecha récord de maíz. Esta perspectiva, aunque positiva en términos productivos, añade presión bajista sobre los precios en el corto plazo.
El mercado global sigue reconfigurándose, con cambios en las fuentes de suministro, nuevas políticas energéticas y una demanda que se adapta a un escenario más complejo, pero también más dinámico.
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Esteban MoscarielloBio completa
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