Javier Milei comprendió rápido que una cosa es lo que se quiere hacer y otra es lo que se puede hacer. No le tembló el pulso a la hora de recortar gastos, cerrar organismos públicos, pelearse con la oposición o encolumnarse con Israel y Estados Unidos. También, producto de varias de sus medidas, logró bajar la inflación. Sin embargo, a pesar de considerar que los impuestos “son un robo”, no puede bajar las retenciones, menos eliminarlas.
Este martes, en la reunión que tuvo Milei con la Mesa de Enlace, a días del comienzo de La Rural de Palermo, la exposición que concentra al agro y la ganadería en plena Ciudad de Buenos Aires, volvió a prometer que bajará las retenciones ni bien pueda.
En el campo se quedaron con un sabor agridulce. Primero porque el Presidente confirmó que por ahora todo seguirá igual. Es decir, el agro va a seguir tributando un impuesto que consideran injusto. Hay más: hoy no ayudan ni el tipo de cambio ni el precio de las commodities, por ende, una buena parte del sector está en crisis. El Gobierno lo sabe y lo entiende, pero Milei, el mismo presidente que “odia” los impuestos, los tiene que seguir cobrando. Una cosa es lo que se quiere hacer y otra, lo que se puede hacer.
El Gobierno sí pudo con otros impuestos. Un trabajo del estudio contable Lisicki, Litvin & Abelovich informó de cambios en diez grandes estructuras tributarias: la eliminación del impuesto PAIS, la baja temporal de exportaciones, los cambios en el Monotributo y Bienes Personales, la reducción de la carga impositiva para autónomos, la eliminación de impuestos internos para la compra de autos, entre otros.
En el denominado “Paquete Fiscal” el Gobierno impulsó cambios en el Monotributo y una suba considerable en el Mínimo no Imponible para Bienes Personales y Ganancias.
También eliminó los impuestos internos para los autos de entre $ 41 millones y $ 75 millones (que pagaban una alícuota del 20%) y redujo del 35% al 18% la alícuota para los autos de más de $ 75 millones. Se redujo el derecho de importación para automóviles eléctricos e híbridos cuyo precio sea inferior a los US$ 16 mil. Este beneficio tiene un cupo de 50.000 unidades por año.
Javier y Karina Milei, con los referentes de la Mesa de Enlace del campo.
En mayo pasado, el Casa Rosada el vocero presidencial, Manuel Adorni, anunció ladel 19% al 9,5% en los impuestos internos a los celulares, televisores y aires acondicionados importados, y la eliminación de ese tributo para los producidos en Tierra del Fuego (que antes pagaban un 9,5%). Una rebaja del 35% al 20% en los aranceles a la importación de las consolas de videojuegos. La eliminación del impuesto a la transferencia de inmuebles de personas físicas y sucesiones indivisas (ITI) y la eliminación de aranceles para los primeros US$ 400 de compras de productos en el exterior vía courier.
Es cierto que se bajaron impuestos, pero también es cierto que para bajar o eliminar las retenciones que pide el campo, la situación es más compleja. Son millones de dólares que aporta el sector a un país en crisis. Una cosa es bajar el gasto y otra muy distinta es eliminar al Estado.