Misiones
La Amistad. Potente antiestrés y puente de aprendizaje
Del millón de amigos de Roberto Carlos al poema sobre el vacío que deja la pérdida de una amistad de Alberto Cortez, muchas obras de arte están dedicadas a este especial vínculo que en nuestro país tiene ganada su efeméride cada 20 de julio.
Historias épicas de amigos dan la trama a canciones, libros y al cine y este sentimiento fraterno también es del interés de las ciencias y se cuela en el marketing, horóscopos, bots y otros hashtags.
Hoy, Día del Amigo, habrá los que quieren reunirse como sea a festejar y otros que prefieren hacer caso omiso de los calendarios oficiales y dejar encuentros para otra ocasión sin tanta prensa.
Como sea, la fecha propone un espacio para pensar sobre la amistad, su sentido vital en un mundo hiperconectado a internet, y sus beneficios para el bienestar integral de las personas en todas las etapas de la vida.
Con este objetivo, El Territorio, dialogó con la psicóloga Cintia Felis, que profundizó acerca de la importancia de la amistad, el impacto de la tecnología, la soledad en las infancias y la necesidad de fomentar vínculos auténticos. De esta manera, aportó una mirada reflexiva acerca del rol emocional, social y psicológico de la amistad hoy.
«Siempre se habló de la importancia de la amistad. Una de las características de los seres humanos es que somos seres sociales, y cuando hablamos de la amistad, hablamos del proceso de crecer acompañados. Y en ese recorrido de crecer desde muy temprano adquirimos y desarrollamos habilidades sociales que nos sirven y nos van a servir para la vida», esbozó.
La especialista en salud mental, que se desempeña tanto en el ámbito público como en el privado, destacó que tener amigos aporta múltiples beneficios, ayuda a ser felices, a generar buenos recuerdos, a transitar procesos, a dar y recibir afecto y apoyo…
«Tener amigos reduce el estrés, mejora el estado de ánimo, aumenta la autoestima y desarrolla habilidades sociales como la empatía y la comunicación. ¡Es muchísimo! Es súper importante poder tener buenas amistades y cultivarlas», definió.
En este punto se refirió a las distintas amistades que podemos tener y sostener, como las que comienzan en la escuela, los grupos de WhatsApp, amigos siempre listos para salir a divertirse, amigos de toda la vida, amigos confidentes, amigos que pasan por nuestra vida en un momento pero nos dejan una huella y amigos que son la familia que elegimos. «Hay un montón de formas de amistad, pero en la base de una amistad (ya sea duradera o que por cosas de la vida no se pueda sostener) es la confianza, la sinceridad, el diálogo abierto. Con un amigo nos tenemos que sentir en confianza y tenemos que poder decir y escuchar al otro».
“Esa es la riqueza de la amistad, poder ser tal y como somos”, resaltó.
Pantallas, cambios y desafíos
Como todo, la amistad o el modo en que vivimos y entendemos la amistad fue cambiando a través del tiempo, y estas transformaciones vinculares se aceleran en una época mediada por la tecnología.
La posibilidad de conocer a personas de todo el mundo en redes sociales y de mantenernos en contacto con nuestros afectos por la virtualidad es algo sumamente bienvenido. Sin embargo, esta hiperconectividad tiene otras caras menos positivas que ya se están manifestando en los consultorios, advirtió Felis.
“Hoy los niños no viven la amistad como vivíamos las infancias de generaciones anteriores”, postuló. Y convino que si bien hay cambios que son generacionales, la irrupción de la tecnología con muchas horas en pantallas, la rutina cargada de responsabilidades escolares y laborales y el crecimiento de las ciudades con su movimiento y la inseguridad son factores que nos atraviesan en el presente y tienen su repercusión en la forma en la que nos relacionamos, sobre todo en los niños, que comienzan a experimentar su etapa de socialización más allá de la familia.
«Hoy se fue un poco perdiendo este ejercicio de hacer amistades, incluso nosotros (profesionales) niños vemos que no tienen habilidades sociales. ¿Por qué? Porque se reemplazaron tal vez por la tecnología. Y, entonces, en la atención en consultorios empezamos a generar esas habilidades sociales como hablar, jugar, compartir».
A lo que añadió: “Todas esas cosas que nos da socializar con un otro, están hoy de alguna manera satisfechas o reemplazadas por quizás un aparato tecnológico, pero se está desarrollando un conflicto”, ya consecuencia de ello, “vemos chicos que no saben cómo pedirle a otro que juegue con ellos y no porque no quieran, sino porque no tienen la herramienta para hacerlo”.
Su preocupación es que si esto persiste y no se aborda, “estos niños pueden llegar a la adolescencia ya la adultez con esta falta de habilidades sociales, que genera sufrimiento, aislamiento y una mayor dificultad para establecer vínculos, encontrar pertenencia y adaptarse a distintos escenarios”.
Espacios de encuentro
En tono esperanzador resaltó el auge de los espacios de encuentro por grupos con intereses afines, por ejemplo talleres para niños, adolescentes, los clubes para la tercera edad, el deporte, el arte, como vehículos para acceder a estas redes de comunidad donde todos podemos sentirnos contenidos y valiosos.
“Hace algunos años salir a la vereda, ir a la escuela, inglés oa catequesis bastaba para encontrar un amigo, siempre había alguien para jugar”, consignó y comparó: “Hoy los adultos debemos propiciar que los chicos puedan encontrarse en espacios seguros. Como adultos tenemos esta responsabilidad de ofrecer a los chicos estos lugares y momentos de encuentro, yo recomiendo no faltar a los cumpleañitos, los actos escolares, encontrar algún taller, lo que se pueda, porque sabemos que no es sencillo”.
Por último, se enfatizó en el sentimiento de felicidad y de bienestar que nos regala una buena amistad. “Por mi trabajo también estuve en un club de abuelos, donde se dan actividades deportivas y recreativas para las personas de la tercera edad, y ver cómo se divierten, la energía que transmite, el sentimiento de comunidad, verdaderamente es una muestra de lo bien que nos hace la amistad y de que podemos hacer amigos en todas las etapas de la vida”.
“El mejor ansiolítico natural”
La psicóloga Melisa Chávez también invitó a poner en valor la amistad y dio algunas pautas para evaluar y evaluarnos en nuestros vínculos de amistad.
La profesional estuvo invitada al segmento semanal Abro Debate en la mañana de Radioactiva 100.7 y allí dio su mirada sobre una consigna viral en internet en estos días: “La amistad es el mejor ansiolítico natural”.
“La idea que tenemos combinadas del ansiolítico está asociada a la medicación que se usa para calmar la ansiedad, en cuadros de trastornos de ansiedad o personas con alto grado de ansiedad, para estabilizar estos estados con mucha urgencia, cuando el corazón se acelera, la cabeza no para”, comenzó diciendo y luego amplió: “Pero no solamente podemos aliviar la acción a través de las pastillas, que a veces son muy necesarias; hay o hábitos que de forma natural nos permiten bajar un cambio y esto de reír con amigos es lo que nos permite generar este ansiolítico natural”.
“Reír con alguien con quien nos sentimos cómodos porque consideramos que es un amigo nos permite generar esta liviandad emocional donde el cuerpo también empieza a sentirlo”, refirió y científicamente explicó: “Se activan neurotransmisores como la dopamina y la endorfina y generan este placer y bienestar y al mismo tiempo va a bajar el nivel de cortisol que es la hormona del estrés”.
Todo esto nos sucede internamente cuando por fuera nos reímos hasta llorar o hablamos de todo un poco con amigos, “nos permite salir de nuestra cabeza, de la situación complicada en la que quizás estamos, así nos estamos regulando emocionalmente, es como que el propio sistema nervioso suelto un suspiro y nos permite ingresar aire y generarnos calma”, sostuvo.
Receta para una buena amistad
La psicóloga Melisa Chávez contó cuáles son los indicadores indispensables de una amistad saludable. Respeto: aceptar las diferencias y no juzgar Reciprocidad: Una ida y vuelta sana, que no se sienta como si solo una parte sostiene la amistad.
Empatía: El otro no necesita entender todo lo que me pasa, pero elige estar y me hace sentir acompañado y contenido.
Autenticidad: Que en esa amistad pueda desenvolverme como yo soy sin tener que disfrazarme, como ser gracioso todo el tiempo, estar bien, estar dando siempre. “Si esa amistad me hace sostener un rol que se me hace pesado no me está haciendo bien”.
Presencia emocional: Sentir que la otra persona está. “Desde la psicología consideramos que las amistades que nos sostienen deben tener estos elementos y hoy es un lindo día para pensar qué indicadores podemos mejorar en una amistad y también si nosotros cumplimos con esos indicadores para otros”, concluyó Chávez.
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