El huracán Ian pasó con fuerza en septiembre de 2022 por Florida, donde dejó miles de edificaciones destruidas y casi 150 de muertos. En ese contexto, la casa del matrimonio Siller perdió parte del techo. Aunque intentaron vivir durante un tiempo con ese problema estructural, su hija decidió sacar un crédito hipotecario para comprarles una nueva vivienda. Sin embargo, se vio obligada un año después a vender la propiedad. “Nunca olvidaremos la generosidad”, reconocieron sus padres.
Un huracán destruyó su casa en Florida y su hija se hipotecó para comprarles otra
El matrimonio Siller perdió la mitad de su casa móvil el 28 de septiembre de 2022, cuando el huracán Ian, de categoría 4, alcanzó el suroeste de Florida con vientos de más de 240 kilómetros por hora. “Observamos cómo ese monstruo se llevaba una gran parte de nuestro espacio vital”, contó Theresa Siller en diálogo con Business Insider.
Así fue que vivieron en la casa destruida durante cinco meses, luego de la catástrofe. La mitad del techo había colapsado en el espacio que habían designado como oficina. “Afortunadamente, nuestra cama estaba bajo un trozo de techo intacto, así que podíamos dormir secos. Sin embargo, cada vez que llovía el suelo se transformaba en un charco y necesitábamos botas para caminar”, recordó la mujer.
Al ver la precaria situación de vida que afrontaban sus padres, Caroline, modelo de pasarela y propietaria de un estudio de yoga en California, decidió pedir una hipoteca y comprarles una casa nueva.
Los Siller eligieron vivir en Jacksonville, seis horas más al noroeste de donde se encontraban, y compraron una vivienda de 325 mil dólares que apodaron “El Palacio” por lo espaciosa que era. “Estaba en un hermoso vecindario con piscina comunitaria, sala de pesas y senderos para bicicletas”, comentó Theresa.
El matrimonio se mudó a comienzos del 2023, después de vender su casa móvil. Sin embargo, luego de nueve meses, el gato la Caroline enfermó y tuvo que pagar invertir mucho dinero en el veterinario, lo que la puso en un aprieto económico.
“Me di cuenta de que no iba a poder permitírselo, además de pagar la hipoteca de la casa que nos había comprado y el alquiler de su apartamento en Santa Mónica“, explicó Theresa, que se percató de que le hipoteca iba a ser difícil de afrontar para su hija.
La decisión de suspender la hipoteca y renunciar al sueño de la casa nueva
Los Siller intentaron contribuir con sus ahorros al pago del préstamo, pero solo podían aportar US$500 al mes de una hipoteca de más de US$2000. “Fue una gran luchadora al darnos este increíble regalo, pero la estaba afectando mucho”, señaló Theresa sobre su hija Caroline.
Al principio, la pareja se ofreció a vender la casa, pero su hija no lo aceptó. Sin ánimos de rendirse, Caroline convirtió la propiedad en un Airbnb, con el objetivo de producir ingresos más altos que las cuotas que debían abonar para finalmente saldar la hipoteca.
Mientras tanto, los padres pidieron una propia hipoteca para comprar una nueva casa móvil. Así fue que solo 14 meses después de la mudanza a Jacksonville, regresaron al suroeste de Florida.
A pesar de su estrategia de alquileres temporales, Caroline no logró cubrir el crédito hipotecario con el dinero de Airbnb y tuvo que vender la propiedad. “Estaba contenta de haberlo intentado”, añadió su madre.
“Es una pena que estas hipotecas sean tan asesinas estos días. Se siente como si los jóvenes compradores son como los kayakistas tratando de remar hasta una cascada”, graficó Theresa Siller sobre los desafíos. Por último, concluyó: “A pesar del resultado, nunca olvidaremos la generosidad de nuestra hija”.